La ecuación Petro + servicio público de internet = mayor soberanía

La ecuación Petro + servicio público de internet = mayor soberanía

Un gobierno del Pacto Histórico puede inaugurar sus banderas futuristas de esta manera absolutamente espectacular, acallando el típico bullicio preelectoral

Por: Carlos Támara
enero 25, 2022
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La ecuación Petro + servicio público de internet = mayor soberanía
Foto: Pixabay

Era sabido antes de cada elección presidencial en Colombia que quien se imaginara cual candidato ganador partía hacia Europa quizás a orearse con los vientos de allá: relax y alimentación por vía intravenosas recibía el candidato.

Ir a Europa no significa, ni significaba, lo mismo que ir a Estados Unidos. Y, ahora mucho menos. Nadie que tenga cinco dedos de frente quiere verse en la obligación de mencionar siquiera el histrión fantasma de Donald Trump. Es que parece que los gringos han quedado atrás: no más (North) America First Again.

Lo cierto es que puede regresarse de Europa con ideas remozadas, de este momento, que caben todas en lo que podría significar una mejora un paso adelante en el estado de bienestar o, alguna ñapa más.

Intentaremos explorar qué hay de nuevo que nos pueda servir.

“Para fortalecer la esfera pública y salvar la democracia, necesitamos más medios de servicio público, no menos. El 'Manifiesto de medios de servicio público e Internet de servicio público' pide asegurar la existencia, financiación e independencia de los medios de servicio público y la creación de un servicio público de Internet. Esto incluye plataformas de Internet, así como formatos y servicios asociados operados por medios de servicio público. Este manifiesto ya cuenta con el apoyo de más de 1.000 personas y organizaciones, incluidos Jürgen Habermas, Noam Chomsky y la Federación Internacional de Periodistas”.

Es obvio que este asunto va mucho más allá de los alcances neoliberales, mezquinos y tacaños, que pretendió aquel fallido contrato de Centros Poblados. Olvidémonos de su versión Abudinen.

Al parecer, guardando las proporciones, se insinúa algo así como un Telecom, pero a la manera Internet.

Imaginando que un Internet de servicio público no elimine el teléfono celular, cómo podría funcionar entonces, de cara a la democratización del servicio, un monstruo de semejantes dimensiones.

Podría ser sencillo. El número del teléfono particular haría parte de una suscripción o matrícula y ésta a su vez recibiría una segmentación de servicios pasando a través de una o varias plataformas de naturaleza centralizada o descentralizada, que bien pudieran ser concesiones, tales como las viales o las mineras.

¿Con tecnología 5 y 6G, y las que vayan apareciendo? Es más, en esta imagen de continua evolución, la emergente computación cuántica no deja de ser un adicional atractivo.

Es más, podría anticipar su aparición. Habría muchísima tela de dónde cortar para imaginar sociedades mucho más comunicadas, casi con la oralidad del patio antiguo del trascorral.

-Urgente, Juanita; te llaman.

-Tendrías que prestarme, María, tu celular; tengo el mío descargado.

-Claro, comadre, cómo no. ¡Téngalo!

-Aló.

–Ay, sí hija, es que tengo el mío descargado.

-Pero…mamá… no te dije que…..%*+!*#!!

Obsérvese cómo Juanita puede recibir la llamada por el teléfono privado de María, lo que no dejaría de ser una novedad y una prestación hacia la formación de tejido social muy fuerte. Incluso ya antes había sido así, pero el teléfono era menos móvil.

Y puesto así, no suena mal. Solo cabe diseñar el espectro. Teniendo en cuenta que Internet todavía no ofrece un techo de hasta dónde puede llegar la expansión de sus servicios, sucesiva e históricamente, no deja de ser una ambición pertinente para el mayor desarrollo de plataformas de competitividad crecientes.

Aunque ya me imagino la idea imperialista pugnando por el predominio de sus capitales al interior de tales monstruos de inversión, caben más las connotaciones hacia los trusts nacionales. De todas maneras, ya el asunto no es ahora lo mismo que antes. Es impensable que los Estados Unidos procedan con el mundo como hacen con Cuba.

Incluso, hubo una época muy paralela a la aparición de la South América Gulf Oil Company (SAGOC) en que a la par de la línea de conducción del petróleo crudo Tibú - Coveñas, los gringos habilitaron una estratégica línea de transmisión por cable que incluso los comunicaba con Texas.

El imperialismo pasó a cohabitar en nuestras tierras. Tenía una línea telefónica para proteger sus intereses, a cada tramo, muy parecido a una tira de esas de huevos de iguana.

-Aló, Please. Give me with Pepita
-No. Ella no está.
-Okey. Give me, Texas.

