Países fallidos
Opinión

Países fallidos

Venezuela y Brasil llegaron a la desgracia por un coctel de corrupción, mal gobierno y represión. Espejos para mirarnos porque en Colombia tenemos una dosis significativa de los mismos males

Por:
junio 02, 2017
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Lo que pasa en Venezuela y Brasil es increíble, al punto que se pueden considerar países fallidos que tendrán que reinventarse o el caos los llevará a la quiebra total y a la desinstitucionalización. Lo de Maduro es alarmante. Eliminó la democracia y pretende reinventar el sistema con una Constituyente de Bolsillo, mientras golpea a la oposición, sin respetar ningún derecho.

La oposición venezolana se acerca al 75 % de la población, en movilización heroica, diaria y en todo el país, a pesar de la represión brutal. Sin embargo para algunos defensores del chavismo, en Colombia, lo que allá pasa son protestas de niños ricos. William Ospina, por ejemplo, en una reciente entrevista dijo que si en Colombia los pobres aprendieran a protestar como  los ricos en Venezuela, las cosas aquí mejorarían. Queda claro que, para Ospina, la oposición a Maduro es exclusiva de los “ricos”; es posible que así se hubieran iniciado las movilizaciones, pero hoy son otra cosa, muy distinta de una pelea de clases sociales, pero sobre todo, ese simplismo no explica la caótica situación del país, ni el empobrecimiento generalizado de sus habitantes.

Cuando un sistema político tiene que acudir a la represión brutal, sin control de estamentos como la Defensoría del Pueblo o la Corte Suprema, es porque se han borrado los linderos y los poderes públicos han sido cooptados por el gobierno, como lo hizo el régimen de Maduro. En tal caso no es relevante si la represión es contra ricos o pobres, es simplemente represión. Pensar lo contrario, sería tan grave como afirmar que si la tortura o arbitrariedad se ejerce contra una persona rica, no importa. La democracia, según esta interpretación, sería solo para los pobres, los ricos que sufran.

Hasta donde entiendo los derechos humanos, las normas internacionales y las constituciones democráticas no hacen ese tipo de discriminación. Todos y todas tenemos los mismos derechos, sin distingos de raza, edad, religión y yo agregaría de monto en la cuenta bancaria. Pero así no piensan los defensores de Maduro para quienes se puede agredir, encarcelar, expropiar y humillar a quien tenga plata, en una visión bastante infantil de ricos y pobres, que no alcanza a ver las complejidades sociales y económicas de sociedades donde existen franjas muy grandes de clase media, trabajadores independientes, pequeños propietarios, en fin gente que no cabe en esas dos categorías.

 

Represión militar y sumisión de la justicia y los militares al gobierno
están llevando a Venezuela a un precipicio
del que nadie saldrá bien librado, ni ricos, ni pobres

El caso es que en Venezuela, las marchas continuadas y masivas son una realidad inocultable, tanto como inocultable es la represión militar y la sumisión de la justicia y los militares al gobierno que está llevando al país a un precipicio del que nadie saldrá bien librado, ni ricos, ni pobres.

Por otro lado y por otras razones, Brasil está igual de descarrilado. Un tsunami de corrupción se tragó ese gran país en una manguala vergonzosa entre políticos y empresarios que secuestraron el gobierno y compraron a cualquiera que tuviera poder tanto nacional como local. Todos los partidos, sin excepción, están involucrados en ese gigantesco escándalo denominado Lava Jato. El presidente Temer, que siendo vice de Dilma Rouseff conspiró para que sacarla, ahora es acusado de los mismos actos que su anterior jefa. El gobierno de Lula, está untado hasta la coronilla, la oposición, que perdió las elecciones frente al PT, en cabeza de Aecio Neves también resultó untada, los presidentes de Cámara y Senado, los ministros, los consejeros, los directores de empresas estatales, todos untados. Un baño de porquería que como infección contagiosa se regó por todas partes ha hecho que la gente no tiene en quien creer, ni a quien postular para la presidencia. Tendrán que reinventarse la estructura  política, desbaratar esos partidos y crear formas nuevas de asociación, porque ninguna figura unifica al país, nadie parece capaz de devolverles la fe en las instituciones.

 

Brasil está igual de descarrilado.
Un tsunami de corrupción se tragó ese gran país en una manguala vergonzosa
entre políticos y empresarios que secuestraron el gobierno

Venezuela y Brasil llegaron a esta desgracia por un coctel de corrupción, mal gobierno y represión. En esos espejos tenemos que mirarnos con cuidado porque en Colombia tenemos una dosis menor, pero significativa, de los mismos males y eso es un aviso que debe tomarse en serio. Si dejamos crecer la corrupción, si el gobierno sigue incumpliendo promesas y gobernando con tanta desidia como ha demostrado y, sobre todo, si se acude al Esmad y al asesinato de líderes sociales para reprimir las protestas, nos iremos acercando al ejemplo de nuestros vecinos para terminar como Venezuela; pero no porque las Farc lleguen al gobierno, sino por propios errores de nuestra dirigencia.

www.margaritalondono.com

http://blogs.elespectador.com/sisifus

 

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