Coronel: de Fruko a Calandrelli
Opinión

Coronel: de Fruko a Calandrelli

El manejo de su voz convenció en quince segundos al arrogante Jorge Calandrelli, acreditado por sus vínculos con Lady Gaga, para que le produjera su disco ´Lenguaje universal´

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junio 02, 2017
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Con la música estamos viendo bellezas de la imaginación que se desprenden no solo del valor de las composiciones en sí mismas, sino del ingenio de los autores y los productores para vender bien los cambios que  dan a los géneros otra fisonomía. Por lo mismo, el firmamento musical está abarrotado de estrellas que han surgido de esos empujones que abrieron perspectivas y oportunidades, de modo que quien, con perrenque y carisma no sale de la medianía, es porque no quiere.

Obvio que las condiciones de los artistas son indispensables, antes, ahora y siempre. Sin ellas en fila, y sin vocación, no sería posible consagrarse, pues los que viven con intensidad la evolución musical no renuncian a la prelación de la calidad y a todo lo que contribuye, por bueno y translúcido, a satisfacer el paladar del público, cada vez más exigente con los grandes, viejos y nuevos, de las voces predestinadas para los ritmos más apetecidos.

En la música, como en toda actividad humana, los dotados se imponen si al arte suman la disciplina y la constancia. Juan Carlos Coronel es un ejemplar humano que colma el ideal de superarse y progresar. Progresar sin superarse es trasegar a medias por la vida, cojear sin solución de continuidad. Coronel es ahora otro Coronel, más depurado que el adolescente prodigio que reemplazó a Joe Arroyo en la agrupación de Fruko y sus Tesos, y con más cancha y soltura.

El Coronel que grabó Lenguaje universal es, además, tan capaz para la promoción de su imagen como para la interpretación de los números que escoge. Sin esa cualidad no hubiera convencido al arrogante Jorge Calandrelli, acreditado por sus vínculos con Lady Gaga y Bárbara Streisand, para que le produjera su recién estrenado disco. Que no tengo tiempo, que en dos meses, que más vale te recomiendo a alguien, que la demora será de un año, eran los quites del interlocutor renuente y sarcástico.

La hostilidad de Calandrelli en su primer contacto con Coronel no arredró al cantante cartagenero, ni el mazazo a su autoestima le arrancó una reacción hosca y primitiva. Simplemente le tapó la boca cantándole allí mismo, en la mesa de un cafetín, All the Way, de Sinatra, en español. El óptimo manejo de su voz solo necesitó quince segundos para que el argentino se comiera la descalificación con que lo recibió: “No tienes capacidad vocal para cantar jazz”.

 

Simplemente le tapó la boca cantándole allí mismo,
en la mesa de un cafetín,
All the Way, de Sinatra, en español

Es álbum de quince canciones, aspiración de Coronel que databa de treinta años atrás, es el fruto de los dos dones mencionados arriba: imaginación e ingenio. Lo único que faltaba para garantizar el éxito era la voluntad del renombrado productor que valorara los atributos del intérprete obsesionado con los títulos traducidos a su idioma, entre otras cosas por una argentina más munífica que su estulto compatriota.

Quienes vieron la entrevista que le hizo Camilo Egaña a Coronel en CNN en español, sobre la salida de Lenguaje universal, apreciaron el bagaje que el crooner caribe ha adquirido y el dominio que derrocha al referirse a la dinámica del oficio que lo llamó a la fama. Así como hay editores remolones que acaban rindiéndose al peso de los escritores que al principio rechazan, hay promotores musicales sacudidos por la magia de un vocalista aquilatado.

Coronel admite que lo asediada el afán de reinventarse. Su despunte a los catorce años no podía reducirlo a ser, por los siglos de los siglos, un integrante más de una celebrada orquesta nacional. Tenía conciencia de su potencial, y ya era lo suficientemente lúcido para medírsele al tropel de sus impulsos. Con racionalidad e impulsos se labró el futuro. La fe en sí mismo no le pidió miedos. Le pidió coraje. Y coraje le dio.

Sentado sobre su equilibrio, el mismo que no lo abandonó en el tête à tête con Calandrelli, se solaza triunfal con las notas y el alma de Lenguaje universal.

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