La impunidad y, otras impunidades
Opinión

La impunidad y, otras impunidades

La Justicia en trance

Por:
julio 17, 2014
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Retomemos la realidad y, con un tema al cual todo el mundo le teme: la impunidad[1].

La gente la ve como el ‘coco’ que alcanzó sus fines. Propios y ajenos están en trance[2]. La impunidad no es un ‘coco’, es una realidad que agobia y violenta el cuerpo social.

Impunidad, ausencia de castigo, sin reacción social formal, del Estado, ni informal, de la comunidad; existen así muchas clases de impunidades.

En el campo social, cuando existe discriminación de género o, por hacer parte de una minoría, entre otras, la étnica o hasta sexual, se afirma que hay impunidad: cuando a la mujer se le ofrecen menos salario o, prestaciones sociales por el hecho de serlo o, se le desvincula al conocer que se encuentra en estado de embarazo; o, cuando a un miembro de la supuesta minoría étnica, le impiden el acceso a un empleo o, el matoneo por albergar determinadas características morfológicas; o, quien padece de un deformidad física, lo convierten en punto de referencia innombrable;  o, en los casos en que no se permite entrar, en zona pública, a quienes exhiben tendencias sexuales consideradas como diversas; se agrega: la impunidad que, a cuenta de la cultura del narcotráfico y el ‘todo vale’, queda sin sanción. Ello constituye impunidad social informal. Y digámoslo así: se ha permitido y, hasta, promovido. Sectores excluyentes, impunidad rampante; no obstante, en algo ha ayudado la tutela.

¿Qué decir respecto de la impunidad formal, la que debe remediar el Estado, con sus mecanismos? Es desconcertante lo que acontece con la violencia intrafamiliar; miren ustedes las estadísticas de lo que se tramita en la Suprema Corte hoy, con respecto a no hace muchos años y, llegarán a varias conclusiones (i) la violencia en situaciones de machismo, se considera comportamiento normal, entonces: no se denuncia, no hay proceso; hasta los mismos actores después de poner a funcionar la justicia, se retractan; (ii) quien denuncia, es doblemente victimizado: es el objeto, óigase bien el objeto del vejamen y, la más severa, por acudir, en tal ambiente, ante la autoridad; (iii) los menores, objeto de verdaderas torturas, considerados incapaces de ser testigos de sus propias vivencias; (iv) las mujeres, objetos sexuales y de castigo, según algunas tendencias de ribetes psiquiátricos; sin hablar de cuando son consideradas, en sus cuerpos, además, botín de guerra —el conflicto armado ha dado para todo—; y, (v) para no agravar más la situación, las relaciones de supra a subordinación que se producen en familias disfuncionales en donde mujeres y menores son de propiedad de quien actúa como ‘dominus’; relación exacta a la esclavitud. Situaciones que, en ocasiones, quedan totalmente impunes.

Y, lo que deja el conflicto armado, ni considerarlo aquí, salvo que, por lo menos hoy, se trata de proteger a la víctima en sus derechos: verdad, justicia y reparación; de suerte que, se trata de evitar la impunidad. Allí, la subversión, los esquemas del denominado paramilitarismo y, por supuesto, el Estado. Los organismos internacionales lo han denunciado.

Y, lo vergonzante, la impunidad que deja la corrupción. En algunos casos se paga pena privativa de la libertad y, así se legalizan los zarpazos al  patrimonio público o privado bien habido. Qué tal el negocio tan rentable: paga cárcel y, en consecuencia se hace rico; a lo que se agrega: la impunidad, resultado de las llamadas chuzadas, Agro Ingreso Seguro, indebidas desmovilizaciones y, lo que se produjo a cuenta del adefesio de aquella reelección presidencial; se encuentran en la impunidad, en razón a que los procesos no avanzan o, lo que es peor, no se acata el llamado de la justicia, con el agregado que ahora lo hacen hasta con sentencia de condena. Se esfumaron, eso sin duda es: impunidad.

Son todas impunidades, de unas y, de otras; la justicia se encuentra en trance: ‘(…) 1. m. Momento crítico y decisivo por el que pasa alguien. 2. m. Último estado o tiempo de la vida, próximo a la muerte. (…)’.

 

[1]impunidad.(Del lat. impunĭtas, -ātis).1. f. Falta de castigo.R A E derechos reservados.http://lema.rae.es/drae/?val=impunidad.

[1]trance.(Del fr. transe, de transir, y este del lat. transīre).1. m. Momento crítico y decisivo por el que pasa alguien.2. m. Último estado o tiempo de la vida, próximo a la muerte. Último trance. Trance postrero, mortal.(…) a todo ~.1. loc. adv. Resueltamente, sin reparar en riesgos.R AEderechos reservados. http://lema.rae.es/drae/?val=trance

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