A propósito del escándalo por los más de 400 apartamentos abandonados en Engativá —una obra detenida por invadir una zona de reserva vial—, surge una pregunta inevitable: ¿por qué en Suba sí se permitió construir sobre una reserva similar y nadie dijo nada? Mientras en Engativá frenaron a tiempo, en Suba las licencias avanzaron sin control, y hoy la vía proyectada simplemente ya no existe.
La carrera 99, pensada por años como un eje vial clave para conectar la avenida Tabor o Rincón con el norte de Suba —hacia la calle 170 o la avenida La Conejera—, desapareció de facto bajo los cimientos de modernos edificios de apartamentos. Esta reserva vial, contemplada en los antiguos planes de ordenamiento territorial, tenía como objetivo descongestionar sectores como El Pinar, Refous, Campanela, La Campiña, Costa Azul, y otros barrios del occidente de Suba que hoy padecen una movilidad crítica.
Uno de los conjuntos construidos directamente sobre esta reserva es el Conjunto Residencial Altagracia, ubicado estratégicamente donde debía trazarse esta vía. Su edificación marcó el punto de no retorno para el proyecto vial, al consolidar urbanísticamente una franja que debía ser protegida para el desarrollo futuro de la localidad.
Pese a estar señalada como reserva, hace unos 15 años comenzaron a aparecer licencias de construcción que ignoraron por completo la función proyectada del terreno. Solo un pequeño tramo entre la calle 139 y sectores aún no urbanizados deja ver lo que fue esta franja vial. Irónicamente, aún hay zonas donde la reserva permanece como potrero —sin posibilidad de uso para vivienda o comercio—, mientras a su alrededor se permitió una densificación desordenada.
Uno de los puntos más críticos es la calle 153, que a diario colapsa por falta de vías alternas. Este problema habría sido mitigado si la carrera 99 se hubiese desarrollado o, al menos, conservado.
Aunque gran parte de la reserva se perdió, aún hay tramos sin construir que podrían rescatarse. La construcción fraccionada y progresiva del corredor vial de la carrera 99 podría representar una solución real y urgente para la movilidad de Suba. Las autoridades distritales deben revisar el estado actual del suelo, actualizar el POT con base en las necesidades reales de los habitantes y, sobre todo, garantizar que las reservas viales no sigan siendo borradas por decisiones administrativas o intereses privados.
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