Coronavirus: un antes y un después en la historia de la humanidad

Coronavirus: un antes y un después en la historia de la humanidad

La rápida propagación de esta enfermedad ha cambiado nuestros hábitos y nos ha confinado, algo que no pudo hacer ni el SIDA

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marzo 28, 2020
Coronavirus: un antes y un después en la historia de la humanidad

Hace exactamente seiscientos años, en 1520, una flotilla española partió de la isla española de Cuba en dirección a México. Iban 900 soldados a bordo y, entre ellos, el español Francisco de Eguía, que portaba el virus de la viruela en su interior. En cuanto el bueno de Francisco desembarcó en México comenzó a padecer la enfermedad y fue llevado a la cabaña de unos nativos de Cempoallan, a los que contagió y quienes a su vez contagiaron a sus vecinos. En apenas unos días, Cempoallan era un cementerio. Los que huían de la ciudad propagaron la enfermedad a las ciudades vecinas y así en un círculo vicioso que se extendió por todas las ciudades de México hasta diezmar a la población de este país. En apenas ocho meses desde la llegada de la flotilla española, desde marzo de 1520 hasta diciembre de ese mismo año,  la población de México pasó de 22 a 14 millones, según cálculos de la época. ¿Les recuerda a algo?

En la historia de la humanidad reciente se había vivido varias pandemias, pero quizá lo más sorprendente del coronavirus ha sido su crecimiento vertiginoso y exponencial, con una alta mortalidad y el aumento de los casos de la enfermedad por miles día a día. Ya casi todo el mundo está infectado por coronavirus y no hay país del mundo que se libre del virus. Recuerda, en mucho, también a la "gripe española". En enero de 1918, los soldados franceses empezaron a morir por miles en sus trincheras de guerra en el frente alemán debido a una variación de la gripe desconocida hasta entonces, a la que se dio el nombre de la "gripe española", aunque era de origen gala. Hombres procedentes de medio mundo, pero sobre todo de Australia, Estados Unidos, Gran Bretaña y la India, fluían por el frente al lado de otros venidos de todo el planeta para luchar mano a mano con los franceses contra los alemanes. En muy poco tiempo, estos hombres, ya portadores del virus desconocido, lo propagaron por todo el mundo y, en apenas unos meses, la tercera parte de la población mundial (500 millones de personas) ya padecía la enfermedad. En total, según cálculos realistas y fehacientes, la pandemia mató a entre 50 y 100 millones de personas en menos de un año, una cifra que supera con creces a los 40 millones de muertos en la Primera Guerra Mundial.

En fechas más recientes, en el año 2002, tuvimos el SRAS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave), pero que realmente no tuvo ni el impacto ni la gravedad del coronavirus, causado apenas la muerte de un millar de personas en todo el mundo, una cifra bastante lejana  de los casi 16.000 fallecidos por la nueva pandemia que apenas comienza ahora y cuyo balance final se prevé más alto, desde luego. El aumento de fallecidos es preocupante, sobre todo en Italia y España, mientras que las noticias que llegan de China son positivas y  parece que las autoridades de ese país han detenido la pandemia, cuya cifra de muertos es ya menor que la de Italia.¡Ni siquiera el temido ébola, con algo menos de 12.000 víctimas mortales, causó tantas muertes!

Incluso la crisis del VIH, más conocido como el SIDA, con más de 80 millones de contagiados y más de 33 millones de fallecidos, una cifra abismal y monstruosa, no nos llevó a esta cuarentena casi mundial que estamos padeciendo. A pesar de la alarma inicial causa por el virus, socialmente no causó el sobresalto que está generando el COVID-19 y casi total paralización de la economía mundial. Países como China, Alemania, España, Francia, Italia, Argentina, Colombia y, seguramente, muy pronto, al ritmo que van las cosas, los Estados Unidos, se han visto obligados a confinar a millones de ciudadanos en sus casas para evitar la propagación de la enfermedad, aunque por ahora con resultados más bien pobres a tenor del rápido aumento en miles de casos cada día que pasa y el fracaso de Italia y España, por poner solamente dos ejemplos, por detener las enfermedad.

 Nunca se había visto nada igual, al menos en la era moderna, y las consecuencias que tendrá esta enfermedad en la historia de la humanidad, es pronto para analizarlas y sopesarlas en su justa medida. Los daños en la economía, con medio mundo paralizado ahora mismo, serán incontables y se perderán millones de empleos, generando sufrimiento, zozobra e incertidumbre en toda el planeta. Se comprobó que el único antídoto efectivo para frenar el contagio del COVID-19 (coronavirus) es el aislamiento social y público, evitando cualquier contacto con el exterior, y la cuarentena de poblaciones enteras, tal como se están haciendo en España, Italia y la misma China, pero el precio a pagar es bien caro: la parálisis casi total de la economía. Colombia también apostó por la cuarentena, mientras los casos siguen creciendo y es de esperar que en las próximas días haya muchos más, tal como ha pasado, por ejemplo, en Portugal, donde en apenas en cinco días se multiplicaron los casos por 3,4, pasado de 600 afectados a más de 2.000 en estos momentos. Veremos si las medidas tomadas darán resultados, por ahora el mundo necesita creer en algo y se agarra a la esperanza como única medicina.

 

 

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