Como “Pollos Mario” en el asador
Opinión

Como “Pollos Mario” en el asador

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noviembre 28, 2013
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Los imagino a todos –a casi todos, para no generalizar– empelotos, descoloridos y con la piel de gallina, apretaditos, dando vueltas en un asador de esos que se ven desde la calle en “Pollos Mario” y me muero de la risa. Aunque vaya sola en el carro. Me pasó antier, cuando escuchaba la entrevista fallida de La W con el candidato del Uribe Centro Democrático, parqueada a la fuerza, justo al frente de la pollería en cuestión. Solté la carcajada.

Mientras los periodistas intentaban que Óscar Iván Zuluaga les respondiera lo que le preguntaban: preguntas cortas, directas y puntuales, yo intentaba que algún conducto me abriera paso para escapar del nudo de tráfico en el que estaba. Pero no. Ni lo uno ni lo otro. Ni Óscar Iván se salió del libreto pregrabado de campaña que, al parecer, va a soltar de aquí en adelante cada que le aprieten el on, ni a mí me dejaron pasar. Tocó tirar paciencia; en la emisora y en la vía. Hasta que a Julito no me cuelgue se le voló la piedra y regañó al entrevistado. Y lo despidió.

Y yo me quedé en el aire, hipnotizada con esos cuerpos sin vida rotadores, pensando que si el señor Zuluaga no quiere que lo llamen muñeco de ventrílocuo no puede seguir imitando al expresidente Uribe en el tono de voz ni, mucho menos, en la costumbre de contestar lo que no le están preguntando. Porque, fuera de que es una falta de respeto con periodistas que están haciendo su trabajo, es un mensaje desalentador para los posibles votantes que se encuentren en la sintonía. Y sumado todo a la oposición interna que sugiere Pacho Santos –quien regresó del mes de silencio con el ego dos tallas más grande–, por parte de los que no hacen política pequeña, dice él, como la que lo derrotó en la convención, indica que la cosa no va a estar nada fácil para el encartado. (Podría empezar por salirse de la escuela de cómo-responder-entrevistas. Igual no compite para reina).

Mucho rato después –la primera tanda de aves de corto vuelo adquiría el color del caramelo–, la fila se empezó a mover, pero el olor del pollo asado ya se me había pegado a la ropa, a la piel, a la mente. (Síndrome de etapa preelectoral). Cómo se parece un pequeño y provinciano negocio de almuerzos, y uno grande y nacional de puestos y prebendas. Sobre todo por aquello de las vueltacanelas que, sin ningún pudor, dan por igual los bípedos con plumas y los que no las tienen. Para asaderos, y asadores, los partidos políticos colombianos. Aunque nunca con la receta del sabor de “Pollos Mario”.

Empecemos por el gallo del corral. La semana pasada, a la hora en que se prenden los fogones vespertinos en las casas, el presidente nos anunció lo que sospechábamos desde un principio: su candidatura a la reelección. De inmediato enloquecieron los asaderos, empezando porque él mismo es fiel exponente de pechuga rostizada. No es sino repasar la historia reciente de sus alianzas y rupturas para comprobar la de veces que ha girado en redondo. Ahora tiene la sartén (la jefatura del Estado, las negociaciones de paz) por el mango y es apetecido por camaleones de variada especie, incluso, por vertientes enteras de partidos tradicionales que intuyen un ayuno largo si quedan por fuera del fiambre. Pero que no tendrán empacho en enfilar sus plumas hacia otros rumbos, a la primera oportunidad. ¿Es bueno?, ¿es malo? Es así. (No faltan suspicaces que señalan a Germán Vargas como el Juan Manuel Santos de Álvaro Uribe).

En fin, la política es dinámica, dicen. Por eso la rueda del asadero nunca se detiene. Ni siquiera en predios del empresariado que, más allá de afectos y simpatías, entiende de pragmatismo. Y como estar en la oposición les puede pasar factura... Se voltean y se doran. En Antioquia, por ejemplo, donde, con contadas excepciones, el fervor por Uribe era casi religioso –al punto de que en las primeras visitas del presidente Santos a Medellín la frialdad era tan densa que podría haberse cortado con un cuchillo–, varios dirigentes han dado el vuelco correspondiente. Hoy no solo lo aplauden, sino que le sonríen, le susurran y le ofrecen reuniones. Por si acaso…, una vela a Dios y otra al diablo. ¿Es bueno?, ¿es malo? Es así. Por más que Moisés Naím diga en su libro El fin del poder que el poder se acabó y que “cada vez es más fácil de obtener, más difícil de usar y más fácil de perder”. Entretanto haya tiovivos para sazonar pollos, habrá poder, don Moisés.

COPETE DE CREMA: Una cosa es querer la paz y, otra, creer que es botín electoral. (Lo es). Por cuenta de la paz se relanzó Santos, por cuenta de la paz lanzó candidato Uribe, por cuenta de la paz hay compatriotas que seguirán arrimando pechuga, muslos, contramuslos, alas y hasta rabadillas a la brasa. Como “Pollos Mario” en el asador, se recalentarán de administración en administración. Y, mientras, la pobre paloma, al igual que en el stand up comedy, preguntándose: ¿Quién pidió pollo? No fueron los ciudadanos de a pie, seguro.

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