Egan, Sergio, Rigoberto y Nairo: cuatro retratos
Opinión

Egan, Sergio, Rigoberto y Nairo: cuatro retratos

No es este un Tour usual para Colombia: por primera vez en la historia, un colombiano arranca como el favorito para ganar

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julio 07, 2019
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El ciclismo ha sido una obsesión de esta columna. Es, para mí, una metáfora importante para entender cómo enfrentar los problemas que definen la vida. Más allá de consideraciones e intuiciones personales, estoy convencido de que el análisis del ciclismo es fundamental para entender la nación colombiana. En cuánto a su identidad y su desarrollo económico y social. Empieza el Tour de Francia y, por supuesto, vale la pena revisar qué está en juego para los escarabajos. No es este un Tour usual para Colombia: por primera vez en la historia, un colombiano arranca como el favorito para ganar.

Egan Bernal. Mucho se ha hablado de la clase de Bernal. Ha sido objeto de análisis, entre otros, de Eddy Merckx, para muchos, el mejor ciclista de la historia. Bernal ha demostrado que se defiende en el plano, que cada día hace mejor la contrarreloj y que, aún así, se mantiene como uno de los mejores escaladores del lote. Me parece, sin embargo, que por admirar su talento en la ruta poco se habla de su carácter. Recién llegado al entonces Team Sky, me impresionó un gesto: para responder una entrevista, Bernal de 20 años, se obligó a hablar en inglés. Tenía traductores, pero, con esfuerzo, insistió en entender lo que le decían y responder en el idioma de su nuevo equipo. En los gestos auténticos es que se revela el carácter. Hoy en día, cada gesto se puede preparar y editar, pero se termina notando que es una farsa. Bernal, consciente de que empezaba un camino en Europa, sabía bien que para ser el jefe de un equipo inglés no podía recostarse en traductores, que tenía que entender la cultura de su nuevo ambiente y que iba a necesitar el idioma para demostrar que podía liderar el equipo. En ese equipo los líderes han sido Wiggins, Froome y Thomas, todos de Gran Bretaña. No iba a ser fácil entregarle, eventualmente, la batuta a un colombiano. Bernal se los hizo más fácil: el tipo nació para liderar, con serenidad y carisma. Y, con humildad: hace un año, dejó todo en la carretera para apoyar a Froome y Thomas, dejando la duda de si ya era mejor que ellos. No hubo asomo de molestia, en cada declaración dejó claro el honor que para el representaba ser gregario de uno de los equipos más fuertes de la historia. Así describe Luke Rowe lo que se siente trabajar ahora para Bernal: “Él es un líder natural, el tipo de persona por el que me iría contra una pared y me comprometería a fondo porque es un líder natural. Es como la primera vez que trabajé con Froomey, me sorprendió esta mentalidad de pit bull. Están allí en el autobús y solo quieren salir y arrancarles las piernas a los demás. Egan tiene eso.”

A los 22 años, Egan Bernal es el favorito de las casas de apuestas. Sería el ganador más joven de un Tour de Francia desde la Segunda Guerra Mundial.

Sergio Luis Henao. El de Rionegro tiene un estilo particular. Me acuerda de Juan Fernando Quintero. Tenemos, con razón, la pregunta: ¿qué debería hacer una persona que tenga un talento inusual para una actividad? Quintero, por ejemplo, es un superdotado para jugar fútbol. Y, durante mucho tiempo, parecía que no tenía un interés especial en jugar, pasó de Europa a Colombia, en un retroceso importante para un fubolista joven. La razón: su pasión ha sido cantar reguetón. Tímido, Quintero cargó su talento para el fútbol como un fardo pesado. Parece, paradójicamente, que justamente volver a Medellín, y sentirse respetado y querido, le devolvió el sentido a su carrera de futbolista. Pasó a River Plate y se encontró con Gallardo, el mejor mentor que podía tener. La vida le pone ahora una prueba brava con una lesión grave. Henao: parecía entonces que, con su talento, iba a Europa para liderar un equipo grande. El Sky puso los ojos sobre él, y le dio la responsabilidad en un par de vueltas grandes. No terminó de cuajar y terminó siendo un gregario fundamental en la montaña. Durante un tiempo, la frustración: ¿por qué Henao no se convence de que puede ser un líder de equipo? Y, entonces, la respuesta, porque no todos tienen que ser líderes, porque hay un valor en encontrar un justo medio entre el talento y la disposición a desarrollarlo. Llega ahora a un Tour en el UAE Emirates y, en sus propias palabras, “con mayor libertad para ojalá dar una sorpresa”. Ya veremos qué quería decir con eso.

