Un 10 de febrero de 1954, nació Jairo Camargo Fajardo, quien años más tarde se convertiría en uno de los rostros más familiares y queridos del teatro, el cine y la televisión colombiana. Pero su camino hacia los escenarios no fue inmediato. Como muchos artistas, su vocación empezó a moldearse en la juventud, en los pasillos de colegios y en las calles de Barrancabermeja, donde junto a un grupo de amigos, dio sus primeros pasos en el teatro.
Su debut en televisión llegó en 1979 con la telenovela Kundry, donde compartió pantalla con Amparo Grisales. Desde entonces, no ha parado. Ha estado presente en 92 producciones de cine y televisión, encarnando una enorme variedad de personajes: desde abogados y padres de familia, hasta villanos inolvidables. Uno de sus papeles más recordados fue el de Alirio Perafán en Pedro el escamoso (2001), un rol que lo consolidó como uno de los grandes de la televisión colombiana.
También ha brillado en la gran pantalla. Participó en películas como Edipo alcalde (1996), adaptación contemporánea del clásico griego, y en Los fierros (2019), un retrato crudo y potente del conflicto rural colombiano. Su versatilidad le ha permitido moverse entre géneros, épocas y estilos sin perder autenticidad.
A lo largo de su carrera, Jairo Camargo ha recibido varios reconocimientos, incluyendo los Premios India Catalina, el Nogal de Oro, la Placa Caracol y el Premio ACCA en Miami. Pero más allá de los galardones, su mayor logro ha sido mantenerse vigente, activo y admirado durante más de cuatro décadas.
En 2024, volvió a brillar en la televisión nacional con la telenovela Devuélveme la vida, donde interpretó a Alfredo Azcárate. Con esta producción, disponible también en Netflix, alcanzó las 92 participaciones en la pantalla chica y reafirmó que su carrera está lejos de terminar. Ese mismo año, fue parte de Cien años de soledad, la ambiciosa adaptación de la novela de Gabriel García Márquez, en la que dio vida a Apolinar Moscote.
Así fue el día en que Jairo Camargo decidió que quería ser actor
Todo empezó en un pequeño colegio en Barrancabermeja cuando tenía solo 16 años y el director de teatro de su colegio lo invitó a participar en el grupo. Ese primer día interpretó al papá de una amiga y de ahí en adelante no pudo dejar de hacerlo. Fue aquella noche en su adolescencia la que marcó el verdadero rumbo de su vida.
Camargo decidió formalizar su formación artística en la Escuela Nacional de Arte Dramático en Bogotá, aunque nunca fue muy amante de la academia en general. De hecho, no continuó más y en 1977 ingresó al legendario Teatro Popular de Bogotá, espacio que afiló sus herramientas actorales y le permitió crecer como intérprete. Ya que para él no se trata de algo empírico, sino de un constante aprendizaje y entrenamiento que parte de venir con el don.
Todo esto lo sabemos porque tuvimos la oportunidad de entrevistarlo en el lanzamiento de uno de sus más recientes proyectos. Y a pesar de llevar 55 años de carrera, el actor se mantiene más vigente que nunca dentro de la industria. Pero sin duda él prefiere el teatro, porque lo siente mucho más cercano y porque todas las noches puede hacer la misma obra de distinta manera.
Se trata de El Padre, que narra la historia de André, interpretado por Jairo Camargo, un ingeniero retirado que lucha por mantener su independencia mientras enfrenta los primeros signos de demencia. Su hija, Anne, se debate entre cuidar de su padre o seguir adelante con su vida en otro país. La obra sumerge al espectador en la mente de André, donde la realidad y la confusión se entrelazan. Uno de los personajes con mayor dificultad que ha tenido que interpretar Jairo.
Pero nada lo detiene a la hora de trabajar en su pasión. Sin duda alguna, su secreto para durar tanto en la industria es muy sencillo: hacer las cosas bien, como él mismo lo dice, además de su mentalidad. Pues aunque el entretenimiento colombiano no tiene muy en cuenta a las personas mayores y prefieren que los jóvenes cuenten las historias, él se lo plantea diferente. A sus 71 años cree que la edad es un tema de actitud frente a la vida y hasta que pueda seguirá haciendo lo que más disfruta en la vida, actuar.
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