El gringo confiaba en Pepita que sabía algo de inglés. Y si no pedía inmediatamente su comunicación con Texas. Esto hizo parte de nuestro paisaje en una localidad tan cercana como Bremen. Hoy esta misma llamada es una mina.

Un gobierno del Pacto Histórico puede inaugurar sus banderas futuristas de esta manera absolutamente espectacular. Incluso acallaría con ello la pertinaz vocinglería que, aceptemos, es un bullicio apenas preelectoral.

Además, si aceptamos la OPA de los Gilinski a favor de lo que pudo haber sido la república independiente del GEA, ¿por qué no podríamos aceptar una democracia política de igual envergadura?

Y habría más. De imponerse un servicio público de Internet, Colombia podría hacer un giro hacia el ejercicio de una mayor soberanía; eso sí, manteniendo la idea de la propiedad estatal de sus bienes estratégicos (como en el caso de la Legislación Minera).

Para decirlo de otra manera, la soberanía podría verse desde un nuevo punto de vista que inaugure y sea insignia de otro paradigma continental geoestratégico, en vez de la consabida relación hegemón de Estados Unidos. Además, ya estaría China con su avanzada 6G haciendo parte del juego: emergería una interesante competitividad de bloques, incluido el cada vez más independiente de la Unión Europea, que beneficiaría a los usuarios.

Ahora bien, ¿acaso no habría oportunidades abiertas; negaríamos opciones a la inteligencia nacional, que se perfile con opciones en mercados geoestratégicos? ¿No ofrece alternativas nuevas a alguna creciente inversión nacional en investigación estratégica de mercados digitales emergentes?

Al fin y al cabo la comunicación interpersonal también es una mina. Todavía mejor, una mina de recursos renovables, inagotable.

Y también cabe que, dado el voraz mercado móvil digital, prenda nuevamente, andado el tiempo, la prestancia de lo público y se retorne al énfasis y predominancia de los servicios pública. Hoy fatalmente descaecida por el neoliberalismo militante.

Esto reflejaría de paso una vuelta de tuerca en la forma de apreciar el Estado de Bienestar. Fue un invento de la Socialdemocracia y Democracia Cristiana europeas para aminorar el impacto y mermar el brillo de la política socialista de los soviets.

Y ahora que todo ha cambiado es entonces posible que el Pacto Histórico quepa perfectamente en la definición que de la Revolución en Marcha hiciera el inmortal López Pumarejo: “el deber del hombre de Estado de efectuar por medios pacíficos y constitucionales todo lo que haría una revolución»

Si se lee lo anterior qué tal suena lo siguiente:

“El antídoto correcto e importante para estos desarrollos es una renovación de la socialdemocracia en el siglo XXI y la liberación de la sociedad del neoliberalismo. Las sociedades de hoy necesitan urgentemente una restauración del estado de bienestar, una mayor tributación del capital y una política de redistribución que beneficie principalmente a las personas trabajadoras de bajos y medianos ingresos. Por supuesto, incluso en sociedades posneoliberales con un estado de bienestar fuerte y pocas desigualdades e injusticias, habrá teorías de conspiración. Pero lo más probable es que estos sean menos fuertes y menos militantes”.

Y con respecto a la imperante privatización multinacional se denuncia: “Escándalos como la controversia de Cambridge Analytica han demostrado que el enfoque de los gigantes de Big Tech en la maximización de ganancias representa una amenaza real para la democracia. Donald Trump, Facebook y Twitter se han beneficiado mutuamente: uno política e ideológicamente, el otro financieramente. La política digital y de medios europea ha intentado durante demasiado tiempo imitar las innovaciones de Silicon Valley. Esta estrategia ha fallado. No hay Google, Facebook, Twitter o Amazon europeos”.

Y, agregamos, se demoraría demasiado para que haya latinoamericanos. Es necesario que eso cambie. Hay que cortar camino. Es necesario impulsar esta ola y pegarse a ella tan rápido como sea posible. Y cambie a favor de su democratización masiva y, si es quiere espectacular. Un cambio de gobierno podría ser suficiente para liderarlo.

“El desafío, entonces, es fortalecer la democracia y la esfera pública democrática mientras se expande y desarrolla el estado de bienestar como parte de un giro posneoliberal. Los medios públicos han sido, por un lado, muy populares en la pandemia como fuentes de información y educación. El desafío, entonces, es fortalecer la democracia y la esfera pública democrática mientras se expande y desarrolla el estado de bienestar como parte de un giro posneoliberal.

Los medios públicos han sido, por un lado, muy populares en la pandemia como fuentes de información y educación”.

Notas: Las citas son tomadas de Europa necesita un servicio público de Internet, un newsletter de International Politics and Society, firmado por Christian Fuchs.

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