La última en renunciar denunciando intromisión en su cartera fue la MinJusticia, Ángela María Buitrago, una reconocida penalista cercana al exministro de Defensa Iván Velásquez, vía por la que llegó al círculo inmediato de presidente Gustavo Petro hasta incluirla en la terna para ser Fiscal General de la nación. Llegó al Ministerio de Justicia en reemplazo de Néstor Osuna pero desde febrero de este año, fecha que coincide con la empoderada de Benedetti, perdió contacto con el Presidente, un distanciamiento que terminó con su renuncia la semana que pasó.
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Pero este fue solo el último episodio de una cadena de hechos que han desajustado el gabinete de Petro a la par de demostrar el poder y la confianza con la que cuenta el político barranquillero.
El explosivo consejo de ministros televisado, del 4 de febrero de 2025, marcó el principio del fin de la relación de viejos aliados de Petro con los que había hecho política durante las últimas dos décadas y que fueron claves en los distintos escenarios antes de la llegada de Benedetti a la campaña presidencial.
La llegada de Armando Benedetti a la Casa de Nariño y su debut como jefe de gabinete marcaron una reconfiguración profunda en el alto gobierno, que incluyó la salida de varios funcionarios clave. Entre los cambios más significativos estuvo el retiro de la vicepresidenta Francia Márquez del Ministerio de la Igualdad, a pesar de que había sido uno de los compromisos pactados con el presidente. Sin embargo, los mayores sacrificios políticos los pagaron dos de los más cercanos al mandatario: Jorge Rojas y Susana Muhamad, quienes terminaron fuera del círculo de poder tras la irrupción de Benedetti.
Los breves días de Rojas en el DAPRE
Rojas, fiel amigo del presidente Petro y quien pasó de ser embajador ante la Unión Europea en Bruselas, luego vicecanciller de asuntos multilaterales a director del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), renunció a su cargo en febrero de 2025 tras la polémica designación de Armando Benedetti como jefe de gabinete. La puja de poder en la Casa de Nariño, que dejaba a Rojas como subalterno del recién llegado Benedetti, precipitó su renuncia irrevocable.
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Una inamovible que no logró sostenerse
Al igual que Rojas, Susana Muhamad presentó su renuncia en febrero de 2025 luego del mencionado consejo de ministros en protesta por la incorporación de Benedetti al gabinete, debido a las acusaciones de violencia de género en su contra. Muhamad expresó que no podía compartir espacio en el Gobierno con alguien señalado por maltrato hacia las mujeres, destacando la importancia de mantener coherencia con los principios feministas y progresistas que el Ejecutivo debía representar.
A pesar de su renuncia al Ministerio de Ambiente, en abril se consideró su nombramiento como directora del Departamento Nacional de Planeación (DNP). Sin embargo, esta designación no se concretó, y aunque Benedetti negó haber influido en la decisión, diversas fuentes señalaron que su oposición fue determinante para que Muhamad no asumiera el cargo.

El ministro de Cultura no dio ni un minuto de tregua
El exministro Juan David Correa renunció a su cargo en febrero de 2025 tras la designación de Benedetti como jefe de gabinete, al igual que sus otros coequiperos. Correa argumentó que no podía liderar un cambio cultural en el país mientras colaboraba con alguien señalado por violencia de género, subrayando la incompatibilidad de trabajar bajo la dirección de Benedetti con los valores feministas y de equidad que promovía desde su ministerio.
La agria pelea con Álvaro Leyva
Quizá uno de los casos más sonados fue el agarrón constante entre el excanciller Álvaro Leyva y quien fuera su subordinado, el entonces embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti. El conflicto escaló cuando Leyva lo descalificó públicamente, afirmando que no se le podía creer porque él mismo había dicho que era "un drogadicto", en referencia a declaraciones previas de Benedetti sobre su consumo de sustancias. Estas acusaciones se enmarcaron en una lucha de poder y desconfianza dentro del Gobierno, especialmente tras los escándalos relacionados con la campaña presidencial de 2022.
Mr. Taxes no sobrevivió en MinComercio
La relación entre Armando Benedetti y Luis Carlos Reyes se tornó conflictiva debido a acusaciones de presiones indebidas y clientelismo en la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN). En marzo de 2025, Reyes, entonces ministro de Comercio y exdirector de la DIAN, reveló conversaciones en las que Benedetti le habría solicitado nombramientos en aduanas clave como Barranquilla y Cartagena, recomendando a personas cercanas a él.
Reyes afirmó que su negativa a estas solicitudes le generó presiones por parte de congresistas y figuras políticas, incluyendo a la suegra de Benedetti, Adelina Covo, y a Nicolás Petro, hijo del presidente. Benedetti respondió descalificando a Reyes, acusándolo de mentiroso y de haber convertido la DIAN en una "agencia de empleo" para allegados al contrabandista conocido como "Papá Pitufo". Ante estas acusaciones, Reyes interpuso una denuncia por injuria contra Benedetti, argumentando que las declaraciones afectaban su integridad moral y profesional. Finalmente, Reyes salió del Gobierno y Benedetti continuó, aunque desde fuera ha seguido insistiendo en el perverso rol del barranquillero.
Las presiones clientelistas del increíblemente ministro Benedetti que narra la ministra Ángela María Buitrago son totalmente consistentes con las que otros hemos experimentado. Todo mi apoyo a la ministra. https://t.co/dmIFipsiWc
— Luis Carlos Reyes (@luiscrh) May 16, 2025
A pesar de las renuncias, los escándalos y el rechazo explícito de varios ministros y altos funcionarios, Armando Benedetti sigue firme en el corazón del Gobierno y del presidente Petro. Su influencia no solo permanece, sino que parece fortalecerse cada vez que alguien se aparta. Ya sea en Justicia, Cultura, Ambiente o el DAPRE, su nombre aparece como una constante en las disputas internas, pero también como un factor determinante en quién entra, quién sale y quién no llega.
Ahora, Benedetti tiene un pulso duro por delante, y es con su vieja pupila Laura Sarabia. Aunque se ha distanciado del Presidente, Sarabia no es una ficha fácil de mover de su cargo en la Cancillería. Esto, a pesar de que el ministro del Interior cuenta con una nueva aliada: Angie Liseth Rodríguez, directora del DAPRE, quien tampoco disimula sus tensiones con Sarabia.