El tapón de la muerte

El tapón de la muerte

Se marchó también por las sabidas condiciones de salud, que son deplorables para los docentes y que para nadie es un secreto

Por: Iván David Bejarano Celis
septiembre 12, 2023
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
El tapón de la muerte

"Si miras fijamente al abismo,
el abismo te devuelve la mirada".
Nietzsche

El miércoles pasado hubo paro de docentes. Obviamente, fui.

Esta vez se marchó y se bloqueó la 26 por tres cosas específicamente:

1) Para hacer un llamado de lo que se pretende realizar por parte del Centro Democrático, más exactamente propuesto por Paloma Valencia y otros, respecto a los bonos educativos, donde el Gobierno debe financiar dichos bonos para que los padres metan a sus chinos a estudiar donde quieran, sea público o privado. Habrán papás que estén de acuerdo, desde luego, depende de su situación económica y sus preferencias éticas, filosóficas y hasta políticas, pero si se piensa profundamente eso implica la desaparición de la educación pública, y ¿qué pasaría en un país sin educación pública? Aún no lo sabemos y esperar no saberlo. Al menos que eso se garantice aún en Colombia, el librepensamiento y la real democracia y expresión. Este proyecto ya fue aprobado en primer debate.

Por otra parte, puede ocurrir que suceda lo mismo que sucedió con Agro Ingreso Seguro, beneficiando a los grandes hacendados y empresarios, o con Ingreso Solidario el subsidio que beneficiaba a los más vulnerables y damnificados en la Pandemia, y que aparecieron cientos o miles identificados con la C.C. 0000000000, o 33333333. Lo explica muy bien Martha Lucía Alfonso, la directora ejecutiva de Fecode, citada en un artículo de El Espectador, donde dice que ya pasó en 2013 y 2014, dejando una cifra de 131.000 estudiantes inexistentes, donde hubo casos en que se cambiaban los nombres de los pelados con una sola letra y se pedían dos o tres veces el recurso del Estado.

2) Se marchó también por las sabidas condiciones de salud, que son deplorables para los docentes de este país (de las que yo mismo fui testigo) y que para nadie es un secreto.

3) Y como si fuera poco, se marchó, porque el mismo Centro Democrático, con María Fernanda Cabal (que al parecer no está en sus cabales) propone prohibir cualquier tipo de protesta en este país, ya sea por parte de Fecode o de cualquier otra institución pública de Colombia. Pero pues qué raro, si Colombia tradicionalmente siempre ha sido tan democrática y tolerante. Tan fiel justiciera de los derechos humanos y de la libertad, de instituciones políticas tan limpias, prístina y deliberadoras.

Pero bueno, esperemos que la sensatez de los ilustres congresistas que elegimos puedan decidir el mejor destino de dichas propuestas. Igual, no se pretende hablar acá de ese tema, sino de seguir contando lo que pasó el miércoles.

Ese mismo miércoles, después de la marcha de docentes, me fui con Carlos, un colega de hace años, a la exposición de Se lo Explico con Plastilina, en el Centro Cultural Gabriel García Márquez. Era la exposición de Edgar Humberto Álvarez, el loco que hace muchísimas cosas en plastilina y rinde constantemente homenajes a los distintos sucesos de este país agobiado y doliente. El que ha realizado cortometrajes en plastilina como el del Bogotazo, Los Invisibles (en EEUU), o la crítica contra la tauromaquia, también es quien ha hecho comerciales e hizo los cortos de plastichistes de También Caerás. Un personaje reconocido, de alguna manera. Me había enterado de la exposición por redes y quise pasar, antes de que terminara la exposición, pues iba hasta el 30 de agosto, es decir, ese miércoles. Se titulaba Darién: Sueños de Barro.

Sabía de qué trataba la cosa, de qué era la exposición, pero sinceramente, fue ahí que reparé en la magnitud de la cosa. Como que siempre supe, pero nunca fui realmente consciente. Ahí, me cambió la mirada.

El Tapón del Darién es un bosque húmedo tropical, ubicado entre Colombia y Panamá. Una espesura selvática con difíciles condiciones para los humanos. Una de las zonas de mayor pluviosidad del mundo, con flora y fauna única y específica que sólo está allí. Y en la actualidad, lugar de cruce de miles de migrantes.

Es una problemática inmensa y en crecimiento, en medio de las paradisiacas playas de postal.

Observaba con detalle las fotografías de las figurillas en plastilina, sabía que era una alegoría a las miles de situaciones reales por las que transitan miles de migrantes de varios lugares del globo.

