Destruir un ecosistema que puede no recuperarse jamás
Expedición Avina -

Destruir un ecosistema que puede no recuperarse jamás

Por:
noviembre 25, 2014
Destruir un ecosistema que puede no recuperarse jamás
Fotografía: Camilo Rozo

Dennis Carrión es nuestra guía, ella pertenece a la Asociación ecoturística y de educación ambiental Suasie, que significa sol (sua) y agua (sie). “Cuando empezamos hace ocho años éramos más bien unos adolescentes desparchados que vivíamos cerca de Chingaza y veíamos como la gente subía a acampar, hacían fogatas, corrían en motocross, y se iban dejando mucha basura y el lugar devastado. Entonces, decidimos unirnos para proteger el espacio. Luego fuimos creciendo, en 2008 cuando se declaró Chingaza como sitio Ramsar (Convención que establece el marco de cooperación internacional para la conservación y uso racional de los humedales y de sus recursos), la fundación Fundepáramos estaba buscando fortalecer iniciativas de conservación de comunidades aledañas al parque, y ahí fue que nos ayudaron a constituirnos legalmente. El Parque también nos ha apoyado, es como nuestro papá, es el gran aliado”.

Dennis es el parque. A través de sus ojos y de su voz vamos aprendiendo de la magia del lugar que está a una hora de Bogotá por la vía a La Calera (esta es una de tres entradas). Recién llegamos y ya nos sentimos tontos, llevamos agua en botella. Dennis se ríe y nos dice, mejor tomar de aquí, de cualquier quebrada, porque antes de ser tratada ya tiene un 94% de pureza. Qué vergüenza, citadinos.

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Fotografía: Camilo Rozo

 

En el camino de subida, en carro, se ven las ruinas de una fábrica, La Siberia, perteneció primero a Cementos Samper (una de las más grandes del país que comenzó a operar en 1927), luego fue comprada por Cemex. Unos kilómetros más arriba nos encontramos la Mina de Palacio, allí explotaron durante casi 70 años la piedra caliza en una cantera a cielo abierto; en 1993 dejaron de explotar a raíz de la ley 99 que creó el Ministerio del Medio Ambiente y organizó el Sistema Nacional Ambiental (Sina). Los motores de la fábrica se apagaron del todo en 1999.

Es una imagen extraña, pensamos que podría hacerse una película y Dennis nos dice: “Teniendo en cuenta la lentitud con la que se recupera el páramo aún se requiere de muchos años para lograr la recuperación del terreno”. Qué película ni que nada, así somos.

 

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