El programa de Petro: una boleta a la dictadura socialista
Opinión

El programa de Petro: una boleta a la dictadura socialista

Colombia necesita un cambio, que contenga la voracidad de la corrupción, con ajustes al modelo económico en busca de mayor equidad. Lo que Petro propone es suicidio

Por:
abril 04, 2022
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El 17 de diciembre de 2021, Gustavo Petro concedió una entrevista al diario El País de España, en la que, entre otras cosas, afirmó categóricamente que no tiene un plan socialista para Colombia, que su programa se sustenta en un “capitalismo democrático”.  Sorprendido con la respuesta, enseguida el periodista preguntó, ¿a qué se refiere?  Con su conocido estilo de decir verdades a medias o mentiras que convierte en axiomas, Petro contestó: “(…) mi programa de gobierno es la Constitución y mis reformas no serían catalogadas de izquierda en Europa. Las necesidades de la sociedad colombiana no son las de construir el socialismo, sino construir democracia y paz, punto”Después de esa entrevista, que poca repercusión tuvo en los medios nacionales, el candidato Petro se dedicó en todas sus incursiones mediáticas, a dar píldoras de los componentes de su programa, en buena medida para medir reacciones y agotar anticipadamente las polémicas.  Pues bien, se llegó el día de leer el plan de Petro y lo responsable es analizarlo objetivamente.

Lo primero que hay que decir es que el plan de Petro no es la Constitución de 1991 y algunos postulados son tan inviables como inconstitucionales. Está muy lejos de ser el “capitalismo democrático” que reivindicó en el 2008 George W. Bush como “el mejor sistema jamás concebido”, en tanto que, en aquel contexto de grave crisis financiera, le permitía intervenir en el mercado, sin estrangular el sistema de libre empresa.

Imposible olvidar aquel discurso de octubre del 2008 en el que Bush pregonó algunas de las virtudes del capitalismo democrático: “Permite que las personas se superen en la sociedad en la medida de hasta donde las lleven su talento y ambición. Recompensa el trabajo arduo, toma de riesgos de forma sensata y estimula el espíritu empresarial”. Tampoco se nos debe olvidar que, en aquel entonces, Fidel Castro manifestó que la respuesta al tal capitalismo democrático era “socialismo democrático” o del siglo XXI que estaba aplicando Chávez.

Sirve el contexto anterior para decir que, resulta al menos descabellado que, situados en la crisis mundial generada por la pandemia, a la que se suman las previsibles consecuencias económicas de la guerra desatada por Putin, el plan de Petro sea aumento desbordado del gasto representado en:  1. Subsidio unificado, permanentes y de mayor monto, si se comparan con los programas vigentes incluyendo el ingreso solidario y temporal establecido a raíz de la pandemia. 2. Pensión a todos los adultos mayores que no han logrado pensionarse, por un monto de $500.000.  3. Condonación de todas las deudas del Icetex (9 billones). Empleo estatal con salario mínimo para 3.5 millones de desempleados que costaría 63 billones anuales, generando al tiempo un incentivo para muchas más personas dejen de emprender y prefieran acogerse a ese subsidio de empleo. 4. Cotización obligatoria e impositiva sobre la base de 1 a 4 SMLV en Colpensiones, que se traduce en la expropiación de $360 billones en propiedad de 18 millones de colombianos en sus fondos privados.

Solo quienes ganen más de 4 salarios mínimos podrían llevar sus excedentes a un fondo privado, esto es el 5 % de la población cotizante. 5. “Democratizar la tierra fértil”, entiéndase expropiar, a través de una intervención dirigida a darle un uso distinto a los terrenos, según lo que su gobierno pudiera considerar.  Por mencionar algunos de los postulados más llamativos. 6. Asociación de informales de la economía popular con el propósito que el Estado le compre bienes y servicios por contratación directa y les de créditos baratos y condonables. 7. “El sistema de salud será público y universal, por lo que el acceso oportuno y de calidad a la prestación de los servicios no dependerá de la capacidad de pago, para lo cual se avanzará a un sistema único sin regímenes contributivo y subsidiado financiado por impuestos progresivos y cotizaciones equitativas”, reza el programa, lo que no es nada más ni menos que ponerle fin al modelo de EPS. Las expropia y estatiza la salud. ¿A este paquete bomba le llama Petro “capitalismo democrático”?  Qué estafa.

