Paro nacional, la muestra del necesario desmonte del Esmad

Paro nacional, la muestra del necesario desmonte del Esmad

"En lugar de brindar protección y cuidado, su accionar ha sido distinto: más parecido al de un ejército de bandidos que ataca a la ciudadanía"

Por: Juan David Arias Henao
noviembre 25, 2019
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Paro nacional, la muestra del necesario desmonte del Esmad
Foto: Flickr Policía Nacional de los colombianos - CC BY-SA 2.0

En el actual contexto de paro nacional que vive Colombia, es necesario discutir varios puntos esenciales, entre los que debe tenerse muy presente un debate profundo sobre el desmonte del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad). Esta institución, que fue creada en 1999 con un carácter transitorio, en la actualidad sigue existiendo como un órgano de "control de disturbios".

El Esmad debe promover según su propia reglamentación "el ejercicio de los derechos y libertades públicas". Contrario a ello, su accionar ha implicado un exagerado uso de la fuerza que viola el derecho a la protesta y las libertades civiles. A pesar de que el pasado 21 de noviembre las marchas estuvieron marcadas por el llamado a la alegría y la "no violencia", el Esmad generó acciones de uso excesivo de la fuerza y vandalismo a través de infiltraciones a las marchas con policías vestidos de civil, disparos a quemarropa, golpizas a personas indefensas, violencia contra las mujeres y uso de armas de fuego que han quedado registrados gracias a las redes sociales.

El Esmad es, en este sentido, un agente generador de violencia. Su sola presencia ya implica el miedo y la intimidación para la ciudadanía (no seguridad y protección como se pretende hacer ver). En lugares como Boyacá, donde no hubo presencia del Esmad con la finalidad de evitar tensiones y enfrentamientos, la jornada de movilización se llevó a cabo por cerca de 10 mil manifestantes de manera tranquila y pacífica. El mismo gobernador boyacense Carlos Amaya y el coronel de la policía Germán Jaramillo Wilches, calificaron de manera positiva esta estrategia. Este hecho sin duda puede decir mucho acerca de la necesidad de cuestionar la utilidad del Esmad en la sociedad colombiana.

Las protestas estudiantiles del año pasado y el actual paro nacional, han demostrado que hoy en Colombia hay una apuesta decidida por la manifestación pacífica. Ante esto, se hace necesario evaluar el papel de las autoridades policiales, pero no desde lo que deben ser (institución que debería cuidar la población), sino en función de lo que realmente hacen: un grupo que usa la fuerza para producir terror y víctimas entre la ciudadanía que se moviliza. Los recientes casos de Dylan Cruz, Sergio Henao y Diana Pinzón, se unen a los ya conocidos casos de Nicolás Neira, Oscar Salas, Jhonny Silva y muchos más colombianos que han asesinados y golpeados brutalmente por el Esmad.

En este momento histórico donde las redes sociales han generado una descentralización de la información, ya no es posible ocultar los desmanes, insultos y violencia que producen la policía nacional y el Esmad. En lugar de brindar protección y cuidado, su accionar ha sido distinto: más parecido al de un ejército de bandidos que ataca a la ciudadanía.

Por todo lo anterior, es evidente que un verdadero "diálogo nacional" como el que propone Duque debe implicar una profunda reforma de la policía nacional, y la eliminación de un agente generador de violencia como el Esmad.

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