Se evidenciaba la inclemencia de la selva, en donde llueve casi todos los días. Pensaba en cómo sería si estuviera yo allí, en esa situación. Exponerme a distintos peligros. Devorado por las fauces de la manigua. Caminando sin parar. Sin saber si voy a llegar a no a tal punto. En saber si voy a morir y en cómo. Caminando embarrado y durante días, con los zapatos y los pies vueltos mierda, con ampollas y hongos entre los dedos, troncharme, o fracturarme alguna extremidad, así sea sólo un dedo. Cómo sería dormir allí. Sentir la oscuridad de la selva, el abandono. La soledad. Escuchar los distintos rugidos de los jaguares o de los monos aulladores, ver animales salvajes y venenosos, serpientes de todos los tipos, boas, hasta anacondas, ranas, ratas silvestres, arañas o cientos de bichos desconocidos. Las picaduras. La deshidratación, el cansancio. El hambre. Caer, resbalar, arrastrarme. Tener que abandonar la ropa por el camino. O bueno, si es que hay camino. O abrir camino. Qué pasaría si me pierdo. Si se me acaba el agua. Y tras del hecho, lo más peligroso, el mismo humano. Los robos, estafas, quizá asesinatos. Si me pusieran armas en la cabeza yo qué haría. Cómo sería si fuera una chica, expuesta a violaciones sexuales. O cómo sería si me tocara ver o escuchar a una chica que es violada. Ver gente morir. Niños morir. La cosa es fuerte. Densa.

Supe que en su mayoría era venezolanos, que debido a la crisis desatada ya hace años por el gobierno del inteligentísimo Maduro (inepto y único culpable de dejar a su pueblo desparramarse a lo largo y ancho del planeta, el que condenará la historia por darle la espalda a su patria y someterlo a tan infrahumanas condiciones), no ha dejado más remedio que el éxodo bolivariano por el resto de Latinoamérica. Recordé cuando viajé de Cúcuta a Bucaramanga y todo el recorrido era escoltado por una procesión venezolana a lado y lado de la carretera, descalzos o en chanclas, cargando niños, víveres y enrollados aislantes plateados, con sus tulas de amarillo, azul y rojo en sus espaldas y sobre sus camisetas vino tinto. Esa disgregación, que inició en el 2015, nunca se ha detenido. Tan sólo este año van como ciento treinta y pico e mil de ellos que han atravesado el Darién.

Secundan Ecuador, Haití (que desembocó su diáspora, después de la muerte de Jovenel Moise, su presidente, extrañamente perpetrado por ex militares mercenarios colombianos), Cuba, Colombia, Perú y Chile, no sin sorprender la presencia de migrantes de países africanos como Camerún, Somalia, Angola y demás, así como presencia de yemeníes, afganos, bangladesíes, indios y chinos (siendo para ellos más brava la cosa, pues siendo extranjeros, en tierra de colombianos, por supuesto que van a salir descalabrados).

Supe también que 1 de cada 5 migrantes, era niño, es decir el 20%. Así que pensé y sentí que debía darles clase de esto, a los chinos. Aguantaba traerlos a la exposición, pero sería un poco difícil (las cosas en el Cole no lo permitirían. Toca gestionar buses, y muy seguramente la rectora me diría que ya no se alcanza, porque está muy encima, pues la exposición iba hasta el 30 de agosto, y la prolongaron ahora hasta el 10 de septiembre, no más). Entonces, después de la exposición, hablamos con Carlos de cómo sería la mejor clase y salió la idea. Un relato conjunto, tipo cadáver exquisito.

Ya en casa, seguí en la indagación. Me dejé atrapar por la net.

Recordé que mis padres me hablaron que vieron recientemente un documental en CNN sobre eso. Entonces me puse a buscarlo, y en YouTube no lo encontré, pero me topé con un montón de documentales y de noticias. Reportajes de Testigo Directo, Telemundo, Univisión, DW y demás.

Todos hablaban de muertes, violaciones a muchas mujeres, robos, extorsiones, tráfico de personas, los coyotes, bandas criminales, deshidratación, ahogamientos, "una mina de oro para unos y una tumba para otros" dicen en Darién. Infierno de los Migrantes.

En uno de los reportajes, el de una periodista argentina, se habla de que ese territorio está custodiado por el Clan del Golfo, y pues desde luego, no es raro, puesto que dicho grupo paramilitar ha estado anquilosado en ese territorio, ya por varios años.

Lo de las violaciones sexuales es algo impresionante porque la mayoría de víctimas no denuncian. Cabe recordar que son migrantes, ilegales, exiliadas. En tierra de nadie. Sin apoyo. Nadie les va a dar respaldo. Están abandonadas por el mundo. Desarraigadas.

