A veces uno camina por Bogotá sin rumbo fijo, con hambre y ganas de algo realmente bueno, y de repente encuentra lugares que parecen un pequeño secreto bien guardado. Así es La Martina Trattoria, una pizzería con dos sedes en Bogotá Modelia (Calle 24c #80b-35) y La Colina (Cra. 58 #128-75) que, sin hacer mucho ruido, se ha ganado el corazón de muchos. Y no es exageración: tres veces campeona del Pizza Master. Tres.
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Pero más allá de los premios, lo que atrapa en Martina es la sensación de estar en un sitio donde la comida importa de verdad. Desde la entrada, donde el olor a masa recién horneada en horno de leña te abraza, hasta el salón sencillo pero acogedor que invita a quedarse horas.
Las pizzas son el alma del lugar. De masa delgada, bordes crujientes y ese equilibrio perfecto entre ingredientes que uno nunca logra replicar en casa. Hay joyas como la Atrevida, que tiene el toque picante justo para no quitarle protagonismo a los demás sabores, o la Emilia Romaña o Carbonara, fresca y deliciosa. Los precios de las pizzas oscilan entre $30.000 y $45.000 pesos, y cada peso vale la pena.
Si te animas a explorar un poco más allá de la pizza (aunque no sé por qué querrías hacerlo), también hay antipastos, pastas caseras que parecen hechos por una nonna italiana. Para quienes disfrutan de un buen vino, la carta ofrece varias opciones sencillas pero acertadas.
Lo espacial de La Martina es que no pretende ser más de lo que es. No hay poses, no hay pretensión. Solo buena comida, hecha con amor, servida en un espacio donde uno se siente cómodo, como en casa de un amigo que sabe cocinar increíblemente bien.
Así que si alguna vez estás por Modelia o La Colina, con antojo de pizza de verdad —esa que cruje, que huele a hogar y que sabe mejor compartida—, ya sabes a dónde ir. Solo hay que advertir una cosa: después de probar La Martina, todas las demás pizzas hay que esforzarse mucho para impresionarse de nuevo.