Los abogados de Bavaria, dueña de la marca Pony Malta, están con las alarmas prendidas, decididos a no permitir que le arrebaten a la compañía una bebida que está en el corazón de los colombianos y de deportistas de todos los tiempos.
Desde el ciclista ‘Zipa’ Forero en 1957 hasta figuras como James Rodríguez en 2012, Pony Malta ha estado asociada a campeones. Hoy, con 700 millones de botellas vendidas al año y 23 botellas destapadas por segundo en Colombia, se confirma como un ícono nacional. Su fórmula única, basada en malta de cebada con azúcares, vitaminas y una esencia inconfundible, ha conquistado generaciones enteras y promete seguir siendo la "bebida de campeones" por muchos años más.
El éxito de esta bebida ha despertado la ambición de muchos en distintas ocasiones, pero ahora está en la mira de un español en Barcelona que quiere quedarse con la marca. Desde agosto del año pasado, los abogados de Bavaria están dando la pelea legal con Carlos Alberto Rendón, un ciudadano radicado en Barcelona, España, quien solicitó ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) el registro de una marca figurativa idéntica.

La situación es preocupante, ya que la solicitud reproduce la figura del caballo Pony, el tipo de letra de la denominación y los colores característicos de la etiqueta de Pony Malta. No obstante, Bavaria no se ha quedado de brazos cruzados. La compañía ya ha tomado acciones legales para evitar una posible suplantación en territorio español.
Así lo confirmó el periódico El Tiempo, indicando que en diciembre del año pasado presentó una oposición formal ante la OEPM, amparándose en el registro de su marca nominativa, es decir, el nombre "Pony Malta" sin los elementos gráficos. Sin embargo, si ese registro llegase a ser aprobado, Bavaria no podría utilizar su imagen de marca actual en España, en caso de decidir ingresar formalmente a ese mercado.
La historia de Pony Malta que logró una combinación imbatible
El 26 de junio de 1953, un grupo de cerveceros liderado por el checoslovaco Guillermo Blaschket se propuso un reto inusual: crear una bebida nutritiva, pasteurizada y sin fermentar que pudiera ser consumida por niños, jóvenes y deportistas. No era cerveza, pero nacía en la misma casa: Bavaria. Así nació Pony Malta, una bebida embotellada en presentaciones pequeñas, de apenas 1/6 de litro, que desde el principio buscaba alimentar tanto el cuerpo como el espíritu. Aunque la idea era innovadora, el inicio no fue fácil. El sabor conquistaba, pero el aroma no convencía, y eso llevó a la compañía a reconocer que algo debía cambiar si querían que esta bebida se quedara en el corazón de los colombianos.
Fue en los años 60 cuando Reinaldo Iragorri, junto a Carlos Lujao y Álvaro Iregui, reinventó la receta, dándole el aroma y sabor que hoy son emblemáticos. La prueba definitiva de su éxito ocurrió en esa misma década, cuando la escasez de botellas provocada por el auge cervecero obligó a vender Pony Malta en envases transparentes sin nombre. A pesar de ello, el producto se siguió vendiendo masivamente, demostrando la fidelidad de sus consumidores. La receta refinada impulsó un crecimiento espectacular, con un aumento de ventas del 340 % entre 1960 y los años 80.
¿Es importante registrar marcas en otros continentes?
Este caso recuerda el dilema que enfrenta actualmente Frisby, otra emblemática marca colombiana. Fundada en 1977 en Pereira por Alfredo Hoyos Mazuera, Frisby es una de las cadenas de comida rápida más reconocidas del país, con más de 270 restaurantes. Aunque la empresa registró su marca en la Unión Europea en 2005, nunca llegó a operar en ese continente.
En diciembre de 2024, se constituyó en Bilbao la empresa Frisby España S.L., que comenzó a promocionar restaurantes bajo el mismo nombre, generando confusión entre consumidores colombianos en Europa. La empresa española argumentó que, al no haberse utilizado la marca en la UE durante cinco años, tenía derecho a registrarla y utilizarla. Mientras tanto, la empresa colombiana denunció el uso no autorizado de su marca y personajes, alegando perjuicio a su reputación.
La escritura de constitución de Frisby España S.L. revela que fue fundada por el abogado español Gonzalo Barrenechea Correa, junto a la ciudadana belga Jacqueline Guillemine Pérez Parcha, ambos con experiencia en el mundo empresarial. La firma solicitó la nulidad del registro europeo de Frisby S.A. BIC, y la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) otorgó un plazo de dos meses a la empresa colombiana para demostrar el uso efectivo de su marca en Europa, o su registro podría ser revocado.
La empresa colombiana ha manifestado su intención de defender su propiedad intelectual y preservar su identidad de marca, mientras alerta sobre lo que considera un intento de engañar al público europeo con una imitación no autorizada.
Estos casos revelan un desafío cada vez más común para las marcas colombianas, el riesgo de perder su identidad y posicionamiento en mercados internacionales por no anticiparse con registros legales oportunos. Tanto Pony Malta como Frisby son ejemplos claros de la necesidad de proteger la propiedad intelectual más allá de las fronteras nacionales. Registrar una marca a tiempo puede marcar la diferencia entre la expansión internacional o el enfrentamiento legal por el derecho a usar su propio nombre.
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