La felicidad clandestina
Opinión

La felicidad clandestina

El Espacio Miró abierto por Mapfre en la sala de Recoletos de Madrid exhibe de manera permanente 65 obras de diferentes épocas de las series del pintor catalán

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enero 18, 2020
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La Fundación Mapfre en la sala de exposiciones de los Recoletos en Madrid decidió abrir un Espacio Miró con 65 obras cedidas por los herederos españoles del artista catalán. Esta exposición fue toda una sorpresa porque reúne diferentes épocas de sus series. Encontramos algunas de sus obras desconocidas en donde surge, como en todas, la búsqueda del pintor de su mundo interior, así como la expresión de su conexión con lo cotidiano. Pese a su aparente ingenuidad los acontecimientos del mundo como la Guerra Civil Española y la Primera y Segunda Guerra Mundial entran profundamente en conflicto con el mundo interior de Miró. También se preocupó por el valor de la meditación frente a su propia obra con el fin de alcanzar honestidad en su trabajo. De hecho, la obra de Miró que tiene una apariencia alegre, en últimas nos muestra una lectura profunda en el silencio.

 

Constelaciones, 1941

Miró se preocupaba porque cada serie de su trabajo tuviera rasgos específicos que son las claves para ir descubriendo las preocupaciones del momento. Así, unos de los elementos inherentes en el arte de Miró es la continua metamorfosis de sus motivos y de los materiales utilizados. Sus ideas se transforman en signos y los signos en símbolos que se encuentran en una continua trasformación. Miró sabía que en cada exposición se enfrentaba a sí mismo y cada vez buscaba una manera actual de no repetir su lenguaje ya consagrado. Por eso en él hubo siempre una capacidad de renovación sin nunca perder su esencia.

 

El canto del pájaro al rocío de la luna, 1955

Durante la década de los 20 del siglo pasado aparecen en su trabajo temas que llegaron para quedarse: la estrella, la insinuación de una mujer, personajes extraños que habitan en su trabajo, y el vuelo de pájaro que también refleja sus preocupaciones por la situación de la Primera Guerra en Europa. Ya en la década de los 40 aparecen sus bellas constelaciones. En 1969, entran unas manchas de color negro profundo. En el vuelo de los pájaros – tema celeste en la pintura de Miró - aparecen rotundas alas negras, signos de vuelo y de cuerpo que se conjugan en la imagen. En sus palabras: “Nosotros los catalanes creemos que hay que tener los pies sólidamente sobre la tierra para poder divagar por los aires. Cuando bajo a la tierra de vez en cuando es para poder saltar más alto después”.

 

Para David Fernández Miró, 1965

El cielo y el subsuelo pueden ser los territorios de sus cuadros, las fronteras de sus sueños que acaban siendo fronteras infinitas. El cielo puede ser también el universo y más allá, así como el subsuelo puede comenzar cuando la vida empieza o cuando termina en la muerte. Se trata de nuestro mundo interior donde los sueños sin leyes nos trasportan a geografías no predeterminadas.

 

Mujer, pájaro, 1973

Joan Miró nace en Barcelona en 1893, París le ofrece la posibilidad de formarse intelectualmente y de conectarse con las corrientes de vanguardia de su época, futurismo, cubismo y surrealismo. Pero es Mont-roig, un poblado en Tarragona, la que será siempre la referencia en su obra. Murió en 1983 un 25 de diciembre en Palma de Mallorca.

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