La libertad Incondicional
Opinión

La libertad Incondicional

“Si en este instante usted estuviera afuera, ¿cuál sería un lugar donde disfrutaría al máximo su sueño de libertad?” Carlos Duque tomó nota y registró el mundo de los otros

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diciembre 21, 2019
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En la fundación Alzate Avendaño se encuentran varias exposiciones. Una de ellas muestra las formas cómo Carlos Duque, un fotógrafo con mente audaz, mezcla realidades: Hoy me interesa la serie sobre la Libertad incondicional. Mundos paralelos que se encuentran en contradicción permanente y es la situación que le sirve al artista para el proyecto fotográfico. Lo virtual, lo real, lo imaginario y lo conceptual.

La búsqueda de Carlos Duque sobre realidad virtual se convirtió en una experiencia de vida. Durante una década empezó a preguntarse cuales serían las circunstancias donde una persona recluida podría verse en libertad. Lo posible imposible del tiempo fotográfico.

 

La pregunta fue clave porque apareció el motivo para su experiencia fotográfica y teatral: “Si en este instante, usted estuviera afuera, ¿cuál sería un lugar donde disfrutaría al máximo su sueño de libertad?”.

Duque tomó nota de los lugares elegidos y registró el mundo de los otros. Imprimió las fotografías en tamaño gigante y las colgó como telón de fondo en uno de los patios de la cárcel donde captó momentos de felicidad incondicional.

Carlos Duque complementa su fotografía con la otra realidad virtual del deseo. En su fotografía hay un respeto al concepto tradicional de una realidad no intervenida, pero la complementa con otro espacio posible de la multiplicidad tecnológica y de la realidad.

 

 

La experiencia fotográfica nos muestra cómo la delincuencia es su forma de supervivencia. Hombres y mujeres entre 16 y 29 años viven una sociedad estrecha donde ni el estado asume la responsabilidad, El concepto de libertad se reduce estar vivos. Duque anota que ellos están condenados a prisión desde que nacen y su primer encierro es la pobreza. Y continúa afirmando que no puede haber una sociedad más injusta y tramposa que aquella que, por la indolencia e ineptitud de su dirigencia, estimula el delito para luego dejar caer sobre sus jóvenes delincuentes todo el peso de una justicia adulterada”.

Aquí, como la pensaría mi hermana Ángela de sus proyectos con la Fundación Corona: la educación juega un papel fundamental.

Según las cifras del Inpec del 2015, casi la mitad de la población carcelaria está compuesta por jóvenes entre los 18 y 29 años de edad y donde los reclusos no alcanza el nivel de escolaridad secundaria en un setenta por ciento.

 

Sobre las conclusiones del proyecto Duque piensa que la crisis social que sufren los jóvenes, son profundas cuando se trata castigar el delito donde la educación es el medio primordial de la libertad. Las cárceles no pueden ser simples depósitos de desechos sociales que esconden enfermedades mientras el virus del mal está afuera.

La idea le rondó por más de diez años hasta que apareció la empresa Cifras y Conceptos con la que pudo hacer posible su proyecto en la Cárcel Distrital de Bogotá, que ofrece un escenario ideal: no presenta problemas de hacinamiento ni inseguridad. Y cuenta con las condiciones básicas: dignidad y respeto.

Publicada originalmente el 17 de agosto de 2019

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