Se habla de que en los últimos 3 años van cerca de 700.000 migrantes. En el 2021 atravesaron 131.000 personas. Que sólo este año van alrededor de 250.000 (faltan 4 meses aún) y se prevé que, para mitad de año del año entrante, se alcance al millón.

Un millón de personas que evidencian las deplorables condiciones de vida en los países en vías de desarrollo, que se vieron forzados a buscar “un mejor futuro”. El derecho de la vida en los países tercermundistas es tan verdaderamente incierto y desolador para muchos, que la única opción es escapar del hambre, y adentrarse en esa aventura peligrosa, enmarañada e impenetrable. Hay que estar muy desesperado y sin esperanza en la vida para tener ese objetivo como alternativa, que se convierte en sueño y anhelo de vida.

Me enteré que este año se triplicó el número de desplazados. Que hace unos años eran tal vez unos mil por día. Hoy son tres mil.

Trasnoché mirando varios testimonios, y a la final, me decidí por el de DW.

Coincidencialmente el jueves, en el primer bloque, hubo una actividad de tránsito y movilidad con los de 604, y con 603, que era después de descanso (mi curso), se había destinado precisamente Dirección de Curso, para informarles los consolidados de las notas del segundo periodo, entonces paila, no se pudo hacer lo del Darién.

Tocó hasta el viernes.

El viernes fue un hit. Hice la actividad con 606 y con 605.

Les hablé del tema. Primero, resolver conceptos fundamentales como desarraigo, exilio, sueño americano, Darién, migración. Plasmaron sus ideas. Algunos confundieron exilio con auxilio, y desarraigo con distintas cosas como separar, desabrir, quitar algo, y muy pocos sí la tenían clara o habían escuchado del tema. Luego de que ellos participaran y de explicar los conceptos y contar la experiencia de la exposición, mostré el corto promocional del viejo Edgar, y luego coloqué el docu de DW, como de 15 minutos. Pausaba e iba explicando cosas. Apenas.

Por último, les coloqué a los niños un tapabocas en los ojos, para que los cerraran, se conectaran y contaran un relato de lo que habíamos visto en la clase. El cadáver exquisito. Le pasaba un objeto a un sólo estudiante: un muñeco de peluche. Si tenía el muñeco entre sus manos tenía que inventar la historia y narrarla en voz alta. Les hacía preguntas como en dónde estaba el personaje, con quién viajaba, qué idioma hablaba, de dónde era, para ayudarles un poco y echarle leña a la historia. Si le quitaba el muñeco (cuando sentía que ya había aportado algo) debía parar su relato, luego le pasaba el muñeco a otro estudiante, quien debía continuar la historia. Se inventaron historias donde apareció un tigre que se comía a la esposa y a la hija de un migrante. Saltaron de Venezuela al Darién, algunos se devolvieron al Amazonas, y otros llegaron hasta Cancún, pero los chinos reconocieron elementos. Y puede sonar a ficción, de la imaginación de unos niños de sexto, pero en realidad, los peligros a los que se arriesgan los migrantes día a día han sido variados y horríficos.

En conclusión: buenas clases. ¡Éxito!

El sábado volví a observar documentales y coloqué Darién en TikTok. Me gusta cuando me obsesiono con algún tema e investigo. Lo cierto es que es terrible todo lo que seguí viendo, y corroboré las noticias más sonadas, como la del tipo cubano que abandonó a su mamá, quien se había fracturado una pierna, y le dijo a su hermana que su madre había muerto. Vi el caso de una señora que fue encontrada entre una carpa de colores, y unos acentos venezolanos comentan que “está vieja, está viejísima”, “debe tener meses que murió”. Seguro está en descomposición y lo dicen por el olor. Supe que no sólo fue esa señora, sino que así hubo muchos casos. Vi cómo “sepultaban” a uno con una carpa y un pedazo de cartulina. “Que en paz descanse, grita alguien por ahí. Una señora que se lastimó una rodilla y quedó botada por su grupo. Vi también el de Los Informantes, y del relato de los haitianos.

Familias que fueron arrastradas por acampar cerca a los ríos y la crecida se los llevó sin avisar. Vi el testimonio de un viajero que vio al menos 18 muertos. #DariénNoEsUnaRuta,EsUnaJungla. Mujeres que iban con bebés, otras embarazadas. Vi uno de una mujer que fue violada por ocho hombres y producto de esa violación quedó embarazada, y ese niño lo dejó en adopción en Panamá. Ella estaba con su hijo en una carpa, y a las 3 de la mañana llegan cerca de 80 tipos armados y con pasamontañas. Le dicen: “Ya tú sabes a lo que vas”.

