El Titanic de los cartageneros

El Titanic de los cartageneros

Pedro Blas Julio, poeta, escribe este texto en su peculiar estilo, en el que denuncia algunos movimientos en el barrio Getsemani, que él habita y defiende

Por: Pedro Blas Julio Romero
junio 13, 2018
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El Titanic de los cartageneros
Foto: Alcaldía Mayor de Cartagena

Autollamarse raizal va siendo un exabrupto. Lo de raizal se le acredita solo a los de San Andrés islas y Providencia.

Lo mismo el dale que dale con la cosa —nativa—. Aquí en Getsemaní nadie es nativo. La isla Getsemaní se ha conformado todo el tiempo en un episodio de tránsito. Culturas llegan y se van. Todos sin excepción nos acercamos a poblar Getsemaní desde cuando salimos de las provincias; donde después de las etnias árabes, judías, hindúes, judío, portugueses, los "ilegales" de Francia, los judíos polacos como los Jayud y los Schuster, chinos, polacos...entre otros, vamos los demás, repito, acercándonos desde provincias aledañas. De lo cual procede incluso aquel herrero elaborador de cañones y campanas, que así mismo matarife de cerdos Pedro Romero.

Por si no lo sabían, empiecen a tomar nota: la franja de la bahía de avenida con el nombre del negro Eusebio Vargas Rivera, o Avenida del Arsenal, no volverán a contar con ella. Las oficinas del Centro de Convenciones suelen conservar de manera muy celosa las incursiones de mendicidad de liderazgos negociando aquella franja.

No sale uno del desconcierto al estar escuchando otro invento con tal sacarle dinero  al erario, a costa de una dolorosa tragedia padeciéndola la comunidad getsemanicense; de entre los cuales sacándole el jugo en satanizar el término gentrificación. Viniendo ahora con el atronadero que en Getsemaní se tomarán unos espacios donde se levantarían viviendas de interés social. ¡Sí, cómo no! ¿Quién las va a regalar?, ¿los Mattos o los diputados, concejales y senadores de la banda narcoparamilitar de los rastrojos?, ¿acaso la gata?, ¿será El turco o los García?, ¿a cuál de las bandas narcoparamilitares hasta el momento manejando a su entera gana la institucionalidad de Cartagena le correspondería tan bondadoso paternalismo? Me avisan. Ah, y la otra: viene un repoblamiento. Es decir: llamarán a los que salieron, con el fin de volver a ubicarse en Getsemaní ¡no se los digas a nadie El Farnezzio!

Anteriores pajazos mentales sueles usarlos la podredumbre gubernamental, pero a ellos les rinde. Por favor, no apelen ustedes a lo mismo. No se presten ustedes getsemanicense de corre ve y dile respecto a tal  falacia. A través de los tiempos en la vil felonía perpetrada contra Cartagena no se ha visto sino ese similar descaro de salvajadas acreditándole al crapulaje de honorabilísimos casa por cárcel total impunidad en el dolo. No deja de ocurrírsele a los mismos salir con lo de alcaldesa de la calle, la Casa Escuela de Gobierno, el Fondo Mixto Distrital, o que si la tal Escuela del Pensamiento. Un descaro por parte de esta tradicional mierdeta, repito, atiborrando a Cartagena en oscurantismo de sus trapacerías en serie. Una rimbombancia de nombres con el fin de esta misma hampa oficial el ir embutiendo a su mosquerío….y les rinde.

Entonces prepárense porque ya en el Centro de Salud Fátima, el de la esquina de Calle Larga con Calle las Aguadas de Getsemaní, ya no hay ni hipodérmicas, no se encuentra por ningún lado menthiolate, mucho menos alcohol salicílico ni algodones. Toda una óptima señal colmando de regocijo al hampa de concejales donde, como siempre ha sido su alta dote en latrocinio. Las peligrosas bandas de estos honorabilísimos casa por cárcel, terminando por repartirse la venta de dicho edificio. Eso era lo que buscaban.

Aquella edificación la estuvo solicitando la empresa artística: el Colegio del Cuerpo, con el objeto de erigir allí algo ya forjado tiempo atrás de manera exitosa, en el aspecto de Danza Contemporánea, con jóvenes de la periferia. Siendo muy loable por parte del Colegio del Cuerpo, el querer tributárselo a las nuevas generaciones de niños y jóvenes de Getsemaní. Pero de manera lastimosa tal proyecto lo sabotean unos secuaces con los que siempre han permanecido contando en Getsemaní los pre-claros, pro-hombres facinerosos  padres de la patria. Secuaces en su miserablezca dote, obstinados en obstruir (a quienes les favorece su naturaleza de infecta obstrucción en su capacidad de un provincianismo a toda hora momento y lugar no ejerciendo otra cosa que el obstruir, algo de lo que hablaba el poeta norteamericano Ezrra Pound) la posibilidad que los niños y adolescentes de Getsemaní, pudieran engrandecer sus destinos a través de aquella valiosa propuesta de profesionalizarse en Danza Contemporánea, por parte del prestigioso Colegio del Cuerpo.

Pero no, allí estaba el "sátrapa de la pestañina" de la calle Guerrero, dueño de Getsemaní, pechos inflados, amedrentador esforzándose en caminar como macho, quien empecinado en complacer a sus amos hampones no deja de hacerse en los pantalones necesitando cumplirles. Al punto de haberle visto el esmero con ponerse a visitar casa por casa tratando de convencer a madres y familiares de niños y jóvenes acerca del "riesgo" en el que se verían expuestos ante esa cosa extraña, luciéndole solo a los ricos de piel blanca…Entonces permanecía sin descanso el "sátrapa de la pestañina" de la calle Guerrero, dueño de Getsemaní, pechos inflados, amedrentador esforzándose en caminar como macho, empecinado este con obsceno ahínco en aquella campaña para con sus amos. Donde incontenible padecimiento de una triste alalia a causa de precariedad en el habla, le acentúa condición de zafio limitándolo a manifestarse solo en truhanería asestando trompadas y eructando amenazas,  hasta aterrorizar y lograrlo.

El otro día a sabido acomodar bulla de cantinucha de vereda el "sátrapa de la pestañina" de la calle Guerrero, dueño de Getsemaní, pechos inflados, amedrentador esforzándose en caminar como macho, enfilándosela al Baluarte San José, de la Avenida Jorge Artel o del Pedregal. Vaya a saber dios y el diablo las intenciones non sancta, respecto a cosas de esta índole patrimonial de baluartes en Getsemaní, tenga la oficialidad de hampones encomendándosela a su sirvientico.

Entonces como cerote cuesta abajo en su rodada coge este "sátrapa de la pestañina" cobardemente las noches dando la impresión de recién haber ofrecido entera onírica felatio, y lo de sus dorsales humedades para con el fantasma de Joseph Goebbels, porque se le ve pegando carteles que decían: ¡abajo la cultura!

Lo de anterior asquerosa labor consigue espantar la altruista propuesta del Colegio del Cuerpo, donde a estas horas ya el tradicional fariseísmo de carroñeros estarán tras la venta de aquel edificio. Y lo más probable que a ese "sátrapa de la pestañina" de la calle Guerrero, dueño de Getsemaní, pechos inflados, amedrentador esforzándose en caminar como macho, ni le lleguen a compensar su habitual servilismo de gargajo de perro.

Por favor, ilusos, no mamen, dirían los mexicanos, y echen de una vez por todas, a un lado vuestros pajazos mentales, cuando hace ya mucho, en lo concerniente a Cartagena, que a ustedes empezó a tocarles la banda del Titanic.

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