A menos de un año de las elecciones presidenciales de 2026, el Centro Democrático enfrenta un dilema que paraliza su rumbo: no logra definir quién será su candidato, mientras su líder natural, el expresidente Álvaro Uribe Vélez, se encuentra inmerso en un proceso judicial que limita su capacidad de liderazgo. La colectividad se debate entre mantener la cautela o tomar una decisión que les permita llegar con fuerza a la contienda presidencial.
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Esa indefinición no solo inquieta a las bases del partido, sino también a figuras históricas como José Obdulio Gaviria. El exsenador, asesor hoy del gobernador de Antioquia Andrés Julián Rendón, envió una carta al director del partido, Gabriel Vallejo, en la que advierte que el mismo error de 2022 –no unificar una candidatura a tiempo– podría repetirse con consecuencias fatales.
Gaviria propuso que se utilicen encuestas u otros mecanismos de consulta ciudadana para elegir un único candidato antes de agosto. Según él, la campaña ya comenzó, al menos desde que el presidente Gustavo Petro habló de una “Consulta Popular” junto al exembajador Armando Benedetti. Para Gaviria, el Centro Democrático no puede quedarse atrás.
Pero su propuesta ha chocado con dos grandes obstáculos. Primero, la postura de Vallejo, quien prefiere que sean los cinco precandidatos actuales –Miguel Uribe Turbay, María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Paola Holguín y Andrés Guerra– quienes lleguen a un consenso. Y segundo, el peso de la ausencia: Uribe, fundador y figura central del uribismo, enfrenta una etapa crucial en su juicio y no puede dedicarle toda su atención al rumbo del partido.
En su carta, Gaviria fue claro en otro punto: el mecanismo para escoger al candidato debe tener reglas auditadas por el propio Uribe. No en vano lo conoce desde la década de los ochenta, cuando apoyó su llegada al Senado, y fue su asesor tanto en la Gobernación de Antioquia como en la Presidencia. Aun así, el expresidente, que solía ser el gran ordenador de la política de derecha, hoy no termina de definirse sobre cuál es el mejor camino a seguir. Su incertidumbre se refleja en un partido que, sin timonel claro, intenta organizar una consulta mientras la marea política comienza a agitarse.