Encontré el Vlog de Miguel Alejandro, un venezolano que hace el recorrido completo, desde Capurganá, hasta el último campamento de la ONU, en Panamá. Ahí habla de una señora que llegó con sus dos hijos, que desafortunadamente murieron. Se los llevó el río. La mujer no aguantó el dolor ni su culpabilidad y se colgó en uno de esos árboles, que están allí relajados, porque es su naturaleza, pero que son despiadados con los humanos. Porque los humanos, no son de ese territorio, no están diseñados para ello. Tal vez sólo los indígenas, que se dejan contaminar de ese viacrucis internacional. Están los kunas, los waunanes, gunas y emberas, que seguramente se oponen a que se continúe con la Panamericana, porque ese progreso y desarrollo será la catástrofe natural y el final del ecosistema y de su relegada historia escondida en ese selvático accidente geográfico.

Miguel Alejandro termina su recorrido, con algo de suerte, llega junto a sus 5 o 6 amigos de viaje. Eso sí, recalca que “Todo es pago. Tienes que tener dinero sí, o sí”. Pero entonces ¿qué pasa con los que han sido robados, violados y se han accidentado, los que ya no tienen dinero?

En otro video un venezolano exhorta a los colombianos que no sean tan hiju3pvtas (no lo dice así textualmente, esa palabra la coloco yo), que es en el lado colombiano donde más se exponen los migrantes a ser robados, abusados y estafados, que tomen consciencia, que Panamá sí colabora un poco más. Ay, Dios mío, qué pensar de la idiosincrasia colombiana.

Ante la travesía, la mayoría de testimonios no lo recomiendan, dicen que es una locura e incitan que mucho menos lleven o expongan a los niños, a los propios hijos a ese cruel episodio de terror. Que si lo piensan hacer, lo piensen unas 300 mil veces. La mayoría de mujeres y hombres se vienen en llanto contando lo que vieron en esos días. Hayan sido 4, 6, 8, 12 días. Muchos que llevan meses anclados en uno que otro pueblo, o campamento, esperando a reunir la cuta de dólares que exigen los guías. La mayoría de los que lo logran, casi todos han presenciado decesos en esa travesía maldita. Todos mandan mensajes que mejor no, que no lo hagan, que mejor tomen un avión, una lancha, o hagan otra cosa. Que es una vaina demasiado dura. Demasiado fea. Que no pensaban que sería tan difícil. Que no se lo recomiendan a nadie. Nunca.

A ciencia cierta, no se determina con seguridad cuántos muertos ha habido. Un documental habla de 180 que fallecieron en 2021, y en el 22 fueron 349. Pero no se sabe cuántos han quedado ocultos bajo el fango y cuantos han sido arrastrados por la furia de los ríos. No se sabe cuántos, con exactitud han sufrido paros cardiacos o han muerto de cansancio, inanición o deshidratación, o han sido mordidos o envenenados por criaturas feroces. Recordar que no hay autoridad ni presencia estatal, ni de Colombia, ni de Panamá. Es una tierra olvidad por el dios de los humanos.

Lo que sí es cierto, es que es admirable ver cómo el trabajo de un personaje como Edgar Humberto Álvarez, permite visibilizar esa problemática, que desalentadoramente no atisba una solución pronta ni fácil, a menos de que se cierre rotundamente la frontera. Hay que reconocer que tampoco es fácil adentrarse y documentar, como lo han hecho decenas de periodistas, fotógrafos y documentalistas. Aunque ellos, van y se regresan, no terminan el recorrido completo.

Habría que ver si ese recorrido, desde Necoclí, para pasar a Capurganá, tomar el camino de Bajo Chiquito, o por el de Canaán Membrillo, subir la Loma de la Muerte, subir la Llorona, atravesar Banderas, atravesar el río Bravo, y el río Chucunaque y pasar por Lajas Blancas y Come Gallina para llegar a San Vicente, vale la pena para acariciar y vivir ese tal sueño americano.

Habría que ver si haber visto tantos muertos, haber sido abusada una o varias veces, haber visto el hambre, el sufrimiento, el dolor y la desesperación de tantos humanos, valga la pena para continuar ese funesto periplo, sabiendo que, aunque ya no hay maras en El Salvador, sí existen aún los carteles mexicanos, y sabiendo tradicionalmente que atravesar la frontera mexicana no es nada fácil, por aquello del muro, la migra, los puestos de control, los túneles, más coyotes y los camiones que intentan atravesar la frontera con sus conteiner con decenas de personas asfixiadas. Habría que ver si todo esto valió la pena para poder llegar a esa tierra de felicidad y fantasía, de sueños y oportunidades.

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