De Mario Castaño y otras desgracias: así se ha construido el camino de corrupción en Caldas

De Mario Castaño y otras desgracias: así se ha construido el camino de corrupción en Caldas

En su momento, no había evento, costal de cemento, obra o contrato que no tuviese el sello Castaño. La parapolítica también salpicó a exalcaldes de otros municipios

Por: Simón Delgado Marulanda
septiembre 30, 2022
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De Mario Castaño y otras desgracias: así se ha construido el camino de corrupción en Caldas

Cada cierto tiempo nuestra “espléndida comarca” vuelve a ocupar las portadas de los principales medios del país para dar ejemplo de cómo NO se debe ejercer la administración pública. Aunque a veces parece que aquí no pasara nada, quizás por la mirada laxa y cómplice que hemos guardado fielmente a nuestra dirigencia, la realidad es que el departamento permanece dominado por una lagartería que cada tanto cambia de piel y nos somete a un silencio sepulcral que solo grita cuando ya no hay en donde embolsillar más plata.

Tras 56 años de la Caldas que hoy conocemos, su historia política se puede resumir en tres momentos, dando cuenta de la estática corrupción que nos ha caracterizado. El primero data desde 1978, cuando por “azares” del destino y, para desgracia de la región, se encontraron como senadores el liberal Víctor Renan Barco y el conservador Omar Yepes.

Aunque cuatro años antes había llegado a su fin el periodo oscuro del frente nacional, a estos pillocaldenses se les ocurrió que sería buena idea conservar este modelo he implantarlo a nivel local. La coalición representaba un caudal electoral del 79% del total de votos, suficiente para negociar con las altas esferas del poder central y concentrar todo el poder regional en una alianza inquebrantable que les aseguraría gobernador, alcaldes, burocracia, poder y plata; al margen, claro está, de sus posturas ideológicas y valores democráticos.

Por 35 años no hubo entidad pública que no manejaran, por un lado, Omar Yepes, el rey del nepotismo, logró controlar, en las épocas más autoritarias, gran parte de la administración pública del departamento y la capital, por lo menos 20 familiares directos del senador se encontraban en el “roscograma”; estas denuncias las hizo en su momento Orlando Sierra en su columna “Lazos familiares”.

Víctor Renan Barco era el hombre de los votos, controlaba las provincias, nada se movía sin su bendición. Quienes deseaban aspirar a concejos, asambleas o alcaldías primero tenían que pasar por su oficina, de allí en adelante el puesto llegaba. Por un tiempo también participo de la coalición el senador liberal Luis Guillermo Giraldo, a él le tocaba el 33,3% de la gobernación, movía los hilos al interior del poder ejecutivo central aprovechando su rol de presidente del senado.

En 1982 ocupamos por primera vez el escenario mediático por cuenta de la coalición: “A Caldas se lo robaron, lo único que dejaron fue el mapa”, fueron las palabras emitidas por el Procurador General de la Nación de la época, Carlos Jiménez Gómez. Se refería al sonado “Robo a Caldas”, una serie de irregularidades al interior de la administración departamental, especialmente en la Industria Licorera de Caldas (ILC), las denuncias abarcaban malos manejos administrativos en las alcaldías de la línea política BarcoYepista; por una distribución burocrática excluyente, la inversión selectiva de recursos públicos y el desvío de dineros oficiales destinados a la erradicación de la pobreza hacia fundaciones de políticos liberales.

En este escándalo se vieron involucrados buena parte de los funcionarios públicos que integraron la gobernación de Carlos Fernando Giraldo Ángel en 1982, liberal puesto por Luis Guillermo Giraldo. Además, los tres senadores de la coalición; la exgobernadora puesta por Yepes, Dilia Estrada y el exgobernador yepista, Guillermo Ocampo Ospina, quien además fue salpicado por un escándalo de narcotráfico en Venezuela y un pleito de tierras en Samaná.

Pero no pasó nada, como diría Lucelia Yepes, hermana de Omar Yepes: "El 'Robo a Caldas' no existió porque nadie fue condenado", recordándonos, una vez más, el baile de impunidad que hemos sabido bailar.

De los 30 gobernadores que tuvo Caldas entre 1978 y 2013, al menos 20 fueron puestos por el capricho de la coalición, el último fue Mario Aristizábal Muñoz, quien salió destituido en 2011 fruto de irregularidades en la contratación de la concesión de chances del departamento. Además, diversos señalamientos que incluyen direccionamiento de contratos, investigaciones por corrupción en la ILC y hasta parapolítica.