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¿A este paquete bomba le llama Petro “capitalismo democrático”?  Qué estafa

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Lo anterior luce más grave cuando en líneas siguientes, sostiene en el programa que “creará un fondo para la transición energética con recursos de las regalías y aquellos provenientes de la eliminación de algunos beneficios tributarios al sector de los hidrocarburos, la minería de carbón y las hidroeléctricas”, al tiempo que categóricamente se afirma que en su gobierno se prohibirán la exploración y explotación de yacimientos no convencionales, se detendrán los proyectos piloto de fracking y el desarrollo de yacimientos costa afuera. No se otorgarán nuevas licencias para la exploración de hidrocarburos, ni se permitirá la gran minería a cielo abierto”. Esto último le costaría al país anualmente entre $50 y $60 billones en la medida que habría que importar el crudo que nos ayude a suplir nuestra demanda. Algo así como el equivalente de 4 reformas tributarias.

A propósito de la reforma tributaria, es importante tener en cuenta que hoy los dividendos que reciben los accionistas de empresas comerciales tienen un impuesto del 10 %. No conforme con esto, Petro afirma que en su gobierno ese impuesto pasará a ser igual al de los empleados que pagan renta: una tarifa progresiva de 0% a 39 %., así como que será obligatorio que las empresas repartan al menos el 70 % de sus utilidades como dividendos, para cobrarles a los accionistas. Con lo anterior, no solo se violará la autonomía empresarial sino que estrangulara la capacidad de crecimiento. Petro quiere hacer creer a sus seguidores que puede redistribuir la riqueza y el ingreso y socializar una gran parte de la economía sin dañar la producción y la productividad. Afirma que una intervención integral de la economía por parte del gobierno traería más justicia y más prosperidad.

Colombia necesita un cambio, que pasa por contener eficazmente la voracidad de la corrupción, con ajustes al modelo económico en procura de mayor equidad, si se quiere. No obstante, lo que Petro propone es suicidio.

No resulta tremendista afirmar que lo que llegaría con Petro sería una profundización sin precedentes de la crisis económica que ocasionó la pandemia, detonada mediante la toma y malversación de las competencias del Banco de la república para cubrir los exóticos gastos y el asistencialismo irresponsable del dictador, en paralelo a un proceso de desinstitucionalización del país agravado por los ya conocidos apoyos de grupos ilegales a Petro, y una ruina vertiginosa que arrasaría  nuestra forma de vida como la conocemos hasta ahora. Es decir, el ocaso del verdadero “capitalismo democrático” que hemos vivido sin rótulos, entendido según la codificación de Bush, que ha producido el que varios de los hombres con las más grandes fortunas del país, a los 18 años no tuvieran una moneda en el bolsillo, y hoy con trabajo duro y honesto, lo hayan conseguido todo.

No hay que llamarse a engaño, su programa de gobierno es una inmersión profunda a la versión actualizada por el propio Petro de su comprensión del marxismo. Con un ingrediente tropical que produciría grandes congojas, pues conocido el talante autoritario de Petro, en sus primeros 4 años, viviríamos los prolegómenos de una dictadura socialista violenta, de largo aliento, muy al estilo de Ortega, en el alcance represivo, pero con la grandilocuencia de Petro y las puestas en escena de Maduro.

Por fortuna, todo parece indicar que los números no le dan. Por lo que es urgente dejarle una pregunta: ¿En caso de que la registraduría de cuenta que ha perdido usted las elecciones, respetará el resultado, y reconocerá su derrota democrática?  ¿Si o no? Colombia tiene derecho a saber. Conteste.

@sergioaraujoc

 

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