Ópera y cloacas: los grandes sacrificados de la reforma pensional de Macron en Francia

Ópera y cloacas: los grandes sacrificados de la reforma pensional de Macron en Francia

El presidente prometió cambiar el sistema, pero desató una oleada de protestas que los trabajadores de la mítica Ópera de París y los alcantarilleros de la ciudad no están dispuestos a aceptar

Ópera y cloacas: los grandes sacrificados de la reforma pensional de Macron en Francia

En este reportaje vamos al encuentro de los empelados de la Ópera de Paris y los alcantarilleros. Dos sectores antagónicos, en lo que se refiere a su labor, pero ambos perdedores con la reforma a las pensiones. Ellos benefician de una jubilación anticipada por las condiciones duras que implican sus respectivos trabajos. El proyecto de reforma del Gobierno amenaza seriamente su salud.

Desde el 5 de diciembre, Francia vive un ciclo de huelgas y manifestaciones contra el régimen de pensiones universal que el gobierno quiere implementar. Esta reforma suprime los 42 regímenes especiales que permiten una jubilación anticipada para compensar en tiempo los efectos nocivos de ciertos trabajos especialmente duros para la salud de quines los realizan. De aprobarse la reforma del gobierno, los regímenes especiales serán abolidos y remplazados por un plan de jubilación universal.

Solo dos de cada diez trabajadores en Francia se benefician de esta pensión anticipada. El resto de asalariados, 80 %, está cobijado por el régimen general creado en 1945 que prevé la pensión a partir de los 62 años.

Los primeros regímenes especiales vieron la luz en los años 1600, bajo el reinado de Luis XIV, y fueron creados para los miembros de la Ópera y la Comedia Francesa. El resto de estatutos especiales se crearon al final de la Segunda Guerra Mundial y se aplican a las empresas nacionalizadas durante la época del general de Gaulle como los ferroviarios, gas, electricidad y la banca nacional, entre otros.

Histórica huelga en la Ópera de Paris

Desde el 5 de diciembre, la gente se agolpa de manera espontánea a las afueras de las Óperas Garnier y Bastilla de Paris para asistir a una serie de conciertos excepcionales: gratuitos y al aire Libre. Estas funciones son un gesto de protesta de los trabajadores de la Opera Nacional de Paris quienes adelantan la huelga más importante que haya tenido lugar en esta institución emblema de la cultura francesa

Interpretando El lago de los cisnes, Carmen o, incluso, La Marsellesa, los músicos, bailarines, cantantes y técnicos de la Ópera de París y de la Comedia Francesa protestan contra la reforma de las jubilaciones que pone en riesgo de muerte el estatuto especial que les permite pensionarse algunos años antes a la edad prevista en el régimen general.

No es un privilegio. Es un patrimonio

Este año, la Ópera Nacional de Paris cumple 350 años. La misma edad del régimen especial que beneficia a sus asalariados. “No puedo esperar peor regalo que esta reforma que impulsa el gobierno”, lamenta Emilie Belaud, violista en la Ópera Nacional de Paris.

El régimen especial que cubre a trabajadores de la Ópera de Paris y de la Comedia francesa es uno de los primeros creados en Francia. “Se trata de un “patrimonio que el gobierno está echando abajo”, insiste la violinista.

Un patrimonio que permite a los músicos, artistas y maquinistas de esta dos instituciones pensionarse anticipadamente como compensación a una carrera llena de sacrificios y lesiones en unas de las compañías más prestigiosas del mundo. “Los músicos y bailarines empezamos nuestra carrera a los cinco años. Mientras nuestros amigos adolescentes estaban en fiesta, nosotros no íbamos estábamos ensayando durante horas”, afirma Emilie Belau .

Tanto los músicos de la orquesta como los bailarines están obligados a pasar horas en posturas que lesionan sus músculos y articulaciones. Pero las heridas y enfermedades derivadas de su trabajo no son reconocidas por la seguridad social en Francia. “El régimen especial nos ofrece esa protección social y, en compensación al trabajo que ofrecemos, nos da la posibilidad de irnos a la jubilación antes que la mayoría de los trabajadores”.

