El síndrome Jeison Murillo y el declive de la selección

El síndrome Jeison Murillo y el declive de la selección

Una selección deja de funcionar cuando se forman varias selecciones dentro del mismo grupo. Esta podría ser la nuez de su fracaso

Por: Mario Vanegas
febrero 04, 2022
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El síndrome Jeison Murillo y el declive de la selección
Foto: Instagram/@jeisonmurillo01

Todo empezó con un nombre: Jeison Murillo. Pero no es precisamente ese jugador el que inició la decadencia de la selección Colombia, sino que se inicia la formación de grupos dentro de la selección. Jeison Murillo fue el primer jugador "diferente" al primer ciclo de la era Pékerman, ya que su debut fue después del mundial de Brasil 2014 para reemplazar a Yepes, el líder de la selección que hasta el día de hoy la selección carece.

Justamente Murillo fue el mejor colombiano de la Copa América 2015, el único que marcó gol durante todo el certamen (y nada más ante Brasil) y el único elegido dentro del 11 ideal de esa copa. ¿Y los demás? Parece que hubo dos selecciones Colombia: Murillo y los demás, dos generaciones que no pudieron formar una unidad.

Esa segunda generación empezaría a poblarse en 2016, cuando Atlético Nacional gana la Copa Libertadores. Ante la idea aceptable de convocar a los campeones continentales, no hubo tiempo de asimilar la repentina heterogeneidad que había en la selección y eso se vio reflejado en las eliminatorias al mundial de Rusia 2018, cuando Colombia apenas logró el cuarto cupo a un punto de quedar por fuera. Tal como sucedió en la copa América 2015, la figura en ese mundial fue alguien de esa nueva generación: Yerry Mina. Si, otro zaguero. ¿Y los demás? Solo apareció su magia por última vez en ese partido frente a Polonia. El resto de partidos solo jugó la selección Yerry Mina.

Pékerman abandona el barco con ciertas rupturas, queda a la deriva durante siete meses, la asume el cadete Reyes (quien después deja el barco sin gente durante su proceso con la Sub 20) y finalmente toma el timón Carlos Queiroz, buen técnico pero que no solo no conocía la intensidad del fútbol sudamericano sino que desconocía el chicharrón que se enfrentaba la selección. Pero algo sí entendía y es que la selección Colombia necesitaba sangre fresca y con eso nacería la tercera generación; eso no le cayó bien a la segunda generación, mucho menos a la primera.

La primera medida de Queiroz fue llamar a tres arqueros debutantes y por primera vez David Ospina, el jugador con más partidos jugados con la selección, peligraba su puesto. Molesto por salirse de la zona de confort, Ospina le deja la responsabilidad a Camilo Vargas en aquellos dos partidos para el olvido: El 3-0 contra Uruguay y el 6-1 frente a Ecuador. Otro que se salió de esa zona fue James Rodríguez debido a su bajo nivel y porque Queiroz potenció a Jefferson Lerma y le dio juego a Luis Díaz. Y sí, la principal víctima de ese huracán fue Jeison Murillo y sobreviven los de la primera generación.

Queiroz se va, Rueda asume ese caótico grupo de estudiantes y con su carácter pasivo le da el timón a los referentes: Ospina, Cuadrado y Falcao. A James no lo llama al inicio y Rueda logra un intento de selección unida donde sobresalió Díaz en la última Copa América. Una vez más, solo un jugador sobresale sobre los demás, esta vez de tercera generación.

Rueda, ante la falta de material ya que ni la liga colombiana ni el proceso de la sub 20 le aportaban jugadores, terminó usando la misma plantilla que usó Pékerman en el Mundial 2018 con la excepción de Luis Díaz. Muy parecida la situación de la Copa América 2015 con Jeison Murillo.

Se puede concluir que parte de esa culpa fue de Pékerman por no encontrar un líder como Mario Alberto Yepes y por no prevenir ese incendio. A su vez, dejó a una selección muy dividida y con problema de egos. La única alternativa es empezar de cero, rescatar algunos jugadores de la última generación y plantear un proyecto donde haya una constante renovación de jugadores sin formar una plantilla base para largos ciclos, así la selección Colombia evitará el síndrome Jeison Murillo.

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