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En la esfera política nacional se escuchan comentarios y críticas contra el gobierno actual, lo cual es común en épocas prelectorales, sobre todo en un país como este, donde la cultura está alejada de lo que debe ser la praxis política en el marco de la teoría sociológica. Ahí, se utiliza todo tipo de juicios e imprecaciones contra el gobierno, que pueden hacer, o no, daños a la imagen y traer cosechas electorales.
Pero la esfera de la economía, cuyos impactos afectan a la totalidad de la población, la situación no debe abordarse con la pasión del escenario político y conviene más examinar las cifras e indicadores, para ver si es cierto que el país está afrontando una crisis lamentable o un desastre como algunos lo califican.
Por supuesto, hay que tener claro que el país lleva más de 30 años recibiendo el azote del modelo neoliberal, que graves consecuencias ha traído en el mundo occidental, como se está observando en Estados Unidos y Europa, que han sido víctimas del globalismo y que hoy están afrontando graves problemas económicos con repercusiones en el campo social.
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Sin embargo, a pesar de que el globalismo financiero está en decadencia y que Colombia no se puede sustraer de la economía mundial, al mirar las cifras de la realidad colombiana a mediados del año 2025 y en comparación con los guarismos de 2022, las conclusiones que se pueden sacar no justifican el alarmismo de los críticos y, por el contrario, muestran que, a pesar de la crisis global, Colombia está en una posición satisfactoria.
El Producto Interno Bruto (PIB) no es el mejor indicador para evaluar la economía en cuanto a la función social de la misma y la racionalidad de la naturaleza, porque este no distingue fenómenos reales para establecer diferencias, como cuando la economía de verdad crece, o se está inflando. Si la economía se infla, el PIB aumenta, pero es una cifra engañosa que no refleja la situación del componente real. Y así como este, hay otros aspectos de la contabilidad económica que no muestran la realidad social de la vida de la especie dentro de la formación social respectiva, como sí lo hace el Coeficiente de Gini, un indicador que permite ver la desigualdad social o la inequidad en la distribución del ingreso. Como se puede observar, en el periodo neoliberal se incrementó la inequidad social, ya que Gini en 1990, era de 0.47 y en 2023 fue de 0.55. Pero el PIB es lo que tenemos; y es la costumbre institucional en el mundo, examinar la economía a la luz del PIB, por lo cual se debe dar una mirada.
Las cifras oficiales muestran que, en el primer trimestre de 2022, o sea antes de comenzar el presente gobierno, el PIB fue de 229.497 miles de millones de pesos y en el primer trimestre de 2025 fue de 242.511 miles de millones de pesos, valorados a precios constantes, o sea que se puede comparar, y ver que este año ha estado en el 5.67 % por encima del año 2022, o sea que, según este enfoque, ha habido crecimiento de la economía.
Pero, para determinar si de verdad la economía creció y no fue que se infló, es necesario observar el aparato productivo; porque cuando la economía se infla es como cuando el cuerpo se engorda, pero está mal nutrido. En 2022, el aparato productivo, sin la construcción, participo en el PIB con el 20.69 % mientras que, en 2025, el mismo participó con el 21.11 %, lo que significa un fortalecimiento real de la economía. Si se le agrega la construcción (que también es renglón productivo), en 2022 la participación del componente productivo en el PIB fue del 25.22 % y en 2025 fue de 25.37 %.
Es más razonable mirar el aparato productivo sin la construcción, porque este renglón tiene externalidades derivadas de los subsidios de vivienda que aporta el Estado y con ello se produce una inducción a las cifras derivada de factores diferentes al mercado. De todos modos, se aprecia un incremento de la participación del 0.6 %, o sea no hay desmejora. Pero sin la construcción, es decir, el aparato productivo craso, incrementó su participación en el PIB en un 2.02 %, o sea que hubo verdadero crecimiento y no inflación macroeconómica.