Después de 40 años ininterrumpidos en el congreso de la republica Víctor Renan Barco muere mientras era investigado en la corte suprema de justicia por presuntos vínculos con paramilitares. Omar Yepes, paso 36 años en el congreso, decidió hacerse a un lado -quizás- por el desprestigio que cargaba a cuestas, se convirtió en presidente del partido conservador y sigue saliendo “victorioso” de todos los procesos judiciales que hasta la actualidad se le ha sido vinculado. Luis Guillermo Giraldo se declaró culpable de los delitos de fraude procesal y falsedad en documento público mientras trabajaba para del expresidente Álvaro Uribe.

El fin de la coalición, más que darse por un golpe democrático de opinión, se dio por la entrada de nuevos actores al poderío local, los cuales antes que aclarar el escenario terminaron por escurecerlo. Entrados los 2000 la cosa se empezó a poner de otro color, ya no era tan rojo y azul como antes, se tornó en un rojo más oscuro, espeso, tirando a sangre.

Caldas no fue ajena al fenómeno de la parapolítica, y no tenía como serlo, pues de los cuatro jefes máximos de las AUC, dos tenían su bastión de poderío en la región. Por un lado, Ramon Isaza, cofundador de las AUC, y quien controlaba toda la zona del Magdalena medio caldense. Por el otro, Iván Roberto Duque alias “Ernesto Baez”, ideólogo del bloque central Bolívar de las AUC y comandante del bloque cacique Pipinta. Ambos dividieron el departamento en distritos electorales, apadrinaron políticos y poco a poco le quitaron el poderío a la coalición a punta de un autoritarismo más certero, con las armas.

La penetración de la parapolítica en el departamento se originó con una reunión en la vereda de El Tambor del municipio de La Merced, celebrada entre las AUC y representantes de la nueva clase política caldense, estuvieron presentes, entre otros, “Báez” junto con alias “Alberto Guerrero” y los herederos del poderío de Barco:  políticos liberales Ferney Tapasco, Jairo Alberto Llano, Juan Pablo Sánchez y Enrique Emilio Ángel Barco.

En las elecciones de 2006 resultaron elegidos para la cámara de representantes por Caldas los congresistas Dixon Ferney Tapasco, Enrique Emilio Ángel, Oscar Mauricio Lizcano y Jaime Alonso Zuluaga. De ellos, los primeros tres terminaron envueltos en los escándalos de la parapolitica. A ellos se sumaron los senadores caldenses Adriana Gutiérrez y Víctor Renán Barco, además el ministro de hacienda de la época, el caldense Óscar Iván Zuluaga.

Enrique Emilio Ángel llegó al congreso en reemplazo congresista José Óscar González Grisales, quien fue asesinado en el centro de Manizales. A González, alias Ernesto Báez lo había calificado como "un amigo muy cercano". Ángel fue condenado por parapolítica; en su remplazo ocupo la curul Jairo Alberto Llanos, pero duro poco pues también fue condenado por los pactos que realizo con paramilitares mientras era alcalde de Villamaría. En reemplazo de Llanos llego a ocupar la curul el liberal Juan Pablo Sánchez, pero también resulto condenado por parapolítica.

Dixon Ferney Tapasco corrió la misma suerte de su padre, el exdiputado y expresidente del directorio liberal en Caldas, Ferney Tapasco. Ambos condenados por parapolítica y el segundo con otra condena de 36 años por ser el determinador del asesinato de Orlando Sierra Hernández, subdirector del periódico local LA PATRIA.

No solo congresistas: la parapolítica también toco a exalcaldes de todo el departamento: exalcaldes de la Dorada Jaime Gutiérrez Ángel y el liberal Justo Capera Caicedo. Otro exalcalde, Orlando Echeverri, línea barquista, confesó haber pertenecido a las AUC y se desmovilizó junto con Maribel Galvis, expresidenta del Concejo Municipal de La Dorada.

También resultaron investigados y condenados alcaldes como Orlando Ríos, de Pácora; Román Aristizábal, de Filadelfia; Óscar Diego Trujillo Sánchez, de Aguadas. Además, Mario Aristizábal, exgobernador de Caldas, a quien el propio Ernesto Báez, acuso ante la Corte Suprema: “el actual gobernador de Caldas recibió apoyo electoral de los paramilitares”.

Este oscuro capítulo parecía cerrado, en 2013 es derrotada totalmente en las urnas la coalición yepobarquista y los protagonistas de la parapolítica, discípulos de Barco, a quienes parece les toco pagar el karma de su maestro, terminaron todos en la cárcel.  Sin embargo, el departamento vivía una inestabilidad administrativa, en 8 años pasaron por el palacio amarillo 9 gobernadores, fruto de una seguidilla de inhabilidades y destituciones.

Al margen de eso, el departamento parecía atravesar una sutil calma, empezaba a reestructurarse y con ello nuevas caras empezaban a aparecer en el escenario; pero en medio de las aguas mansas un nuevo personaje se estaba engendrando en las entrañas del departamento, una combinación del poderío yepobarquista con el autoritarismo de Ferney Tapasco comenzaba a escalar.

