Polémicas intervenciones en centros históricos

Polémicas intervenciones en centros históricos

Se está destrozando el patrimonio histórico de Popayán (Cauca)

Por: Leandro Felipe Solarte Nates
julio 30, 2015
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Polémicas intervenciones en centros históricos
Foto: tomada de internet

En reciente conferencia programada por la Oficina de Planeación Municipal de Popayán, previa a la elaboración del nuevo Plan de Ordenamiento Territorial que reemplace al vigente desde el 2003, el experto en diseño de políticas públicas urbanas, Fernando Carrión, exconcejal de Quito, destacó que en la actualidad a los centros históricos se los mira no como museos detenidos en el tiempo, sino como sujetos a transformaciones dinámicas para concentrar, en horas del día, servicios estatales, administrativos, económicos; pero también residenciales, culturales y recreativos, para que de noche no queden muertos; y pueden ser objetos de intervenciones y remodelaciones bien planificadas, buscando rescatar sectores pauperizados, y obrando de acuerdo a normas vigentes.

Tal como sucede en La Habana vieja, a la que con la reapertura de la embajada de los Estados Unidos y construcción del nuevo puerto de Mariel sus muelles y viejas edificaciones las están preparando para recibir avalanchas de turistas gringos y europeos que arribarán en grandes cruceros, según constató Fernando Carrión en reciente visita a Cuba; o como hicieron en Medellín hace años con la recuperación del sector de Guayaquil, o cuando intentaron recuperar el centro de Bogotá con el desalojo de ‘el cartucho’ para construir un parque y en la actualidad remodelan edificaciones y construyen nuevas para vivienda, oficinas y comercio; o como iniciaron en el céntrico sector deprimido de El Calvario, en Cali, convertido en atracadero público, olla de narcotraficantes, nido de prostitución y de reducidores.

Popayán sufrió sucesivas transformaciones desde que Sebastián de Belalcázar y los conquistadores reemplazaron chozas y ‘malocas’ de los Pubenzas y trazaron planos al estilo tablero de ajedrez alrededor de la plaza central donde se concentraban los centros de poder político, religioso y el comercio, usando patrones de arquitectura española de la época. Si bien el terremoto de marzo de 1983, destruyó gran parte de casonas originales edificadas después del terremoto de finales del siglo XVIII, estas y las vías y espacios públicos fueron reconstruidas respetando sus fachadas y en lo posible planos originales, pero usando materiales, redes de servicios y equipamientos modernos, debidamente camufladas en ductos subterráneos y al interior de las paredes, para facilitar el funcionamiento de numerosas entidades públicas, financieras, comerciales, educativas, residenciales y de otros servicios ubicados en el centro histórico.

Atropellos contra edificaciones ubicadas en centros de ciudades declaradas como patrimonio histórico y arquitectónico de un país y la humanidad, han sido frecuentes desde que predominó una visión ‘modernista del progreso’, sobrevalorando lo nuevo en detrimento de lo antiguo y no existieron leyes para delimitarlos y preservarlos, o, si fueron aprobadas, las autoridades nacionales y municipales, no las aplicaron. Este fenómeno es demoledor en la mayoría de municipios ubicados en dinámicos polos de desarrollo, donde son laxas o no aplican las normas de protección del patrimonio arquitectónico de los centros, tal como el Cauca sucede en Santander de Quilichao, donde existiendo suficiente terreno para construir nuevos polos de desarrollo comerciales, demuelen antiguas construcciones sin garantizar la preservación o remodelación organizada de las más representativas arquitectónica e históricamente, a diferencia de lo que estimulado en poblaciones de Boyacá y Santander, donde la arquitectura de los pueblos y preservación de recursos naturales se conservan como incentivo para el turismo.

En el caso de Popayán, la tendencia a construir edificios de varios pisos se desplazó adonde no tienen mayores restricciones; pero la conservación de la arquitectura y entorno natural del centro histórico es fundamental por razones culturales, históricas y socio-económicas, considerando que la ciudad no es atractiva para la gran industria, a pesar de que después de los terremotos de 1983 y Paez, en 1995, el Gobierno Nacional expidió leyes con ventajas tributarias para fábricas que se construyeran en el Parque Industrial. En estas circunstancias el turismo dependiente de la arquitectura e historia y eventos como la Semana Santa, el Festival Gastronómico, Convenciones de empresas, eventos culturales y deportivos, ferias, exposiciones, servicios comerciales, financieros, administrativos, de salud y educación son sus principales fuertes.

El haber reconstruido la ciudad con materiales modernos y cambios en los planos originales, fue una de las principales razones, que argumentó la Unesco para no declarar a Popayán como ciudad Patrimonio Histórico y Arquitectónico de la Humanidad, cuando el entonces alcalde Sebastián Silva, viajó a Paris, a finales del siglo XX, a sustentar la propuesta. Pero el centro de la ciudad si está regido por leyes que lo declararon como Patrimonio Histórico y Arquitectónico del país. Desde entonces y especialmente después que las Oficinas municipales de Planeación perdieron autoridad para autorizar construcción y modificación de edificaciones, cediéndosela a las curadurías urbanas, los cambios de fin de semana y ‘a la brava’ en fachadas e interiores de casonas del centro histórico se ha incrementado a pesar de que las autoridades municipales han intentado preservarlas de alteraciones marcadas que rompan con su armonía arquitectónica.

Sin duda las Oficinas de Planeación Municipal perdieron importancia en el diseño y control de políticas urbanísticas locales, con el nuevo Ordenamiento Territorial Municipal, reglamentado después de la Constitución del 91. Desde entonces las Curadurías Urbanas, convertidas en fortín político y fuente de ingresos para los ‘premiados’, asumieron gran parte de funciones relacionadas con la autorización a nuevas construcciones y modificación y vigilancia a las existentes, sin que hagan respetar las normas, en este caso, relacionadas con preservación de centros históricos. A raíz de las obras de cambio descoordinado de redes de servicios públicos, pavimentación de vías arterias para la circulación de los vehículos de transporte público para poner en marcha el Plan de Movilidad, construcción de nuevos andenes y otras obras, salieron a la luz numerosas limitaciones del actual POT.

Para intentar diseñar el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial, la saliente administración municipal y Oficina de Planeación, han programado conferencias y talleres con destacados profesionales y funcionarios ligados al desarrollo urbanístico de diferentes ciudades para conocer procesos y experiencias.

El reciente escándalo suscitado por la clandestina transformación de la casona del monseñor Arce, diagonal a la Torre del Reloj y la millonaria sanción contra el nuevo propietario por no respetar las leyes vigentes, es el rebose de la copa, de sucesivos atropellos que impunemente y por años han cometido contra las normas de construcción, modificación y remodelación de edificaciones del centro histórico que no pueden romper con la uniformidad que lo caracteriza y si van a ser rediseñadas en su interior, estos cambios deberán ser consultados ante Planeación Municipal, las Curadurías y veedurías.

En Popayán, con las polémicas desatadas alrededor de la remodelación subrepticia y ‘a la brava’ en casona de la carrera Séptima y la construcción de la fachada en el nuevo edificio destinado a la Facultad de Humanidades de Unicauca, el nuevo POT, que está en etapa previa de formulación, será fundamental para que lo aplique el nuevo alcalde o alcaldesa a elegir en octubre, ordenando el plan de manejo, remodelaciones y construcciones en el centro histórico.

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