Polarización y virus ideológicos en la era de las redes, los algoritmos y la falsa democracia comunicativa

Polarización y virus ideológicos en la era de las redes, los algoritmos y la falsa democracia comunicativa

Contenidos vulgares, ligeros y sin reflexión definen la comunicación actual. Roland Barthes y Byung-Chul Han aportan pistas de un paradigma complejo. Ensayo

Por: Jorge Eric Palacino Zamora
septiembre 17, 2020
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Polarización y virus ideológicos en la era de las redes, los algoritmos y la falsa democracia comunicativa
Foto: Pikist

Transcurridos ya casi veinte años de la presente centuria, un periodo marcado por la consolidación de nuevas formas de comunicación, determinadas por usos de tecnologías que irrumpieron en las últimas décadas del siglo veinte, con fuerza transformadora, se advierte como un tiempo prudencial para abordar una pregunta de fondo a saber cuál es el lugar de la ideología técnica en la comunicación política del siglo XXI.

El asunto de vital importancia para quienes abordan el ejercicio de la comunicación como disciplina clave en los asuntos políticos, si se toma en consideración que la técnica o tecnología, conceptos que si bien tienen diferencias como veremos a continuación, afectaron nuestra realidad como sociedad. El componente político es a todas luces uno de los aspectos más intervenido o condicionado por el desarrollo de las denominadas tecnologías de la comunicación.

En primer lugar, abordaremos algunos de los planteamientos que desde el contexto histórico nos permitirán establecer una base teórica de la complementariedad entre política y comunicación, teniendo siempre en el radar la variable del crecimiento técnico como fuente de la estructuración de una ideología política.

“De entrada es pertinente indicar que fue el teórico Wolton quien acuñó la expresión ideología técnica como marco de referencia para la discusión de los temas asociados al papel de la tecnología y sus implicaciones en el desarrollo de la vida en sociedad” (1).

El documento Los impactos de la ideología técnica y la cultura algorítmica en la sociedad una aproximación crítica de Diego García Ramírez y Dune Valle Jiménez nos da luces del carácter dialéctico que tiene el abordaje del papel que ha tenido la ideología técnica en la comunicación política con planteamientos a favor y en contra.

Estas voces autorizadas de estudiosos de la comunicación y la política, nos aportan luces de cómo algunas miradas reduccionistas podrían estar afectando el propio alcance del quehacer comunicativo en el contexto de la política, cuando se da prevalencia a los elementos técnicos y al flujo constante de información como aspectos rectores.

“La discusión propuesta intentará distanciarse de posiciones tecnófilas y tecnófobas en las que usualmente se encasillan las reflexiones sobre tecnología internet y sociedad” (2).

Desde estos primeros acercamientos al tema García y Valle vislumbran su intento por analizar el tema lejos de apasionamientos y posiciones que no aceptan un escenario de conciliación o encuentro entre defensores de la tecnología como fundamento de la comunicación y quienes ven en el desmedido protagonismo dado al soporte o medio técnico un aspecto que deforma a la comunicación misma.

Una frase de Heidegger recogida en la página 16 por García y Valle sintetiza el enfoque de su análisis. “Las instalaciones, aparatos y máquinas del mundo técnico son hoy indispensables, para unos en mayor y para otros en menor medida. Sería necio arremeter ciegamente contra el mundo técnico. Sería miope querer condenar el mundo técnico como obra del diablo”.

Es el mismo Martin Heidegger (2002) es referido por García y Valle para apuntalar un primer planteamiento en torno a los excesos que puede estar afectando la comunicación, en nuestro caso, la que se desenvuelve en el ámbito de la política. “Martín Heidegger advertía en 1955 en su conferencia Gelassenheit que ‘el hombre se encuentra en una situación peligrosa (…) en cuanto que la revolución de la técnica que se avecina (…) pudiera fascinar al hombre, hechizarlo, deslumbrarlo y cegarlo de tal modo que en un día el pensar calculador pudiera llegar a ser el único válido y o practicado’” (Ramírez & Jiménez, p. 17).

Ya desde mediados desde el siglo XX Heidegger avizoraba unos de los factores condicionantes de la comunicación actual y es que es evidente como la innovación tecnológica estaría llevando a niveles inadvertidos una dominancia de la técnica por encima de los contenidos y más aún de fundamentos de la comunicación entendiendo que es la interacción humana, con un criterio democrático y de beneficio colectivo, uno de sus horizontes.