Si se observa el sector externo de la economía examinando las cifras de la balanza comercial, se observa que, en 2021, el año anterior al inicio del presente gobierno, las exportaciones fueron de 41.390 millones de dólares (FOB) y en 2024 fueron de 49.557 millones de dólares o sea que ha habido un incremento de exportaciones del 19.73 %. Esta balanza es estructuralmente deficitaria, por la elevada dependencia frente a países extranjeros en materia de tecnología e inversión directa de riesgo; pero si se mira el comportamiento del déficit de la cuenta corriente en el mismo período, se observa que en 2021 el déficit fue del 36.86 % mientras que en 2024 fue de 21.18 % o sea que el déficit disminuyo favorablemente a Colombia.
En 2021 las importaciones fueron de 56.649 millones de dólares y en 2024, las importaciones fueron de 60.363 millones de dólares, o sea que hubo un crecimiento del 6.55 % que significa que la economía estuvo activa, ya que aproximadamente el 70 % de las materias primas que utiliza el aparato productivo nacional, son importadas, en razón a la dependencia ya anotada. Las reservas internacionales, o sea la capacidad de pago del país para las operaciones con otros países, pasaron de 59.030 millones de dólares al cierre de 2021, a 62.481 millones de dólares al cierre de 2024, lo que reporta un incremento del 5.84 % que significa mayor capacidad de negociación frente a otras economías del mundo.
En cuanto a la situación interna de la economía, se puede sacar conclusiones examinando la inflación de precios, el desempleo y los resultados de las empresas.
Mirando los precios medidos por el índice de precios al consumidor (IPC), se observa que en 2021 la tasa fue del 5.62 y en el 2024 fue de 3.78 % y en lo primeros cinco meses de 2025, la tasa es de 3.63 %. Es decir, el comportamiento de los precios al consumidor tiende a la baja, o disminuye la inflación de precios; lo cual es coherente con el comportamiento de aparato productivo; pues si hay mayor oferta de bienes, los precios no se incrementan desmesuradamente.
El comportamiento del índice de desempleo muestra las siguientes cifras: en mayo de 2022, la cifra de desempleo fue de 10.6 % mientras que en mayo de 2025 este indicador es del 9.0 %. Es decir, el desempleo está bajando, lo cual también es coherente con el comportamiento del aparato productivo, que, al incrementarse, genera más oportunidades de empleo.
Como se puede apreciar, los consumidores y la clase trabajadora han tenido beneficios durante este período, como señalan las cifras; ahora, mirando la clase empresarial, los estados de resultado de las empresas muestran también cifras favorables para este estamento. Los ingresos de las 1000 empresas más grandes del país durante el año 2024, fueron de 1.183 billones de pesos, mientras que las utilidades de estas mismas fueron de 90 billones de pesos, lo cual significa que aún no se aprecia en Colombia los visos de recesión, como los que se presentan en Estados Unidos y Europa. Los resultados de las empresas muestran que la economía tiene buena salud y que los inversionistas recibirán dividendos satisfactorios, porque los empresarios son los agentes del crecimiento económico, sobre todo si hacen arte del aparato productivo.
En conclusión, podemos apreciar que los comentarios y voces publicitarias que se difunden, son más recursos políticos que realidades objetivas. Lo más importante es la reactivación de aparato productivo, donde se destaca la actividad agropecuaria, que se incrementó en 12.3 % y explica el comportamiento favorable del IPC. Eso significa que se está sembrando un mecanismo de sostenibilidad, que puede ser muy importante cuando llegue el desplome total del modelo neoliberal, que se vislumbra en USA y que tardará unos 2 o 3 años en llegar a Colombia.
Siendo una economía subdesarrollada y dependiente, con un clima de conflicto sociopolítico de gran magnitud y en la coyuntura que atraviesa la economía global, este país se encuentra en buenas condiciones, lo que significa que las medidas del gobierno no han sido tan desastrosas como pretenden hacer creer los políticos de la oposición. Queda pendiente analizar el componente del Estado derivado de la situación fiscal, pero ese es otro tema. Por ahora se trata solo de la economía de mercado.
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