Patricia Llosa, la mujer por la que Mario Vargas le rompió la cara a García Márquez

Patricia Llosa, la mujer por la que Mario Vargas le rompió la cara a García Márquez

Desde los 18 años vive con el escritor. Fue capaz de despertarle unos celos infundados con Gabo, que le valieron una trompada pero sabe que él siempre regresa

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marzo 24, 2023
Patricia Llosa, la mujer por la que Mario Vargas le rompió la cara a García Márquez

Por esa época, 1958  Mario Vargas Llosa, era un muerto de hambre reportero de radio Panamericana. Decidió entonces mandar unos cuentos a un concurso que ganó y el premio fue visitar París. Y allí se quedó. Mandó a traer a su esposa, Julia Urquijo, cuyo matrimonio al escondido habia generado un escándalo en Arequipa porque era además de bastante mayor, la esposa de su tio. . Establecidos en la Ciudad Luz, después de publicar epopeyas como Los jefes o La ciudad y los perros, recibieron la visita en 1963 de Patricia Llosa, su joven prima. Enamorado de la ficción cayó en las redes de la aventura. Dos años después se casaba con ella y dejaba a su tía.

Desde entonces, con 18 años la vida de Patricia ha girado alrededor de Mario. Por eso Álvaro y Morgana, sus hijos, se llenaron de miedo cuando el 10 de junio del 2015, Patricia se enteró, a través de Twitter, que su esposo estaba enamorado de la socialité Isabel Preysler. Llamó a su relacionista público y a través suyo emitió el siguiente comunicado: “Hace apenas una semana estuvimos en Nueva York celebrando nuestros 50 años de casados. Rogamos que respeten nuestra privacidad”. Y sin embargo era verdad. Otra vez su esposo la dejaba en la estacada.

Fueron sus amigas las que la ayudaron a salir de un pozo depresivo que amenazó con destruirla bien entrada en sus 70 años. Una de ellas fue Rosario Chocoano, quien la conoce desde los siete años, edad en la que llegó desde Piura hasta el encopetado colegio Sagrado Corazón Sophianum de Lima. Ella pudo ver como se refugió en los años oscuros que su esposo le restregó su amor al mundo por Isabel Preysler en su casa en Punta Cana, República Dominicana. Porque para heridas su esposo le había dejado mapas en la piel.

Cuando explotó el escándalo de la separación entre Isabel y Mario, ocurrida en diciembre del 2022, la Preysler afirmó que habían sido, por lo menos, treinta las mujeres con las que el premio Nobel le había sido infiel en cincuenta años de matrimonio. ¨Pero no solo de infidelidades de parte suya sino sus reacciones inconcontroladas de celos. La más sonada de todas desataría el conflicto mayor del Boom Latinoamericano: el puñetazo en el ojo a Gabriel García Márquez.

En junio de 1974 Mario Vargas Llosa abandonó Barcelona, el lugar en donde la editora Carmen Barcells logró la explosión definitiva del Boom. Era vecino de dos de los otros grandes exponentes del movimiento, José Donoso y Gabriel García Márquez. Como uno de los grandes autores de la literatura universal, a sus 40 años, abandonaba la ciudad condal para irse a Lima. Lo hizo en el Barco Rosini. Allí, de la manera más impúdica, dejó a su familia por una dama limeña llamada Susana Diaz Canseco. La humillación fue tan grande que en las tres semanas que duró la travesía por el Atlántico, Vargas Llosa se fue a vivir con ella dejando en la estacada  a Patricia y sus dos niños. La pasión duró poco pero Patricia decidió no dejar lugar a la reconciliación.

En rebeldía Patricia Llosa se devolvió a Barcelona y se hospedó en el El Castell de Sant Boi de Llobregat. Allí buscó a García Márquez para urdir su venganza. Ella, insistente, le pidió al autor de Cien años de soledad a que apareciera por su cuarto. Al final Gabo accedió. Se tomaron cuatro botellas de vino. Patricia se tambaleaba de la borrachera y García Márquez decidió irse sin acceder a sus pedidos. Patricia, con el despecho galopante, le mintió a su esposo y le dijo que había tenido una noche de pasión con Gabo. Incluso le dio detalles como que “había sido un amante exquisito”. En la presentación de una película en México Vargas Llosa se encontró con Gabo y le propinó un puñetazo acompañado de estas palabras: “Esto es por lo que le hiciste a Patricia en Barcelona”. Elena Poniatoswska cuenta que ella misma le trajo un pedazo de carne buscando que se le deshinchara el ojo a Gabo.

Después de siete años de tormentosa relación con Preysler, Mario Vargas Llosa decidió regresaa a los brazos de la única mujer que le ha sabido aguantar los devaneos eternos de un amante del amor, que a los ochenta parece no querer parar. El reencuentro, que le echó tierra al agrio divorcio que habían firmado, fue en el entorno triunfal de la entrada de Vargas Llosa a la Academia de las letras francesas que sellaron con broche de oro en la tierra querida por ambos: Lima. La foto lo dice todo:.

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