Estamos inmersos en una dinámica de volátil flujo de informaciones, circunstancia que no garantiza que se trate de comunicación. En el terreno de lo político, antes que espacios de diálogo ha surgido el término de la polarización. Los autores que nos han permitido referenciar estos primeros puntos de análisis lo plantean con lucidez. “Con el surgimiento de esta nueva sociedad todos estaríamos multiconectados, habría mayor comunicación y por ende mayor fraternidad tolerancia y diálogo” (Ramírez & Jiménez,2020, p. 21).

La anterior premisa se fue diluyendo como una promesa incumplida de internet, según lo prevén los propios autores y más bien tuvo un carácter “ilusorio o utópico” para reivindicar las palabras usadas en el texto que da cuenta de una realidad verificable con tan solo ingresar a cualquier foro de twitter o alguna de las denominadas tendencias que a diario pululan nuestros ordenadores y teléfonos inteligentes.

Un nuevo actor que entra en estas formas de la comunicación y plataformas al servicio de la información que no va precisamente en consonancia con su publicitada democratización de la comunicación. “En el caso de Facebook, sus algoritmos usan más de 100.000 factores que determinan lo que vemos en nuestros muros (…), en el momento en que le doy enviar (…) pertenece a Facebook y el algoritmo de la red social decidirá cómo usarla, calculando las probabilidades que tiene de ser atractiva para cada uno de mis amigos” (Ramírez & Jiménez, 2020, p. 21).

Las anteriores reflexiones en cuanto lo que publicamos y elegimos es utilizado para volverlo datos que luego son usados para imponer modelos de consumo no solo de productos de comercio, sino ideologías incluso políticas, deja ser una prevención propia de teorías conspirativas para tener respaldo en autores de la valía de O’Neil: Su planteamiento valida como los usuarios de las redes se van segmentado y quedan a disposición de un complejo esquema de influencia y modelación de comportamiento, por supuesto aplicable a la esfera de lo político pues nos vamos organizando en torno a ideas y preferencias en un sistema que está lejos de ser un ejercicio autónomo y más bien advierte la imposición por parte de terceros interesados; poderes económicos y comerciales que aprovechan esa supuesta democracia de las redes sociales. “Es Facebook y su modelación algorítmica la que decide quien ve lo que publico” (Ramírez & Jiménez,2020, p. 22).

Hemos revisado como altos flujos de información , acceso vía redes y una presunta autonomía para publicar no se integran plenamente como agentes de democratización de la comunicación en el ámbito político, ahora demos una mirada al tipo de contenidos que se han tomado el universo de las comunicaciones, en tiempos de redes y plataformas sociales, una mirada en la que el texto de Byung-Chul Han La sociedad de la transparencia resulta tan revelador como contundente en la respuesta a situaciones actuales.

“El lenguaje transparente es una lengua formal, puramente maquinal, operacional, que carece de toda ambivalencia” (cita 3, Chul Han, 2013, p.13). Esta premisa nos orienta hacia ese compendio donde la información es concebida como algo puro “transparente” modelado desde una lógica de uniformidad que es palpable en los contenidos que discurren por las redes sociales sobre los cuáles pesa igualmente la condición de un exceso en lo que se presenta (sobreexposición).

 A partir de estos postulados del filósofo y ensayista surcoreano, se podría inferir que las personas van pasando una frontera donde “cuentan todo” de sí, hasta de sus asuntos íntimos, pero no de manera auténtica sino en el lenguaje y estética que busca la aceptación. Esta ponderación de una proyección de la imagen que no es auténtica puesto que está encaminada a la aceptación de los demás, a la acumulación de “Me gusta”.

A propósito de autenticidad y para contextualizar Byung Chul Han indica “Sin duda, el alma humana necesita esferas en las que pueda estar en sí misma sin la mirada del otro”. (Chul Han, 2013, p. 14). Este precepto ilustra cómo la presencia de los usuarios en las redes, dista de esa autenticidad ya que pretenden siempre una aceptación. De esta manera al publicar en esta escena de lo digital, se aceptan unos códigos de estética que responde a los imperativos de uniformidad, verificable en la igualdad de contenidos, mensajes, imágenes.

Estas consideraciones de la sobreexposición del sujeto asociado a la “comunicación actual”, es presentado quizá con caracteres dramáticos en el capítulo titulado la Sociedad porno. “Pues lo bello no es ni la envoltura ni el objeto encubierto, sino el objeto en su velo. Es velado se mostraría infinitamente insignificante” (cita 4, Chul Han, 2013, p. 45).