Rigoberto Urán. Para ponerlo en pocas palabras: Urán tiene uno de los mejores equipos del Tour de Francia. Probablemente, solo superado por el INEOS. Ese equipo está diseñado para él exclusivamente. Llega con pocos días de competencia por una caída, pero Rigo es el capo con mayor experiencia de este lote. Ya por encima del bien y del mal, y con el campo abierto por la ausencia de Froome, Urán tiene todo para llegar al podio, otra vez.

Nairo Quintana. El Cóndor de los Andes es el mejor ciclista colombiano en la historia. Redefinió la idea del ciclista líder que teníamos: gran escalador, no optó por ser solamente un cazador de etapas, y fue puliendo cada elemento del ciclista para luchar por todas las grandes vueltas en las que estuvo. Llevó, con orgullo y con la frente bien en alto, la identidad campesina a Europa. Orgulloso descendiente de indígenas, fue a liderar un equipo de españoles. Alguna vez, me pasó: estaba en un pueblo de Estados Unidos, montando en una carrera con un informe de Colombia, y una mujer al final, me dijo: “¿Puedo tomarme una foto con usted?” Mi cara de sorpresa, hizo que tuviera que explicar un poco más: “Usted es lo más cerca que he estado a Nairo Quintana”. Hasta luego, Pablo Escobar.

Escribir esta columna, me ha hecho preguntar, ¿quién tiene derecho a opinar de algo? La pregunta, empieza, claro, por mí mismo, es decir, ¿quién soy para escribir sobre un tema u otro? Es asunto de otro escrito lo que he intentado responder. No creo que sea necesario ser ciclista para opinar de Nairo. Me parece floja la crítica de los que dicen, “vaya y pedalee 200 kilómetros antes de hablar de Nairo”. Pero, con el tiempo, he venido entendiendo que hay algo ahí. Realmente, aunque cada quien dice lo que quiera, se ha vuelto una constante que los ignorantes del ciclismo se dediquen a ventilar sus frustraciones hablando de Nairo.

Hace unos años, Nairo marcaba como el objetivo de su vida ganar el Tour de Francia. Al no lograrlo, parecía con algo de amargura y frustración. Siento que ha roto con esa presión. Entiende que su legado ya va mucho más allá del ciclismo. En sus apariciones, empieza a hablar de temas institucionales del deporte, a sentar posiciones políticas y sociales, siempre está pendiente del campesinado. En su último tuit, escribió esto: “Que el Tour sea inspiración para que dirigentes y empresarios trabajen en más y nuevos eventos para el ciclismo, que brinden oportunidades para la juventud Latinoamericana. Con mi equipo vamos a dar lo mejor! #LatinoamericanosEnBici”. De frente, defiende la carrera Hammer Series que la desastrosa dirigencia colombiana quiere cancelar.

Nairo sale a pedalear y, sabe en el fondo, que si Richard Carapaz ganó el Giro y si Egan Bernal va a ganar el Tour de Francia fue porque un día el decidió que, contra viento y marea, iba a pasar de un pueblo en Boyacá a conquistar el mundo. Gracias Cóndor, por siempre.

@afajardoa

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