La marcha de la nueva subversión
Opinión

La marcha de la nueva subversión

Los sectores convocantes a la marcha del primero de abril son entraña decisiva del régimen que se empeñan en derrocar

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marzo 24, 2017
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Promueven una marcha para el primero de abril, con una serie de consignas y argumentos sorprendentes, que además son rematados con un curioso llamamiento a tumbar el régimen. Recalcan que un pueblo movilizado y en la calle no será derrotado.

Hacen la diferencia con lo que ocurre en Venezuela, afirmando que aquí la gente no es timorata como allá, donde salen a pedir la cabeza del gobierno pero resultan incapaces de sostenerse. No, en Colombia tendrán la persistencia suficiente para vencer.

Atribuyéndose un carácter semejante al de los indignados de Madrid, alegan que la situación nacional se ha hecho intolerable. Que no aguanta más. El gobierno y sus aliados deben caer. Estos últimos no son otros que los terroristas que se han hecho al poder.

Y los que si la gente no lo evita con la acción callejera, saldrán ganadores en las elecciones del próximo año, gracias a su habilidad para engañar con sus mentiras a todo el país. Eso significaría el infierno, el hambre, la persecución, el comunismo, el castrochavismo.

Es de esperar que el efecto agresivo de este lenguaje termine ahogado en su extremismo. Colombia está dando pasos trascendentales en dirección a sepultar odios y violencias. Si los alzados depusimos las armas a cambio del diálogo y la política legal fue para eso.

Los términos del Acuerdo Definitivo así lo prescriben. Se trata de que las diferencias ideológicas y programáticas en torno al futuro del país sean dirimidas en forma democrática, pacífica y civilizada. En abrir los espacios a quienes fueron siempre excluidos.

Que no son precisamente los convocantes a la marcha del primero de abril. Ocupan escaños en todas las corporaciones públicas, fungen como gobernadores, alcaldes, recién salieron de importantes cargos en los organismos de control.

Han gobernado el país durante muchos años. No consiguieron ejercer por tercera vez consecutiva la Presidencia, pero su movimiento político cerró filas en torno a Santos, su ministro estrella, y logró elegirlo en  2010, en alianza con otras fuerzas políticas.

Cuentan además con amplia difusión de su pensamiento en los grandes medios de comunicación, con el respaldo de importantes sectores empresariales y del agro. De hecho, así resulte incomprensible, los siguen y votan amplios núcleos populares y de capas medias.

Es decir, los sectores convocantes a la marcha del primero de abril son parte, entraña decisiva del régimen que se empeñan en derrocar. Y para cualquier observador desprevenido resulta claro que cargan con todos los vicios y taras que critican a éste.

Incluso puede calificárselos de peores. Quienes enrostran la corrupción al actual gobierno son los mismos de Invercolsa, Agro Ingreso Seguro, la compra de los votos para la reelección, los vínculos probados con el narcoparamilitarismo, entre otras joyas.

Por tanto no resulta difícil imaginar la verdadera razón de su repentina cruzada moralista, la avaricia, la envidia, el ver llenos de rabia cómo otros se benefician en su interés personal con el botín de los recursos públicos que consideran destinado solo para ellos.

Los desnuda el hecho de tener dificultades para lanzar un candidato exento de murmuraciones sobre su honradez. Pero además están sus acciones nefastas de gobierno, el aterrador índice de violaciones a los derechos humanos, el papel del DAS, los falsos positivos, etc.

Existen innumerables testimonios audiovisuales acerca del modo como respondieron a la inconformidad y la protesta social y política. La brutalidad de sus operaciones militares y policiales de represión compite con todo derecho a la empleada por el gobierno que maldicen.

Así  eso de pueblo en la calle y movilizado por sus derechos no pasa de ser una repugnante burla. Como esa de luchar hasta el fin por la caída del régimen. Nadie como ellos mató, desapareció, masacró, encarceló y extraditó arbitrariamente a tanta gente que luchó por cambiarlo.

Sus seguidores superan todos los límites de lo admisible cuando de responder a los revolucionarios y demócratas se trata. Adjetivos viles, lenguaje soez y amenazas de muerte son la contestación habitual cada vez que exponemos algo en las redes.

 

Cesada bilateral y definitivamente la confrontación, ubicadas las Farc en la zonas,
en curso la dejación de armas y reincorporación a la vida civil,
¿tiene sentido agitar no más Farc?

 

Cesada bilateral y definitivamente la confrontación, ubicadas las Farc en la zonas,  en curso la dejación de armas y pronta la reincorporación a la vida civil, sin otro recurso que su palabra para llegar a la gente en este país de riesgos fatales, ¿tiene sentido agitar no más Farc?

No más Santos se entendería. Pero el año entrante habrá elecciones y se lo va a remplazar. La marcha se torna pues en el comienzo de la campaña por el retorno de sus nefastos predecesores. No nos digamos mentiras, olivos y aceitunos todos son unos, lo decía Gaitán.

Sembrar el pánico colectivo para conseguir efectos políticos es propio del terrorismo. Y es el método favorito de los promotores de la marcha, que hoy se ufanan de su carácter subversivo. ¿Habrase visto una maniobra más demagógica? Tumbar el régimen, dan risa.

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