Por cada fourteen que arriesga su vida en unas pocas horas de la madrugada, existen miles que luchan por sus proyectos, dedicados a una vida de trabajo y estudio, garantizándose una estabilidad más completa que una noche loca de aventura.
El 25 de noviembre tuve la oportunidad de comprobar lo expuesto en un admirable concierto organizado por la Red de Músicas de Medellín, en el cual fui dichosamente impactado por dos centenares de jóvenes que dieron muestra de que sus vidas es más que una noche loca de aventura.
El Teatro Universidad de Medellín estaba lleno de público de todas las comunas, rebosante de orgullo por ver a una parte significativa de su juventud haciendo contrapeso a la fama de que Medellín sólo ofrece diversión y entretenimiento a costa de su integridad social.
La Red de Músicas de Medellín es un proyecto de la alcaldía que busca construir la cultura ciudadana a partir de la expresión artística favoreciendo los procesos de convivencia en cada una de las comunas y corregimientos de la ciudad. Actualmente la Red cuenta con 28 escuelas en las que participan 6300 niños y jóvenes entre los 3 y los 24 años.
La música ha sido, a lo largo de la historia, un vehículo capaz de transmitir las penas y las alegrías de la condición humana, dando luz y salida a multitud de conflictos personales y colectivos y la posibilidad de perpetuar miles de historias que han servido de lección a otras miles para sanación y perdición de muchos. Felicitaciones y agradecimientos a los maestros de la Red de Música porque sé que no es fácil sostener los procesos que conllevan enamorar a miles de jóvenes de la música y de convencerlos de que el arte es una actividad que merece dedicarle las mejores energías de la existencia.