En virtud de lo anterior, la constante cascada de contenidos que se hacen los usuarios de sí mismos en situaciones que debieran ser para su disfrute íntimo como una cena, al ser expuestas nos pueden estar llevando a la pérdida de esa condición auténtica para ser una apariencia y una postura que busca ser popular, con una connotación pública. Además de ser frecuentes, constantes resultan muy similares.

El autor menciona el Punctum y el Estadium como aspectos que se contraponen siendo el primero la condición de encanto, misterio y belleza en tanto el segundo está subordinado a lo efímero “transparente” con una acertada alusión a Barthes.

“La transparencia carece de música. Además, advierte Barthes, la fotografía debe ‘ser silenciosa’. Solo en el ‘esfuerzo por el silencio’ la fotografía revela su Punctum. Es un lugar de silencio, que hace posible un demorar contemplativo. Por el contrario, no nos demoramos ante las imágenes pornográficas. Estas son estridentes, fuertes, porque están expuestas. Les falta también la amplitud temporal. No admiten ningún recuerdo. Sirven solamente a la excitación y satisfacción inmediata” (cita 5, Chul Han, 2013, p.53). Es necesario aclarar en este punto que la interpretación pornográfica a la que se alude no es la definición común de corte sexual pues tiene una aplicabilidad referida a lo explícito, plano, transparente y poco trascendente, como característica común de los contenidos expuestos en el marco de una comunicación subyugada por la tecnología y su desbordada presentación de mensajes.

En este flujo de “hipercomunicación” que hoy nos absorbe, difícilmente encontramos lugar para presentarnos con un velo, un claroscuro, un modo de exhibir a medio camino, con claroscuros, con sombras que añaden misterio y harían más auténtica, reales y humanas las formas de comunicación.

En el capítulo de la Sociedad de la aceleración podemos identificar, nuevos elementos que complementan los enunciados de una sociedad de la comunicación que adolece de profundidad en el sentido de interrelaciones humanas auténticas, se pone de presente también como en esa sociedad de la transparencia que no oculta nada y proyecta una desbordada exhibición da lugar a la pérdida de encanto.

Información crisis y política

En una línea paralela de análisis para la hiperinformación, podemos incorporar los elementos contenidos en la lectura surge del texto Sopa de Wuhan, una tipología de información, quizá exceso de contenidos sin contexto, de la que se ha venido hablando desde la aparición de uno de los hechos con más despliegue informativo en lo corrido del presente siglo, y de una dimensión apenas equiparable con las guerras mundiales.

La pandemia derivada del contagio por coronavirus COVID-19, como lo advierte el texto de referencia ha traído efectos en el ámbito de la información. “La propagación continua de la epidemia de coronavirus también ha desencadenado grandes epidemias de virus ideológicos que estaban latentes en nuestras sociedades: noticias falsas, teorías de conspiración paranoicas, explosiones de racismo” (Žižek,2020, p. 21).

Este texto se ajusta a la pretensión de descifrar la ideología técnica al relacionar un concepto bien interesante a saber “virus ideológicos” como instancia vinculante de algunas formas de información que en el pasado reciente se interpretan como deformaciones de la verdad; noticias falsas, teorías de conspiración, posiciones como el racismo que ya se habían vislumbrado en la primera parte del presente ensayo como resultantes de la Sociedad de la aceleración del autor Byung Chul Han.

En contraste, propone el mismo autor en el mismo escrito un tipo de información propositiva, que construye en favor de una comunicación valiosa y veraz. “El primer modelo vago de una coordinación global de este tipo es la Organización Mundial de la Salud, de la cual no obtenemos el galimatías burocrático habitual sino advertencias precisas proclamadas sin pánico. Dichas organizaciones deberían tener más poder ejecutivo” (Žižek, 2020, p. 24).

Es de anotar que este tipo de organizaciones como la OMS, presentan información que, aunque podría enmarcarse dentro de la lógica matemática al basarse en mediciones y modelación, trata sus asuntos desde un esquema prospectivo, es decir de anticipación de escenarios, lo que puede ocurrir para entregar recomendaciones que propenden por el bien común. La OMS en este caso usa los datos, los soportes de la ideología técnica para ayudar a la sociedad en la definición de políticas para la salud, actualmente con criterios de urgencia inédita.

Junto al anterior enfoque ético del uso y difusión de información que resulta valioso en la adopción de políticas sanitarias, se aprecia igualmente en el ambiente informativo tan particular como el asociado a una crisis por pandemia, el ya mencionado en líneas introductorias entorno de polarización inherente a los flujos de información, más bien opinión que corren por las redes sociales. Ai Adbdolu hace la siguiente apreciación que da pistas al respecto.

