A sus 96 años, Li Ka-shing, el chino más rico de Hong Kong, aún se levanta a las cinco de la mañana para oír las noticias en la radio y percatarse del desarrollo de su holding Cheung Kong y la corporación Hutchinson Whampoa. Desde su casa de dos pisos que comparte con su hijo Víctor Li, quien tomó la rienda de los negocios desde hace 7 años, pone la mira a 16.200 kilómetros de distancia hacia el Canal de Panamá donde están los puertos que opera, Balboa y Cristóbal. en el ojo de un huracán llamado Trump.
Li Ka-shing es un multimillonario casi desconocido en Occidente donde copan el espectro los Musk, Bezos y Zuckerberg. En Asia lo apodan Superman o Mistar Dinero por su capacidad para enlazar uno tras otro negocios con éxito. Así fue como hizo Hutchison, con su mano de joven chino que llegó a Hong Konghuyendo de los japoneses en la guerra y empezó a los 21 años a hacerse millonario vendiéndoles flores de plástico a los gringos.
Cheung Kong Plastics nació de su experiencia en la empresa donde recién llegó a Hong Kong, Su crecimiento fue tan espectacular que alcanzó a darle los recursos para empezar a invertir en inmuebles durante el boom. Compró tan rápido y tan frenéticamente que en corto plazo se convirtió en el promotor más grande de la ciudad. Tenía 30 años.
El hombre de las oportunidades encontró la que sería su punto de quiebre en 1979. Ya en 1972 era conocido y reconocido, y había llevado a Cheung Kong a la bolsa. Pero en ese 1979 fue cuando el banco Hong Kong y Shanghai Bank , HSBC decidió vender su participación del 22 % en Hutchison Whampoa, que, debido a su estructura accionaria, era una participación de control. Hutchison era una de las antiguas casas comerciales británicas, llamadas hongs , que dominaban la economía local. En la década de 1970, Hutchison atravesó tiempos difíciles y necesitó un rescate por parte del banco. Después de apuntalar las finanzas de hongs, el banco quería encontrar un nuevo propietario. Y puso el ojo en Li.

Li no dudó en dar el sí, y menos cuando consiguió comprarlo por menos de la mitad de su valor contable. Había logrado un hito: ser el primer chino en adquirir una empresa británica. Pasó la década siguiente expandiendo los negocios principales de Hutchison fuera de Hong Kong. En 1997 logró la concesión de los grandes puertos Balboa y Cristóbal de entrada y salida del Canal de Panamá. Se había convertido en el operador portuario privado más grande del mundo.
Además, su habilidad para descifrar los ciclos y vaivenes de la construcción habla hecho que para 1979, una de cada siete residencias privadas en la ciudad fueran construidas por su empresa insignia, Cheung Kong. Para ese entonces, el periodista Louis Kraar escribió en Fortune que Li "combina los instintos de un jugador con los cálculos de un experto".
El buen olfato de Li hizo que ese mismo año, en plana revolución china, comprara multitud de empresas nacionales a muy buen precio para convertir Cheung Kong en un gigantesco conglomerado empresarial.
La poderosa mano de Deng Xiaoping
Pero no solo era el olfato de los negocios, porque ese iba mezclado con un ingrediente infalible: las relaciones con las altas esferas políticas y en especial con el poderoso expresidente Deng Xiaoping.,el líder que modernizó la China y fue el arquitecto de su nueva economía. Eso llevó a que el papel de intermediario de Li en los negocios entre China y Hong Kong disparara su fortuna al punto que para el 2013 ya Forbes lo nombró el hombre más rico de Asia y el octavo del mundo. Ahora, tiene USD 37.400 millones a 23 de enero de 2025 y es el 42 en el mundo. Desde luego, es el primero de Hong Kong.
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Antes de que Víctor Li tomara la dirección del conglomerado, en marzo de 2011, Hutchison Port Holdings Trust (HPHT) salió a bolsa a través de Singapore Exchange. Cuatro años después, el 3 de julio de 2015 la empresa se fusionó con Cheung Kong Group comoparte de una importante reorganización de los negocios y pasó a llamarse CK Hutchison Holdings Limited.
Hutchison y otros tres en el canal de Panamá

El corazón de CK Holding son los puertos. Son 53 en 24 países de 5 continentes. Panama Ports Company, subsidiaria de Hutchison Holdings opera en Panamá a Balboa en el Pacífico y Cristóbal en el Atlántico. La multinacional china es blanco de Trump, situación que contrasta con su primera administración (2017-2021) cuando Panamá no figuró en su agenda.
La empresa de Li Ka-shing no es la única en el canal. En sus 82 kilómetros por los que pasa alrededor del 3 % del comercio mundial hay 5 puertos. Además de los dos de Hutchinson está Manzanillo, sobre el Atlántico, operado por la multinacional estadounidense SSA Marine y es el de mayor movimiento de contenedores del país -2,7 millones de TEU (contenedor estándar de 20 pies) en el 2024-.
Balboa de Hutchinson es el segundo, el tercero es Colón, sobre el Atlántico, del Grupo Evergreen de Taiwán, otro de los grandes operadores del mundo que inició operaciones en 1997.
El cuarto es Rodman operado por PSA Panama International Terminal, que forma parte del Grupo PSA International con sede en Singapur. Y el quinto es Cristóbal también de Hutchison, sobre el Atlántico.
Panama Ports, movilizó el 39 % de los 9,5 millones de contenedores que pasaron por muelles panameños en 2024. El 61 % correspondió a las otras tres empresas que manejan los puertos, mientras la Autoridad del Canal de Panamá es responsable de la operación y administración. Trump ha dicho de frente su intención de «retomar» el Canal de Panamá porque a su juicio Pekín controla esta ruta marítima. Y ha actuado en consecuencia.

Tras la visita del secretario de Estado, Marco Rubio a Panamá este fin de semana y su encuentro con el presidente José Raúl Mulino, la situación se puso en evidencia. Rubio le transmitió al mandatario panameño que Washington ha detectado un alto nivel de influencia de China dentro de la administración del cruce marítimo, algo que representa "una amenaza" para los intereses estadounidenses. A su juicio, "una violación del Tratado Relativo a la Neutralidad Permanente y el Funcionamiento del Canal de Panamá". Pidió "cambios inmediatos".
Ante las presiones Mulino cedió y anunció que su gobierno no renovará el memorando de entendimiento firmado con China en noviembre de 2017 durante la administración del presidente Juan Carlos Varela , denominado La Ruta de la Seda. Y prometió a los buques de la Armada de Estados Unidos el paso gratuito del Canal para satisfacer una de las principales demandas de Trump.
Las determinaciones “exprés” se han adelantado a las de la contraloría panameña que hace ocho días inició una auditoría contra la empresa china para ver si cumple el contrato de concesión que en 2021 fue prorrogado por 25 años. Todo parece indicar que el más rico de Kong Kong no tendrá buenas noticias en su radio a las 5 de la mañana.
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