Para la violinista de la Ópera de Paris, estos regímenes se engloban en una visión de sociedad que el gobierno francés pretende derrumbar a través de una campaña de desprestigio que enfrenta a los beneficiarios de dichos estatutos con el resto de la población.

“El gobierno ha mostrado desprecio hacia el movimiento y ha puesto a pelear a la gente entre sí. A nosotros nos hace ver como privilegiados, a los abogados también. A los profesores y choferes de trenes como vagos. Entonces, mucha gente se pregunta ‘Y por qué van a trabajar menos que el resto. Dónde está la justicia’. Y la justicia es el argumento número uno que justifica esta reforma. Pero la reforma es absolutamente injusta frente a los 42 regímenes especiales.”

Los alcantarilleros podrían morir antes de pensionarse

Y mientras los artistas y maquinistas manifiestan en el atrio exterior de la Ópera, monumento histórico de Paris, cientos de alcantarilleros salen de las cloacas para unirse al movimiento de protesta social.

“Surgimos a la luz. Es el subsuelo parisino que se transforma en superficie. Los obreros de la sombra que buscan al luz para luchar contra la reforma de las pensiones”, dice Nicolas Joseph que lleva 18 años trabajando como alcantarillero del servicio público de París

Cobijados también por un régimen especial, los alcantarilleros franceses se pensionan diez años antes que la mayoría de asalariados. Porque también mueren más rápido. Pero, la iniciativa del gobierno conmina los alcantarilleros a trabajar hasta la misma edad prevista para el resto de asalariados en Francia.

“Tenemos una esperanza de vida 17 años inferior a la media francesa. O sea que si nos jubilamos a los 62, estaremos muertos antes de pensionarnos. El cálculo es simple! Con el estatuto especial podemos irnos a los 52. Pero en la reforma ese estatus fue barrido, sin discusión, sin concertación. El Primer ministro lo decidió así: hay que igualar a todo el mundo y se niveló por lo bajo. Y los alcantarilleros somos los grandes sacrificados de esta reforma”, lamenta con ira el alcantarillero.

Invisibles para el resto de habitantes, los alcantarilleros pasan cerca de siete horas diarias limpiando los intestinos de la ciudad. Un trabajo que los convierte en víctimas de una sobre mortalidad -con un alza del 56% en la última década- ligada a su trabajo particularmente insalubre. Estudios recientes muestran igualmente un aumento del 85% en el cáncer de hígado y de 97% en el esófago de los alcantarilleros respecto al resto de obreros franceses.

« El riesgo es permanente porque lo que pasa por las alcantarillas es lo que viene de los retretes, de los lavamanos y del agua de las calles. O sea que nosotros trabajamos entre excrementos, recolectamos y transportamos a la estación de depuración las aguas sucias –dos millones y medio de metros cúbicos por día-. Aseguramos la salubridad de la gente y del medio ambiente pues, hasta hace apenas unos pocos siglos, todo eso se tiraba al Sena, a los ríos.

Usted no se imagina todo lo que hay en las cloacas. Trabajamos en medio de gases, del riesgo bacteriológico, de ratas que son vectores de enfermedades. De cucarachas”, explica este alcantarillero de Paris».

Además de gases mortales, como el sulfuro de hidrogeno, los alcantarilleros están expuestos a las grasas de los restaurantes, productos químicos de las lavanderías, desechos radiactivos de hospitales y a una multiplicación de sustancias ilegales.

Aunque es posible entrar a las alcantarillas –incluso se organizan visitas guiadas- gran parte de la zona en la que trabajan los alcantarilleros es muy pequeña. “Andamos a cuatro patas, acurrucados, en la oscuridad total. Hay zonas en las que hace demasiado calor. Todas esas condiciones terminan por desgastar nuestro organismo. Le puedo decir que la bonificación de nuestra jubilación especial No era un regalo!”

El régimen especial de pensiones que están a punto de perder, les permitiría, en principio, contar con unos años para recuperarse de los estragos y dolencias derivados de su trabajo en las entrañas de la tierra.

Nicolas Joseph asegura que los alcantarilleros de Francia no bajarán la guardia en esta lucha contra la reforma del gobierno: “Pasamos bastante tiempo entre la mierda… así que lo que queremos para después es ir a la montaña, ir al mar… queremos disfrutar la vida”.

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