El discurso tiene poder

El discurso tiene poder

Nada más peligroso en Colombia que el discurso. Hay que autocensurarse para sobrevivir, porque el discurso suele matar, al que lo pronuncia con vehemencia

Por: Germán Peña Cordoba
agosto 24, 2023
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El discurso tiene poder

EL DISCURSO ES EL PRINCIPIO DE LAS REALIZACIONES y la construcción de los hechos tangibles. Asi como todo comienza con un sueño, podríamos decir en paralelo, que todo comienza con un buen discurso. El discurso enamora, emociona, ilusiona, con el crecen las esperanzas y las espectativas.

Cuando existe la incapacidad de pronunciar un buen discurso el mecanismo de defensa del incapaz de hacerlo, es menospreciarlo, subestimarlo, estigmatizarlo y descalificarlo.

Muchos que denigran de él, comparten que "La palabra tiene poder", por ley transitiva habría que atribuirle tal poder al discurso: son compuestos por palabras

En el discurso lo importante es la ilación de la retórica de las ideas, la dialéctica, la sensibilidad, la congruencia y la sostenibilidad del discurso con la consecuencia.

Su grandeza radica en no defraudar al que lo escucha, cumplir siempre, ser consecuente entre lo que se piensa y lo que se dice, para no caer en lo "Veintejuliero" y lo demagogo.

Soy un profundo admirador de quien pronuncia un buen discurso fruto de la improvisación, sin tener que recurrir a la simpleza de pegarse a una hoja de papel para leerlo; de quien lo pronuncia en una Plaza pública abarrotada y no de los incapaces de enamorar a las masas que se refugian en las redes sociales donde mimetizan sus carencias, es el Ágora para los griegos.

Soy acérrimo admirador del discurso, tanto así que periódicamente escucho los admirables discursos del caudillo Jorge Eliecer Gaitán y observo que todo su contenido, sigue en pie, intacto y vigente.

Lo que expresaba Gaitán refleja exactamente lo mismo que hoy padecemos: violencia, atraso, desigualdad hambre y pobreza. No hemos evolucionado y menos superado la pobreza multidimensional. Si extrapolamos el discurso de Gaitán al día de hoy, vemos con tristeza, que seguimos con las mismas causas objetivas que generan la violencia.

Se podrá decir la expresión: "del dicho al hecho hay mucho trecho", pero, la esencia de la política es el discurso, porque cuando es serio, se convierte en lo que antecede a las realizaciones.

Si el discurso es consecuente va de lo intangible a lo tangible, va de emocionar a las masas a construir el colegio prometido o el acueducto mencionado, como forma de suplir la necesidad de tener agua potable, en nuestras zonas apartadas, donde difícilmente llega la mano del Estado.

Qué hermoso es poder disfrutar y cumplir con lo mencionado en la retórica preelectoral y no quedarse en solo palabras bonitas.

Pero nada más peligroso en Colombia que el discurso. Hay que autocensurarse para sobrevivir, porque el discurso suele matar, al que lo pronuncia con vehemencia.

El discurso puede conducir a la eliminación física del oponente, que no es mirado por el Fascismo como adversario político sino como enemigo; no son combatidos en el terreno de las ideas y los debates sino, que la incapacidad lo resuelve con la eliminación física.

Peyorativamente a los buenos oradores los llaman populistas, porque son populares y los llaman caudillos porque cautivan.

Sin mencionar a muchos otros que perecieron en circunstancias similares a Jorge Eliecer Gaitán, Jaime Pardo Leal y Luis Carlos Galán Sarmiento, los tres fueron líderes que cautivaron con el discurso. ¡Los tres fueron asesinados!

Vive aún Alberto Santofimio Botero y tuvo un triste final, pero fue un excelente orador. Por el lado Conservador lo fue Gilberto Alzate Avendaño. ¿Acaso se les ha escuchado un discurso brillante a un Andrés Pastrana, Iván Duque, Cesar Gaviria o a Juan Manuel Santos etc? No.

Pero para mi, hay uno fuera de serie: ese fuera de serie se llama ¡Gustavo Petro Urrego!.

Me declaro un enamorado del discurso de Gustavo Petro. Se podrá discrepar de él, pero, aunque traten por todos los medios de menospreciarlo, sus intervenciones son una clase magistral, como ningún otro lo hace: es hilvanado y coherente.

Parece que no estamos preparados para tanta inteligencia junta: es didáctico, sereno, dialéctico y ataraxico. No sé perturba, ni se intimida, dice las cosas de manera clara y lo reafirma con su lápiz. La intervencion en Pitalito, Huila al frente de los diferentes comités cafeteros fue sencillamente sensacional.

¡Tocó fibras! Nos recordó lo que otrora representaba el café, como el renglón más importante de nuestra economía y como, en los últimos 30 años con sus pro y sus contras, fue desplazado por una economía extractivista.

En fin, estas intervenciones en que la palabra reina y ocupa un lugar muy especial para impulsar políticas publicas, tienen que ser el abrebocas del cambio prometido.

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