La Hacienda Bellacruz era propiedad de la familia Marulanda Grillo, oriunda de Pereira. Esta tierra que estuvo en el corazón del conflicto colombiano, había sido invadida por campesinos que aseguraban que se trataban de terrenos baldíos y adquiridos irregularmente por los Marulanda. En 1996, estas 49 familias campesinas fueron desplazadas, a sangre y fuego, por el Frente Héctor Julio Peinado de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) al mando de ‘Juancho Prada’. Pero después de treinta años de luchas las 1.081 hectáreas de tierra fueron devueltas a estas familias campesinas por la Agencia Nacional de Tierra, una entrega simbólica para el gobierno Petro con una historia de despojo a manos del paramilitarismo.
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Francisco Alberto Marulanda, hermano del exministro de Agricultura y exembajador en el gobierno Samper, Carlos Arturo, fue condenado en primera instancia a 18 años de prisión por su relación con los paramilitares de la zona que despojaron a estas familias. En este desplazamiento también sale a relucir el nombre del empresario Germán Efromovich, expropietario de Avianca, quien le compró 1.500 hectáreas a la familia Marulanda para incursionar en el negocio agroindustrial con palma africana. En mayo de 2016 la Corte Constitucional resolvió una tutela interpuesta por la Asociación Colombiana Horizonte de Población Desplazada (Asocol) en la que reclamaban los terrenos baldíos para que le fueran entregados a las familias campesinas.
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Sin embargo, hasta ahora fue el Gobierno Petro, a través de la Agencia Nacional de Tierras, que regresó las tierras a sus verdaderos dueños: los campesinos. Ya en marzo había les habían dado a estas 49 familias víctimas de la Hacienda Bellacruz el predio Dinamarca de 628 hectáreas en el municipio de Maní en el Casanare donde se les entregaron unidades agrícolas para que pudieran desarrollar proyectos productivos. Ahora con la recuperación de las 1.081 hectáreas estas 49 familias podrán volver donde un día los sacaron a bala, orquestando masacres.