La fractura en la relación entre Gustavo Petro y Álvaro Leyva parece llegar a su punto más álgido. ¿Cómo es que uno de los principales escuderos del presidente de la República pasó a ser uno de sus mayores críticos en menos de tres años? Esta es la cronología de un vínculo marcado por poder, secretos y hasta inhabilidades políticas.
Nadie se explicaba cómo un férreo conservador como Leyva fue el primer coequipero que el entonces mandatario electo anunciaba para su gabinete ministerial. Dijo que con la llegada del longevo abogado a la dirección de la Cancillería esta iría enfocada a la paz.
Aunque Leyva tuvo significativos logros durante su paso por la cartera, como el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Venezuela y el respaldo de Noruega, Cuba y España a la “Paz Total”, fueron más las problemáticas que acabaron por dinamitar la relación con el jefe de Estado.
Los pasaportes
En septiembre de 2023, el entonces canciller Álvaro Leyva declaró desierta la licitación para el contrato de elaboración de pasaportes, a pesar de que Thomas Greg & Sons era el único proponente habilitado.
Esto generó fuertes críticas, ya que la decisión fue vista como irregular. El proceso ya tenía antecedentes judiciales y decisiones del Consejo de Estado que afectaban su legalidad. Todo fue orquestado por el propio presidente Petro, quien le ordenó a su subalterno que tomara esa decisión, lo que costó que la Procuraduría General abriera una investigación y suspendiera a Leyva por 10 años para ejercer cargos públicos.
Aunque en ese momento Petro defendió a Leyva de la medida dictaminada por la entonces procuradora general Margarita Cabello, el tema empezó a calentarse y se empezaron a generar las primeras fricciones entre el presidente y su saliente canciller.
El hijo del excanciller, Jorge Leyva Valenzuela, también resultó involucrado en este escándalo: fue señalado por supuestamente asistir a una reunión en París relacionada con la licitación de pasaportes. Aunque negó cualquier intervención, fue citado por la Fiscalía para rendir declaración. Su presunta cercanía con los implicados generó dudas sobre posible tráfico de influencias. El caso hizo parte del escándalo que llevó a la inhabilidad de su padre.
Tras su salida del Ministerio de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva empezó a enfilar sus cuestionamientos contra el Ejecutivo desde su cuenta de Twitter. No obstante, desde antes de su renuncia irrevocable, ya había tenido un sinsabor con una de sus pasadas compañeras de trabajo y que recientemente volvió a salir a la luz pública: Laura Gil.
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El duelo de poder en la Cancillería
Durante su paso por la Cancillería, Álvaro Leyva y Laura Gil protagonizaron un fuerte desencuentro que evidenció las tensiones internas en el manejo de la política exterior del Gobierno Petro. Laura Gil, viceministra de Asuntos Multilaterales hasta junio de 2023, impulsaba una agenda enfocada en derechos humanos, género, medioambiente y liderazgo en organismos internacionales. Su visión chocó con la de Leyva, quien centraba la diplomacia en procesos de paz y relaciones bilaterales estratégicas, particularmente con países como Venezuela y Cuba. Las diferencias se agudizaron por decisiones unilaterales en nombramientos diplomáticos y el estilo personalista del canciller.
La salida de Gil fue abrupta y, aunque oficialmente se atribuyó a razones institucionales, trascendió que Leyva presionó directamente para su remoción. Tras su retiro, la exviceministra evitó confrontaciones públicas directas, pero en entrevistas posteriores dejó entrever su malestar con la falta de profesionalismo y transparencia en el Ministerio. Finalmente fue designada embajadora en Viena.
A pesar de las tensiones que vivió con Leyva, Gil contó con el respaldo del presidente Petro, quien la nombró representante ante la OEA, y ahora fue elegida como secretaria general adjunta de ese organismo, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar ese cargo en más de 70 años de historia. Su designación, anunciada el 5 de mayo de 2025, fue vista como un reconocimiento a su trayectoria en defensa de los derechos humanos y la democracia en América Latina. Un día después, Leyva sacó nuevos cuestionamientos contra el Gobierno.
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Las cartas y trinos
Desde su salida del Ministerio de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva ha hecho múltiples críticas al jefe de Estado: no solo a su forma de gobernar, sus políticas públicas, su relación con el ministro Armando Benedetti y más, sino que incluso se metió al tema personal y aseguró que Petro tenía problema con el consumo de drogas.
En una carta reciente, Leyva dijo que Petro desapareció durante dos días en una visita oficial a París en 2023, lo que, según él, evidencia comportamientos irregulares que afectan su capacidad de liderazgo. Además, ha enviado copias de la misiva a embajadores acreditados en Colombia para que informen a sus gobiernos sobre su preocupación por la situación del mandatario.
Leyva también ha cuestionado la gestión del gobierno de Petro, señalando un "estado de descomposición" y criticando la falta de liderazgo ético del presidente. En sus mensajes, ha expresado que hace meses no tiene comunicación con Petro y que ha observado desde la distancia el "lento hundimiento" de su proyecto de gobierno. Además, ha criticado el nombramiento de Laura Sarabia como canciller, argumentando que carece de las condiciones necesarias para representar al país en el ámbito internacional, así como el de Armando Benedetti, ministro del Interior, a quien en el pasado llamó “drogadicto”.
En su más reciente misiva de este 6 de mayo, Leyva reiteró sus acusaciones contra el primer mandatario, afirmando que su presunta adicción a las drogas afecta su capacidad para gobernar. El excanciller detalló episodios como la ausencia de Petro durante una llamada con el presidente de Turquía y su silencio incómodo ante Xi Jinping en China, que, según él, reflejan comportamientos irregulares.
Con sus más recientes cartas, Álvaro Leyva no solo rompe definitivamente con el Gobierno que ayudó a consolidar, sino que plantea un desafío público sobre la legitimidad y liderazgo del presidente Petro, en medio de un panorama político cada vez más polarizado.