Mario Castaño o “el zar del aguardiente” se emborracho de poder. Salió de la ILC catalogado como “persona no grata” por las mismas épocas en que su jefe, Carlos Arturo Fehó, fue condenado y su amigo Octavio Cardona era investigado por irregularidades en la contratación de licores.

De manera sorpresiva llego a la cámara de representantes en 2014, contra todo pronóstico obtuvo 26 mil votos y desplazo a la heredera del poder barquista, la excongresista Adriana Franco. Con ese resultado quedó convertido en la cabeza del liberalismo caldense y desde allí volvió a inundar el departamento con las deslegitimadas banderas rojas de su partido. Para las elecciones de 2015 coloco a su amigo Octavio Cardona como alcalde de Manizales y con él otros cuatro alcaldes, además de decenas de concejales y dos diputados.

En 2018, después de cuatro años de burocracia y fortalecimiento, saltó al Senado de la república y su fórmula José Luis Correa se quedó con un escaño en la Cámara de Representantes. Aunque su candidato a la gobernación y a la alcaldía de Manizales se quemaron, no sucedió lo mismo con sus candidatos a las alcaldías de diez municipios, se apodero del 37% de Caldas; además, cinco diputados en la asamblea departamental.

Desde allí todo empezó a girar en torno a su figura. “El hombre de la gestión” no había evento político, costal de cemento, obra pública o contrato que no tuviese el sello Castaño. Nadie entendía en qué momento logró acumular tanto poder, muchos especulaban sobre su oscuro accionar y otros tantos, con algo de cautela, advertían de lo peligroso que podría llegar a ser. Pero nadie hizo nada, dejamos fortalecer un nuevo demonio de esos que pensábamos ya estaban derrotados. Incólume monto su show en un teatro gigantesco de 27 municipios en donde todos fuimos testigos de la obra y unos tantos hasta se pararon para aplaudirla.

Hace unos meses, y aún con las advertencias e indicios de su oscuro proceder, los caldenses decidieron reelegirlo como senador. No se alcanzó a posesionar, estalló en nuestras caras la noticia que ya muchos sabíamos la cual solo nos confirmó y dio autorización de afirmar con tranquilidad la corrupción que envolvía al barón electoral de Caldas.

Nuevamente ocupamos todas las portadas: “El cartel de las marionetas”, así fue bautizada la red criminal liderada por Castaño, encargada de “gestionar” o más bien intermediar de manera ilegal y corrupta en la contratación estatal. El 7 de junio fue detenido y con él, cayeron otras 35 personas (hasta ahora). De ellas, 20 son caldenses y tres eran alcaldes hasta hace unos días. No para ahí, dentro de las investigaciones figuran 12 alcaldías del departamento y hasta la mismísima gobernación. Los tentáculos de nuestra creación no se limitaron solo a Caldas, sino que también llegaron a otros diez departamentos. Además, salieron salpicados el exviceministro de hacienda, funcionarios de MinInterior y hasta la mama del expresidente Iván Duque Márquez.

Después de que varios de los capturados empezaran a hablar y aceptar cargos, a Castaño no le quedo de otra que solicitar una sentencia anticipada y la aceptación de 19 delitos imputados. El show final apenas comienza y se espera que se destapen más actos de corrupción que hasta ahora superan los 112.000 millones de pesos. El departamento vuelve a enfrentar una crisis política, 3 municipios se quedaron sin alcalde y otros 9 temen por su futuro.

Pareciese que estuviésemos en un bucle, un círculo vicioso donde calcamos del pasado los mismos errores que nos han condenado a la invisibilidad institucional y al sometimiento de burócratas autoritarios que engordan sus bolsillos a costa del fisco público y el poder que pasivamente les hemos otorgado. Con displicencia no referimos a otras regiones que repuntan un poco más en la corruptela mediática nacional, fruto quizás de nuestro clasismo arraigado que con cinismo nos permite creer que aquí todo anda bien, ignorando que nuestro departamento está en cuidados intensivos, la enfermedad lo ha carcomido y apenas hasta ahora nos hemos permitido mirar hacia adentro, cuestionarnos y dejar de creer que el problema es ajeno, irrelevante o invisible.

Adenda: a la par que todas estas situaciones acontecían ,los caldenses vivían y viven con el anhelo de un aeropuerto. Aerocafe, un proyecto que se fecundo en 1977 y que hoy, 45 años después, solo ha servido de pista de aterrizaje para politiqueros. Un elefante blanco gigantesco que a punta de mover tierra para un lado y otro nos ha demostrado lo certera que puede ser la corrupción para aniquilar el progreso de todo un departamento.

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