Talento Capital suena a promesa publicitaria, a nombre de empresa de coaching. Pero es más simple y más útil. Talento Capital es una plataforma gratuita de la Secretaría de Integración Social de Bogotá que ofrece cursos, talleres, empleos. Un sitio donde la ciudad intenta tenderle la mano a los que no tuvieron dónde aprender Excel, a los que no tienen un apellido influyente ni una red de contactos, pero tienen ganas.
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En la página, los avisos se deslizan como esperanzas digitales: “Curso de panadería básica – virtual”, “Taller de habilidades blandas”, “Vacante: auxiliar de bodega – Suba”. El sitio parece una mezcla de feria laboral y sala de espera. Una sala donde no hay turno fijo, pero todos pueden sentarse. Uno cree que esas cosas no sirven, hasta que sirven.
En la página de talento Capital, también hay una serie de comentarios de personas que han logrado ubicarse laboralmente y de otros tantos que han logrado acceder a cursos y capacitaciones gratuitas. Como un hombre que aprendió soldadura y hoy trabaja en una metalúrgica de Puente Aranda, quien dice: “Yo pensé que eso era puro cuento, que eso era pa’ los de siempre. Pero vi que no pedían diploma de universidad, solo ganas”, dice. Y sonríe con una sonrisa rara: esa mezcla entre orgullo y sorpresa, como quien se ve por fin en un espejo que no distorsiona.
Lo asombroso no es la plataforma, sino que funcione. Porque en un país donde todo parece estar hecho para fallar, que algo tan sencillo como una lista de cursos gratis en internet termine siendo el salvavidas de cientos ya parece milagro.
Talento Capital no es una varita mágica. Es, más bien, un mapa. No garantiza el destino, pero al menos dibuja caminos. Y a veces —en esta ciudad que no suele dar segundas oportunidades— eso basta para que alguien vuelva a intentarlo.