Hasta pronto
Opinión

Hasta pronto

Escribí esta columna durante 85 semanas, en un momento de profunda polarización y desconfianza en el país, hoy es la despedida porque emprendo un reto laboral y político que no me permite mantener este espacio

Por:
enero 21, 2018
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Cada mañana de domingo, desde la primera hace 85 semanas hasta la última la semana pasada, sentí la misma expectativa y emoción. Madrugué a ver mi columna publicada en Las2orillas como si fuera un niño esperando el regalo del Niño Dios.  Desde que mi amigo Juan Mosquera me conectó con Elisa Pastrana y me embarqué en este proyecto de introspección,  reflexión y publicación semanal, han pasado muchas cosas en el gran planeta y en mi pequeño mundo.

Ganó Trump, El Reino Unido decidió salir de la Unión Europea y en Colombia se acabó el conflicto armado más antiguo del hemisferio y el No ganó el plebiscito por centímetros.  Esta columna me sirvió como terapia y antídoto contra la depresión y la entrega al nihilismo.  Reflexioné sobre mi condición de columnista, compartí historias de padre enamorado y me aventuré en diversos temas, algunos de los cuáles me han interesado desde hace muchos años y otros que sentí me caían como relámpago y que era incapaz de ignorar.

Escribí esta columna en un momento de profunda polarización y generalizada desconfianza en el país.  No rehuí ningún tema pero intenté siempre plantear mis opiniones de manera tranquila, sin insultos o descalificaciones simplistas y evitando que se convirtieran en combustible para la hoguera de las pasiones y las vanidades que suele ser la vida pública.  No se si siempre lo logré.

 

 

No rehuí ningún tema,
intenté siempre plantear mis opiniones de manera tranquila,
sin insultos o descalificaciones simplistas

 

Publicar cada semana también me permitió conocer y compartir opiniones con algunos de los mejores escritores del país.  Recibí consejos y observaciones invaluables y en algunos casos reconocimientos y piropos que aun hoy me hacen sonreír y hasta suspirar.

Agradezco a los lectores que cada semana me leyeron, comentaron y criticaron.  Espero haber sido buena compañía y que mis temas y aproximaciones hubieran sido motivo de reflexión y buena discusión.

Escribo esta nota de despedida porque emprendo un reto laboral y político que no me permite ni el tiempo ni la distancia necesaria para mantener este espacio y sus contenidos.  Saber retirarse, así sea temporalmente, es fundamental en todo y para todo.

Esta columna no hubiera sido posible sin el aporte y el apoyo de tres mujeres. Elisa Pastrana, editora de de Opinión de Las2orillas, quien me abrió la puerta y quien a partir de su experiencia, con gran prudencia, respeto y sutileza me aconsejó en temas sensibles.  Alba Clemencia Ardila mi editora en jefe.  Con ojo de profesora; minuciosa, rigorosa e implacable, a ella le debo correcciones, trasnochadas y en buena parte el orden y claridad de los textos.  Finalmente, a quien fuera siempre mi primera y última lectora antes del irreversible clic de enviar: Juli mi esposa.  Desde la puntuación hasta el análisis de los impactos y las diferentes lecturas posibles del texto, Juli vivió esta aventura con la misma intensidad y pasión que yo. ¡Gracias!

Hasta pronto.

 

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