Hitler fue rechazado dos veces en la Academia de Bellas Artes de Viena debido a su incapacidad para la pintura. Sin embargo, antes de convertirse en el líder de la Alemania nazi, Hitler pintó flores, edificios y monumentos que luego él mismo destruyó en la realidad.
El rechazo de la Academia, la desaprobación de su sensibilidad artística por parte de su padre, su precaria situación económica y las constantes humillaciones debido a su frágil condición física, lo convirtieron en una de las personas más malvadas de la historia.
Estas obras muestran la extraña visión extraña en la mente de este personaje gobernado por un profundo sentimiento de venganza.
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