Petro es el hombre

Petro es el hombre

Por: Jorge Luis Hoyos Arbeláez
diciembre 20, 2013
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Ha sido tan fiera la persecución política contra Petro que ha despertado una gran solidaridad nacional e internacional y ha logrado concitar muchas esperanzas como el hombre que necesita el país para lograr una Colombia Humana, pacífica como lo ha demostrado, participativa como lo ha hecho, contra el clientelismo y la corrupción que son dos de sus baluartes y, de manera especial y sobresaliente, por su énfasis ambiental al darle prioridad a la amenaza del cambio climático como uno de los ejes de su gobierno.

Los argumentos jurídicos esgrimidos por el procurador Ordóñez al sancionarlo con la destitución y muerte política son una afrenta a la dignidad humana y a la democracia, en un hecho monstruoso que no tiene antecedentes en ninguna parte del mundo. La pérdida de la ciudadanía por 15 años como sanción disciplinaria porque no recogió la basura que le dejaron sus enemigos, tal como se ha denunciado, es una medida de tal torpeza constitucional y legal que es el mejor argumento que juega en favor del Alcalde Petro, no solo en su defensa jurídica sino en su reconocida y creciente proyección política.

Se le fue la mano a Ordóñez, quien obró motivado por argumentos más allá de su papel de juez disciplinario. Porque la sanción no es contra el señor Alcalde Petro. No. Es contra el líder político en quienes ellos ven una amenaza. Porque no se trata de sancionar a un alcalde. Se trata es de eliminar de la democracia a un ciudadano que profesa ideas distintas a ellos y eso no es conveniente. No les bastó con sacar a Petro de la Alcaldía. No. Lo que necesitan es eliminarlo políticamente. Y eso no lo lograron.

No lo lograron porque el pueblo ya lo advirtió y adivinó la trampa. Una trampa en la cual todos se confabularon en el establecimiento. Por eso no tienen toda la razón quienes señalan solo al ex presidente Uribe como el responsable. Aquí nadie elevó la voz en defensa de Petro. Que “Hay que respetar la legalidad y las instituciones”, sí, pero cuando actúan dentro de la Constitución y la ley. Y en ninguna parte está consagrada la muerte política como sanción disciplinaria. Solo mediante sentencia penal se puede imputar como pena accesoria la pérdida de ciudadanía, es decir, coartar el libre ejercicio de derechos políticos como elegir y ser elegido.

Duele comprobar que un asunto tan elemental de derechos humanos, como es la pérdida de ciudadanía, tenga que ventilarse en instancias internacionales. La participación es el fundamento de la democracia y su único requisito es el libre ejercicio de la ciudadanía. La inclusión en una democracia empieza con el ejercicio de la ciudadanía, con el derecho y el deber de elegir y el derecho de ser elegido. Nadie está facultado en el mundo para sancionar disciplinariamente con la pérdida de los derechos políticos. Que lo destituyan por mal alcalde, es discutible, pero que Ordóñez le decrete la muerte política no solo es censurable sino punible.

Petro sabe que su única garantía de defensa en un país sesgado a la exclusión y al bipartidismo es el pueblo, los ciudadanos conscientes de esa felonía. Y ya recibió un respaldo multitudinario, tan grande, que sus efectos trascenderán esta decisión cualquiera que sea su desenlace. Con Petro ya estamos notificados que es el enemigo número uno del establecimiento. Y que ellos no permiten que se luche contra la corrupción, ni contra el clientelismo, ni que haya participación ciudadana, ni que se ordene el territorio en armonía con la amenaza del cambio climático, ni que llegue tanta inversión social a sectores populares en detrimento de los intereses privados. (Nada más privado que los dineros públicos).

Y ya va siendo hora de ajustar cuentas con el establecimiento en busca de un gobierno que respete los derechos humanos, defensor de la paz y la democracia, que arroje, como Jesús en el templo, a todos los mercaderes de la política que han envilecido este país, y una clase dirigente que tendrá que convencerse que Colombia necesita un cambio y que tienen que ceder muchos odiosos privilegios porque las mayorías ya no aguantan la enorme injusticia social.

Petro es el hombre del cambio en Colombia.

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