El español que tumbó a todo el mundo con la Torre Bacatá

El español que tumbó a todo el mundo con la Torre Bacatá

El rascacielos que iba a ser el más alto del país terminó en fiasco por las trampas del constructor Venerando Lamelas. Ahora es un cadáver en el centro de la capital

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junio 08, 2022
El español que tumbó a todo el mundo con la Torre Bacatá

El 4 de abril del 2011 el emblemático Hotel Bacatá, en pleno corazón de Bogotá, era demolido. Su caída significaba una era etapa en la historia de la capital. Empezarían a surgir, como hongos después de la lluvia, rascacielos por doquier.

Atrás quedaba uno de los edificios más emblemáticos del centro, construido en 1968 por la firma Meléndez Sáenz Arquitectos con un diseño a todas luces vanguardista y novedoso que le daba a Bogotá el aire de cosmopolitismo al que aspiraba desde que ardió el viernes 9 de abril de 1948.

Hotel Bacatá, construido en 1968, y luego demolido en 2011. Junto al Tequendama era uno de los más lujosos de la capital

Hace 54 años sus 207 habitaciones descrestaban a los provincianos que venían a conocer, bajo los estándares colombianos, una gran urbe. En el primer piso quedaba el restaurante Quimbaya, en donde se preparaba un sancocho y un ajiaco memorable.

La idea de construir este hotel fue de la familia Sáenz, una de las más linajudas de la ciudad, cuando Pablo VI, quien era el papa en ese momento, decidió visitar el país. En los 70 y 80 el Bacatá vivió su momento de oro cuando figuras como un jovencísimo Miguel Bosé, Rafael o Celia Cruz estuvieron en sus cuartos. Sus 41 años de historia terminaron el 4 de abril del 2011 cuando lo derribaron para hacer el rascacielos más importante del país.

El proyecto que traía la constructora española Prabyc aterrizó en Colombia en el 2008 con la llegada del constructor Venerando Lamelas. Tres años después de arrancar su construcción el Bacatá tenía todo listo para ser el edificio más alto del país con sus 65 pisos y las dos torres que miden 240 y 216 metros cada una.

En el 2011 Lamelas afirmaba contar con el 55% de los 120 millones de dólares que necesitaba para terminar los 396 apartamentos, las 117 oficinas y los 30 locales que conformarían el Centro Comercial, uno de los más modernos de la capital. Incluso en diciembre de ese año contrataron a la exreina Claudia Elena Vásquez como directora de responsabilidad social para intentar proyectar seriedad. Nada sirvió. Todo empezó a salir mal.

Es que los inversionistas colombianos ni siquiera sospechaban los problemas que tenía desde el 2012 Lamelas. Ya en esa época la fiscalía española le tenía abierta una investigación por los delitos de administración desleal, apropiación indebida, estafa y falsificación en documento mercantil.

Venerando Lamelas y su empresa, Lodares 98, estaban en el ojo del huracán en Cataluña. Por prevención, Lamelas fue separado temporalmente del cargo que ostentaba como presidente del proyecto BD Bacatá. El edificio de dos torres y 66 pisos, el más alto de la capital y de Colombia, seguía sin concluirse mientras la presión de los inversionistas iba en aumento.

Los rumores sobre Lamelas no amainaron el entusiasmo que generaba el edificio más alto de Colombia. El 18 de marzo del 2013 se inauguraron sus oficinas. Al acto asistieron personajes como Camilo e Ignacio Pombo, el diseñador Hernán Zajar, el actor Sebastián Eslava y Gerónimo Basile. Las investigaciones en Cataluña, presuntamente, se habían cerrado. No había nubes en torno al Bacatá.

En el 2018 la obra estaba estancada. Apenas se había terminado en un 70% de lo estipulado y la Superintendencia de Sociedades certificó que la sociedad tenía deudas que llegaban a los 135 mil millones de pesos. Desde enero de 2018 dejó de pagarle la seguridad social a sus empleados y esa deuda no más llegaba a los 1.500 millones. Eran empleados de la constructora BD Promotores, a cargo del Bacatá, que tenían dos años sin recibir sueldo.

Las tutelas cayeron encima de Lamelas como el granizo en las tardes frías de Bogotá. Eran 200 derechos de petición y 300 acciones de tutela que tenían que ver con los problemas de electricidad que deben sufrir las 42 familias que ocupan el predio a medio construir o el hecho de que en cada aguacero terminen completamente inundados los parqueaderos, sobre todo en el séptimo y el octavo piso de la mega obra. A los afectados les tocó crear este grupo de Facebook llamado Los que nos sentimos estafados por el Bacatá, que cuenta con 390 miembros

Constantemente hacen este tipo de reuniones:

Los inversionistas están desesperados y no quieren resignarse. Hasta el momento Lamelas no ha movido un dedo para salvar los millones depositados allí por cientos de familias que le apostaron al que sería el proyecto inmobiliario más importante del país y todo terminó convertido en un pozo de nada.

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