Los cafeteros en Colombia siguen pobres

Los cafeteros en Colombia siguen pobres

"Mientras crecen los precios, el Gobierno no cumple sus promesas"

Por: Francisco Alberto Bejarano Moreno
mayo 14, 2015
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Los cafeteros en Colombia siguen pobres
Foto: tomada de diarioadn.co

La renuncia de ayer de Luis Genaro Muñoz a su cargo como gerente de la Federación Nacional de Cafeteros no le preocupa a todos los cafeteros. Muchos ni escuchan noticias y piensan que no sirvió. Los comités de cafeteros, seguirán sobreviviendo y repartiendo baldes, canecas, plásticos y mucha cacharrería para tener pegado al campesino que ni sabe que hará con esas cosas, que hoy en la mayoría de las fincas es chatarra. ¿Falta educación cafetera al campesino o falta preocupación o interés por mejorar? Algunos dicen que no vale la pena sembrar café y se han sustituido por Aguacate, Guanábana y otros productos más rentables.

Mientras, los precios de los insumos crecen y el gobierno no cumple sus promesas de reducción de costos. En Palocabildo, Tolima, en la bodega que se supone es del Comité Departamental de Cafeteros, encontré una lista de precios que corroboran los costos de insumos que dice: Cafinorte Ltda UREA $ 63.800, DAP $ 87.900, KCL $ 68.000, PRODUCCION $ 86.000, CAFETERO $ 75.500, REMITAL 84.000, SUPERCAFE $ 73.000, TQUINCE $ 80.000, TQUINCE MEJORADO $ 84.500, AGRIMINS $ 78.100, LEVANTE $ 76.000, ABOTEK $ 81.500, 18 18 18 $ 73.000, EMBAJADOR $ 71.700, GRIMINS TOTAL $ 89.700. Los comentarios populares indican que las calidades no son las mismas de antes y deben utilizar mayores cantidades en tiempo y abono para lograr producción. La inquietud es, porque, es una compañía privada la que vende y no la Cooperativa de Cafeteros que seguramente les daría mejor precio.

Cuando estuve en Estados Unidos creí que en cada esquina vería el café colombiano vendido en todas partes. La imagen del café por todo el mundo me hacía sentir orgulloso de ir de un país productor del mejor café del mundo. Lo cierto es que después de algún tiempo fui encontrando sitios en los que se consumía café, pero no se sabía si era colombiano y era muy costoso. Nunca escuche en una emisora propaganda alusiva al café colombiano y mucho menos me encontré con la figura de Valdéz por ninguna parte.

Pero conocí algo que me causó impacto, creado por los cubanos exiliados allí: el café cubano. En Cuba no se produce café, pero los exiliados vendían este café en esquinas de la calle Octava, y en muchas partes, a un dólar. Lo servían en vasitos de plástico con tapa para que no se enfriara y en buena cantidad; lo entregaban con cinco o seis vasitos plásticos aguardienteros. El que lo compraba atendía a sus amigos; era un café cargado y redulce que le levantaba el ánimo a cualquiera. ¿De donde era ese café?, no se sabe.

Seguramente en New York quizás esté Valdéz por ahí en algún cuadro, dentro de algún negocio, yo lo ví en Los Ángeles; allí tome un café muy caro, pero no tuve la certeza de si era colombiano. En Miami conocí algunas tostadoras de café; importan de cualquier parte del mundo, lo tuestan y lo venden con sus mismas marcas pero más económico. El Café Colombiano empacado con sellos de empresas muy nombradas, es importando pero costoso.

Con las experiencias vividas y observando y leyendo muchas notas sobre el problema cafetero, entiendo que lo que ha sucedido con La Federación de Cafeteros, es que se la comió la politiquería y los herederos de los antiguos directores. Ahora vendrá otro gerente nuevo y pasara lo mismo; Sin experiencia pues solo han visto el café en sus oficinas en pocillos pequeños; no conocen una planta de café pero las hay frente a ellos en masetas de barro como lujo vegetal. Se necesita que haya un verdadero cambio de dirección y que la gerencia esté en manos de los productores de café y no de la politiquería que maneja todo tipo de vicios electorales.

Los campesinos colombianos claman por una libertad comercial del café, pues mientras la Federación Nacional de Cafeteros continúe colocando trabas para la exportación libre del café, nadie saldrá adelante. Las crisis cafeteras han traído movimientos que reclaman sus derechos y aunque se niegue la existencia de ellos, se ha demostrado que la propaganda institucional debe ser utilizada para decir la verdad y no ocultar las malas gestiones en contra del trabajador del campo, que siempre ha sido el perjudicado.

Existen en varias zonas del país como en el sur del Tolima, en el eje cafetero, Antioquia, Cauca, etc. en donde hay campesinos emprendedores que están cultivando café limpio y de mejores calidades, pero el freno de buscar mejoría en su producción está en la comercialización.

Por otra parte, el campesino colombiano debe preocuparse más y unirse para encontrar mejorías en la producción y en la comercialización. La unión hace la fuerza.
Muchos extranjeros que vienen a Colombia a comprar café deben ser libres para que los cafeteros vendan a mejores precios y dejen de ser los peores productores.

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