“Estigmaticemos de pasada, todos aquellos que lanzan, en redes del internet, las fabulas típicamente racistas, respaldadas por imágenes manipuladas según las cuales todo proviene de que los chinos comen murciélagos casi vivos…” (cita 6, Badiou, 2020, p. 71).

 Consideraciones finales

Transitamos tiempos en los que, aunque se habla de ideología técnica desde diferentes prismas, la sociología, el marketing y la política, la fuerza avasallante de la información que a instancias de las nuevas tecnologías está acceso de todo el mundo nos ha hecho consumidores voraces de datos:

“Si buscamos similitudes de los cazadores de alimentos y luego de productos de consumo como se propone en el texto Amazon a la que se refiere como la Tienda más grande del mundo. Podemos decir que internet es la tienda más grande en materia de información, o para ser más precisos de contenidos; veraces, falsos, intencionados, edificantes o nocivos, que están a solo un clic” (14).

En la medida que los ciudadanos accedieron plataformas que les permiten publicar sus propios contenidos, hacer escuchar su voz propia, circunstancia que denota el protagonismo de la ideología técnica en la política, al punto de hablar de un antes y un después, pero es ese mismo paradigma de lo tecnológico el que ha podido imponer sus códigos y parámetros. En resumen, las ideologías y la política se han valido de la tecnología para difundirse y desarrollarse al tiempo que la tecnología permea y afecta las decisiones de lo político.

El populismo ya no hace en plazas sino en medio de las redes. Los foros ya no ocurren en estrados sino en las plataformas y es en este mundo etéreo donde ocurre lo que denominan Camil Ungureanu e Iván Serrano “lógica exacerbación de las emociones políticas”. (Ungureanu & Serrano, 2018, p. 22) (15).

“En las redes sociales y las plataformas que integran la que podemos llamar tecnologías para el debate político suceden cada segundo eventos que llaman al debate y la discusión, al punto que escuchamos como un mandatario o político gobierna desde Twitter o para Twitter, en síntesis para ganar adeptos en últimas el viejos modelos como el mesianismo y el populismo, tan acertadamente explicados por Camil Ungureanu e Iván Serrano, persisten aunque ahora se valen de las tecnologías para consolidarse y perpetuarse”.

Notas-citas de referencia

(1) Cita comentada García Ramírez, Diego y Dune Valle Jiménez. 2020. Los impactos de la ideología técnica y la cultura algorítmica en la sociedad: una aproximación crítica. Revista de Estudios Sociales 71: 15-27.

(2) García Ramírez, Diego y Dune Valle Jiménez. 2020. Los impactos de la ideología técnica y la cultura algorítmica en la sociedad: una aproximación crítica. Revista de Estudios Sociales 71: 15-27.

(3) Byung Chul Han. La sociedad de la transparencia, página 13.

(4) Schriften, tomo 1.1, Frankfurt del Meno, 1974 (trad. cast. Las afinidades electivas de Goethe, Madrid, Abada, 2008), p. 195., citado por Byung Chul Han La sociedad de la transparencia página 44

(5) Cita comentada R. Barthes, La cámara lúcida, op. cit., p. 66, citado por Byung Chul Han en La sociedad de la transparencia, página 53.

(6) Sopa de Wuhan. Pensamiento Contemporáneo en tiempos de pandemia. Sobre la situación epidémica, Alain Badiou. Pág 71

 Referencias Bibliográficas:

García, D., & Valle, D. (2020). Los impactos de la ideología técnica y la cultura algorítmica en la sociedad: una aproximación crítica. Revista de Estudios Sociales.

Byung-Chul Han, B. (2012). La sociedad de la transparencia [Ebook] (1st ed.).

Herder. Recuperado de Giorgio Agamben, A., Slavoj, Ž., Nancy, J., Berardi, F., López, S., & Butler, J. et al.

(2020). Sopa de Wuhan [Ebook] (1st ed.). ASPO (Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio).

Ungureanu, C., & Serrano, I. (2018). El populismo Como relato y la crisis de la democracia representativa [Ebook]. Recuperado de

Galloway, S. (2018) Four: El ADN secreto de Amazon, Apple, Facebook y Google.

*Agradecimiento especial a la comunicadora Tatiana Melo por su labor en el acopio y análisis de las fuentes documentales.

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