Los pobres de Colombia son estúpidos y el ’dotor’ Uribe los conoce bien
Opinión

Los pobres de Colombia son estúpidos y el ’dotor’ Uribe los conoce bien

Los pobres pueden estar tranquilos, ni Juan Manuel Santos ni Sergio Jaramillo harán la revolución

Por:
junio 15, 2017
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Sergio Jaramillo, el arquitecto de la paz con las Farc, fue uno de los cerebros detrás de la Seguridad Democrática. En el 2002 la primera ministra de Defensa de Uribe, Martha Lucía Ramírez, lo llamó para que estuviera a su lado en la cartera. Se conocían desde la época en la que Ramírez era embajadora en París. Era tanta la confianza que le tenía Uribe que fue el viceministro de Defensa de Juan Manuel Santos en el 2006. Cuando explotó el escándalo de los falsos positivos Jaramillo, sensato y frío, le recomendó a Santos renunciar a la cartera. Su precaución evitó que se quemaran.

Sergio Jaramillo está lejos de ser un comunista. Con puño de hierro fue doblegando uno a uno los pedidos que en la mesa de La Habana hacían las Farc. Jaramillo siempre fue una garantía de los empresarios que le tenían miedo a que les fueran a hacer una reforma agraria verdadera en Colombia. ¿Qué tal que les dieran por recortarle algunas de las miles de hectáreas que tienen los prósperos nuevos hacendados en los Llanos? Jaramillo estaba ahí cumpliendo el papel de guardián neoliberal que impediría cualquier atisbo de justicia social pretendido por los bandoleritos de las Farc. Fueron cuatro años de bajar caña. La labor no fue tan difícil porque el gobierno Santos negoció con una guerrilla vencida, una guerrilla a la que se le puede incumplir con toda tranquilidad los acuerdos pactados, una guerrilla cuyos comandantes están tranquilos y felices, visitando a Felipe López en su casa, yendo a Oslo a tomarse fotos con el embajador noruego y con John Kerry. Una guerrilla sin opciones políticas, vieja, anacrónica, que será borrada con facilidad por un sistema democrático hecho a la medida de las cuatro familias que han controlado Colombia.

 

Jaramillo estaba ahí cumpliendo el papel de guardián neoliberal
que impediría cualquier atisbo de justicia social
pretendido por los bandoleritos de las Farc.

 

En la era donde los memes son más poderosos que cualquier columna de Daniel Coronell, la mentira es un arma letal. A los seguidores de Uribe poco o nada le importa que él o José Obdulio se retracten. Es más, dudo que sepan que es una retractación. Ellos se quedarán siempre con el ruido que hacen palabras como castrochavismo, Venezuela, Cuba, Satán. Los pobres, en su ignorancia y vileza, van y votan por “el candidato que mande Uribeporque hay que sacar para siempre a esos ateos homosexuales que quieren convertir este país en un imperio homoateocomunista. Los pobres son tan ingenuos que no saben que les vendría mejor a su pereza y a su paridera impenitente un estado protector y alcahueta que les proporcionara lo básico para subsistir.

Los pobres se comieron el cuento uribista que Juan Manuel Santos, el teórico junto a Tony Blair de La tercera vía, el niño mimado de El Tiempo, les iba a hacer una revolución a ellos. Hay tres millones de razones para odiar a Santos pero los pobres lo detestan porque acabó, a las patadas y con incumplimientos, una guerra que dejó más de 200 000 muertos en 53 años. Los pobres tienen hambre y no pueden leer ni pensar. Por eso no saben que Sergio Jaramillo es un tecnócrata que jamás traicionará a su clase. Por eso aplauden que su democracia de tercer mundo estará a salvo. Por eso no saben que en Colombia hasta las guerrillas aspiran a tomarse foto con los López, los Lleras, los Valencia y salir en las sociales con una copa de Martini en la mano.

Uribe está ahí, poderoso e invicto, sin maquinaria, solo con un computador, con los micrófonos que le abren los grandes medios, cuidando sus intereses, viendo como muestra a su hermano Santiago, sospechoso de armar grupos de limpieza en Yarumal, a Andrés Felipe Arias, que empobreció el campo colombiano para favorecer a una docena de ricos, a sus escoltas y a su círculo interno como unos perseguidos políticos, como la prueba más de que las Farc son los que mandan en este país.

Viendo la hoja de vida de Sergio Jaramillo extraño a un humanista como Luis Carlos Restrepo, con todo y que se haya prestado para el teatro de la entrega de armas del Bloque Cacica Gaitana. Viendo la hoja de vida de Sergio Jaramillo queda claro que la despiadada democracia colombiana nunca ha corrido peligro. Viendo la hoja de vida de Sergio Jaramillo queda claro que los pobres son estúpidos y que Uribe los conoce bien.

@ivangallo78

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