Gracias, Trump
Opinión

Gracias, Trump

Las extremistas y polémicas posturas de Trump despertaron al mundo y revitalizaron temas como el cambio climático, dormidos entre clichés y la burocracia internacional

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junio 05, 2017
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Se necesitaba a Trump para resucitar el interés ciudadano mundial por temas vitales como el cambio climático.

Hay quienes sostienen que hay que agradecer a Judas por actuar como lo hizo. Si no hubiera sido traicionado, Cristo no hubiera muerto y resucitado a sus 33 años, hecho fundamental de la doctrina y el poder de la Iglesia durante muchos siglos. De forma parecida, gracias Trump, por retirar a los Estados Unidos del Acuerdo de París, por su xenofobia y su nacionalismo burdo, su arbitrariedad, su paranoia, sus mentiras, su falta de concentración, su afición de insomnio al Twitter y a las noticias por cable. Por defender la tortura y el cierre de mercados y apelar a los rusos para perturbar las elecciones.

Han sido tan extremistas sus posturas y sus reacciones, que ha logrado despertar y revitalizar en el mundo entero consignas que se encontraban sumidas en un mar de clichés “políticamente correctos” y, en casos como el cambio climático, en manos de la burocracia internacional. París sustituyó a Kioto y, a pesar de estar firmado prácticamente por todas las naciones, el tema no estaba entre los álgidos. Hoy lo está. Estados Unidos, la sede de las mejores universidades del mundo, por decisión del troglodita Trump, se une a Siria y Nicaragua, los únicos fuera del acuerdo.

El jueves pasado, cuando declaró la salida de los EE. UU.  del Tratado de París, que entre otras cosas es un acuerdo de carácter no vinculante para la reducción de la emisión de los venenos que calientan la atmósfera, dijo que él no representaba a París, sino a los ciudadanos de Pittsburgh. Gracias Trump, por escoger el peor ejemplo.

Pittsburgh, una ciudad que hasta hace unas décadas vivía, literalmente, en la oscuridad por efecto de los negros humos emitidos por las chimeneas de las viejas siderúrgicas integradas, movidas a carbón, emprendió el camino de rehacerse como ciudad del conocimiento, universidades, innovación, energías limpias, servicios de salud. Si hay un lugar en el que el discurso de frenar el cambio climático haya sido asimilado por la comunidad, es Pittsburgh. No solo el alcalde Peduto se alebrestó; el de Nueva York, gobernadores como el de California, más de cien rectores andan armando una alianza climática de los Estados Unidos con los postulados de París, pasando por encima del gobierno federal.

Ya los presidentes de las empresas más valiosas del planeta, en términos de su capitalización de mercado, como Facebook, Google, Apple, Microsoft, habían advertido a Trump acerca de los riesgos de no combatir el cambio climático y de salirse del Acuerdo de París. Presidentes de empresas como Disney, Bob Iger, o de Tesla, Elon Musk, se retiraron, de inmediato, de instancias consultivas de Trump. “Me voy del consejo asesor del presidente. El cambio climático es real. Salir del acuerdo no es bueno ni para los EE. UU. ni para el mundo”, dijo Musk.

Gracias a Trump, el nuevo presidente francés, Macron, se está fajando y la canciller alemana será, muy probablemente, reelecta en las próximas elecciones de septiembre.  Los franceses, que nunca han visto a un presidente suyo hablando en inglés, vieron a Macron enviando un mensaje al pueblo norteamericano el pasado jueves, que finalizaba, parafraseando a Trump: “Hagamos de nuevo grande a nuestro planeta”.

¿Que tiene audiencia Trump? Por supuesto. Le apunta, sobre todo, a los antiguos trabajadores de empresas siderúrgicas, del carbón, automotrices, del famoso cinturón del óxido, con un mensaje falso pero vendedor: ustedes andan mal por culpa de mexicanos, alemanes y chinos y por acuerdos como el de París. ¡Somos soberanos!

Pobres… Si muchos han perdido sus puestos y carecen del estatus que tuvieron una y dos generaciones atrás es por virtud del vertiginoso cambio tecnológico, el uso de nuevas fuentes de energía renovables, nuevos materiales… Y, también, porque nadie previó cómo actualizarlos para nuevas ocupaciones.

 

Resulta gracioso y triste a la vez
que haya una audiencia criolla ilustrada
que considera acertadas las decisiones de Trump respecto al medio ambiente

 

Resulta gracioso y triste a la vez que haya una audiencia criolla ilustrada que considera acertadas las decisiones de Trump respecto al medio ambiente.  Que siguen pensando que a las mineras hay que darles ingreso incondicional y que la consulta previa es un derecho mal adjudicado a minorías que no hacen sino entorpecer el desarrollo. Atraso de dirigentes que no ven más allá de un país productor y exportador de commodities, ajeno a la principal y más rica fuente de riqueza: el conocimiento.

En un mundo en el que el cambio tecnológico y la interdependencia entre los habitantes del planeta crece exponencialmente, en el que el deterioro climático no solo es un reto sino una oportunidad inmensa,  se necesitaba a Trump para recordarlo. ¡Gracias!

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