Matoneo laboral: ¿Y si mi madre fuera mi jefa?
Opinión

Matoneo laboral: ¿Y si mi madre fuera mi jefa?

Por:
mayo 10, 2015
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Muchos conocemos y sabemos del matoneo en los colegios. Entre adolescentes y menores. Entre jóvenes.

Pero es poca la difusión que se le hace al matoneo laboral. Se habla de acoso,  abuso de autoridad o de injusticias laborales. Nada sobre matoneo.

No es fácil identificarlo. Es una de esas prácticas que se confunden con la competencia o incompetencia, los grados de poder y la autoridad que poseen las personas en sus áreas de trabajo.

Pero existe y genera problemas de salud y daños irreversibles en la vida profesional de las personas.

Según un estudio realizado por Sandy Hershcovis de la Universidad de Manitoba y Julian Barling, de la Universidad Reina de Ontario, este tipo de comportamiento genera altos índices de estrés, ansiedad y una gran pérdida de productividad en las empresas.

De acuerdo al último reporte del Instituto de Matoneo Laboral (WBI por sus siglas en inglés), esta práctica es cuatro  veces mas común que el acoso sexual o la discriminación racial.

En Estados Unidos las mujeres constituyen más del 60 % de las víctimas tanto de hombres como de mujeres acosadoras en el trabajo.

Y aunque  la legislación laboral ha avanzado mucho para proteger a los trabajadores en este tipo de situaciones, cuando los casos involucran a mujeres bullies (que practican el matoneo) en contra de otras mujeres, la posibilidad de defensa es menor.

El abuso verbal, la intimidación, el hostigamiento,  la exclusión, las críticas a ciertas habilidades, la minimización de esfuerzos, los chismes, las expectativas desproporcionadas, el robo de autoría, y la manipulación,  son algunas de las formas de matoneo entre las mujeres.

Dada la sutileza de estas ofensas, es muy difícil probar que existen o que se dan precisamente para anular a las personas.

Además muchos ambientes laborales permiten o estimulan estos comportamientos con la disculpa de la jerarquización o de la competencia. Los movimientos organizacionales de las grandes empresas son incluso semilleros para este tipo de prácticas por que ayudan a mover o sacar personal.

Una de las razones más prevalentes del matoneo laboral entre mujeres es precisamente la inequidad de género. Por eso, de acuerdo a WBI, el 30 % de los bullies en las oficinas en EE. UU., son mujeres. Otros estudios aseguran que el porcentaje puede llegar a un poco más del 50 %.

La falta de oportunidades para que las mujeres suban por la escalera laboral hace que cuando logran cierta autoridad sientan —por miedo  o inseguridad—  la necesidad de anular a la competencia.  El matoneo es la herramienta y las mujeres el blanco más fácil.

Lo paradójico es que estas mujeres que utilizan el bullying para mantenerse en su cargo, impiden precisamente lo que buscaban antes de convertirse en jefes o administradoras: abrirle espacios a sus congéneres.

Más aún. Al anular a sus colegas, se convierten en títeres del sistema alimentando el estereotipo de la debilidad del sexo femenino.

¿La solución? Aceptar que existe, romper el silencio cuando lo veamos, lo sintamos o tengamos ganas de practicarlo y más que nada pensar en ser colegas o jefas como las que quisiéramos para nuestros hijos.

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