Los comportamientos humanos no son aleatorios ni fruto del azar. Están determinados por factores biológicos, culturales y sociales: desde la genética hasta los valores, la educación, las instituciones o las condiciones económicas.
El aprendizaje social se construye a través de distintos tipos de conocimiento —empírico, científico, filosófico, teológico e intuitivo— que moldean nuestras habilidades, juicios y decisiones. Cuando estos saberes se aplican de forma equilibrada y respetuosa con los derechos humanos, estamos construyendo el paraíso terrenal, como dice el autor.
Causas, efectos y conocimiento
La sociología explica los fenómenos sociales como relaciones de causa y efecto:
- Durkheim planteó que un hecho social se explica por otro hecho social.
- Weber argumentó que los valores y creencias pueden ser la causa de los efectos sociales.
En psicología, el condicionamiento operante sostiene que el comportamiento se aprende en función de los refuerzos externos; y desde la estadística, las correlaciones permiten medir la fuerza y dirección de esas relaciones.
Entender el contexto antes de decidir
El ser humano vive en un entorno donde múltiples factores —históricos, económicos, políticos, familiares o ideológicos— influyen en su conducta. Por eso, las decisiones públicas no deberían tomarse desde la emoción o la ideología, sino desde el estudio de esas relaciones causa–efecto.
Como ejemplo, el diagrama de Ishikawa o “espina de pescado” permite visualizar cómo distintas causas (geográficas, económicas, sociales o políticas) se interconectan para generar un problema.
Tres enfoques para los problemas
Los conflictos pueden abordarse de tres formas:
- Reactiva: actuar solo cuando el daño ya está hecho.
- Proactiva: anticiparse y prevenir el problema.
- Prospectiva: educar y transformar las conductas desde la raíz.
Ejemplo 1: los incendios forestales
Apagarlos es una acción reactiva. Prevenirlos mediante controles es proactiva. Educar a la población en el uso del fuego y sustancias inflamables es prospectiva.
Ejemplo 2: el aborto
El autor distingue causas naturales y voluntarias. Propone la responsabilidad compartida como enfoque proactivo y la educación sexual como estrategia prospectiva. En su lectura, “el amor no se condena, sino se encondona”.
Ejemplo 3: los cultivos ilícitos
A partir de su experiencia en Miraflores (Guaviare), el autor explica que la coca reemplazó a la yuca no por gusto, sino por economía: el pago era inmediato y rentable.
El uso de glifosato es una respuesta reactiva; la diversificación agrícola y el comercio sostenible serían acciones proactivas; y las campañas educativas contra el consumo, la solución prospectiva. Si se elimina la demanda, desaparece la oferta.
Los modelos que ayudan a entender la realidad
- Regresión lineal múltiple: mide el impacto de distintas causas sobre un efecto.
- MICMAC: identifica qué variables tienen más influencia o dependencia.
- Ley de Pareto (80/20): el 80 % de los efectos proviene del 20 % de las causas.
La verdadera raíz de los problemas
En síntesis, pocas personas y grupos —a veces funcionarios, otras instituciones— concentran las causas principales de la corrupción y el deterioro social.
Sectores como la salud, educación, pensiones, justicia y contratación pública aplican soluciones reactivas o parciales, que corrigen a corto plazo, pero no eliminan las causas de fondo.
Mientras no entendamos el origen de los problemas, seguiremos apagando incendios con gasolina.
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