Caquetá al borde del caos por la resistencia a las petroleras

Caquetá al borde del caos por la resistencia a las petroleras

Todavía no se sabe qué pasará en el departamento, luego del enfrentamiento entre campesinos y el ESMAD. La incertidumbre reina

Por: Edilberto Valencia
septiembre 13, 2016
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Caquetá al borde del caos por la resistencia a las petroleras
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Los heridos y capturados del “Puente de La Resistencia” en el municipio de Valparaíso, la huelga de hambre que allí hizo el campesino Antonio Saldarriaga para visibilizar la resistencia campesina contra la entrada de las petroleras, los graves disturbios de los municipios de La Montañita, El Paujil y El Doncello, con heridos de parte y parte, con campesinos en cuidados intensivos, con policías heridos a machete y  a bala, con la empresa Petroseismic --contratista de Ecopetrol-- entrando furtivamente y de noche a las veredas como un ladrón, escoltada por El ESMAD y El Ejército, todo indica que El Caquetá se encuentra al borde del caos por la resistencia civil contra la entrada de las petroleras.

Los campesinos del Caquetá se quejan de la falta de socialización del gobierno nacional sobre la explotación petrolera en El Caquetá, puesto que ha adjudicado decenas de bloques petroleros a las multinacionales y a Ecopetrol, sin dar a conocer a los campesinos qué es lo que se va a hacer en sus territorios, temiendo que en sus parcelas acaben con el agua y por ende con su sustento, y la comunidad en general, teme que la explotación petrolera que se viene a la fuerza, acabe con el mayor tesoro que se tiene en la región, que es la rica biodiversidad que caracteriza a la entrada de la Amazonía colombiana.

Los campesinos que se han visto burlados por el gobierno nacional, con promesas que no se cumplen, como la cacareada socialización que nunca se hizo, con los planes de manejo ambiental que prácticamente no existen, con la burla que el presidente de Ecopetrol Juan Carlos Echeverry les hizo en El Paujil cuando les dijo que los equipos de las empresa contratadas para la sísmica suspenderían los trabajos, pero en realidad salieron de ese municipio porque ya habían terminado, con los evidentes desmanes del ESMAD evidenciados en videos en los cuales se observa cómo entran a las fincas arrojando gases lacrimógenos a diestra y siniestra sin importarle la presencia de niños, mujeres y ancianos, en fin, un caos que se está generalizando en todo el departamento porque la gente se solidariza con los campesinos quienes no solo son su familia, sino los que producen la comida para todos.

La premisa fundamental y generalizada de las comunidades del Caquetá es que no cambian agua por petróleo, que no se oponen al progreso pero no quieren que a nombre de ese progreso se destruya el ecosistema regional que es uno de los pocos que quedan en el mundo; la gente quiere otras alternativas de generación de energía, tales como la eólica y la solar, pero no quieren que se sigan explotando los recursos naturales como sucedió con el caucho, la quina y las especies maderables; donde se explota el petróleo, la miseria, la corrupción y la degradación de las costumbres se convierten en el pan de cada día y la tierra, que es la que produce el sustento, pasa de ser un hermoso manto verde regado por cientos de cristalinas fuentes de agua, a un desierto amarillo y hosco en el cual la vida es historia de un pasado mejor.

Los campesinos del Caquetá entienden meridianamente que la economía de su departamento en tiempos de paz depende de la agricultura, del maíz, el arroz, el plátano, la yuca, la piña, el cacao, la caña de azúcar, la carne, la leche, la producción ictiológica, es decir, los productos de la tierra cuando cuenta con agua, cuando no es un desierto como pretende convertirlo el gobierno nacional adjudicando bloques petroleros a las multinacionales, explotando inmisericordemente la región sin tener en cuenta lo que piensa el campesino, la gente que vive y que ancestralmente ha vivido de lo que produce su terruño.

Los alcaldes, unos más que otros, se han opuesto a la entrada de las petroleras argumentando las razones ya expuestas, incluso algunos como las alcaldesas de El Doncello y de El Paujil han tenido que interceder en los disturbios por defender los campesinos y han sufrido en carne propia con sus familias los efectos de los gases y la incertidumbre que producen los disturbios con explosiones por todas partes; otros, como el de Belén de los Andaquíes, ha buscado blindar jurídicamente a su municipio contra la entrada de las petroleras y el de Florencia ha manifestado públicamente su oposición a cualquier tipo de explotación petrolera en la cordillera que es la fábrica de agua de la ciudad.

El gobernador Alvaro Pacheco Álvarez no ha dicho esta boca es mía, simplemente se ha ido por los bordes del mantel para no mancharlo porque entiende meridianamente que la explotación petrolera es política de Estado, es política del Presidente de laRrepública y por eso se hace el de la vista gorda; teme que la mermelada que necesita para sus ambiciosos proyectos se esfume si el gobierno tiene la más mínima idea de que apoya a los campesinos, que defiende el agua y el territorio; para Pacheco son mucho más importantes las obras de cemento y su carrera política, que defender el agua de la tierra que lo vio nacer.

Por otro lado, al ESMAD le ha sido relativamente fácil controlar los disturbios en pequeñas poblaciones como El Paujil, La Montañita y El Doncello, pero Florencia es otra cosa, Florencia tiene más de 350.000 habitantes en su gran mayoría desplazados por la violencia, sin trabajo y con problemas de sustento diario; tiene dos canales de televisión, las señales nacionales, centros comerciales, numerosas sedes bancarias, más de 50.000 estudiantes entre universitarios y de secundaria, alrededor de 4.000 moto taxistas, 7 emisoras, páginas y revistas virtuales que mostrarían los desmanes al mundo en vivo y en directo  generando conciencia nacional sobre el problema de las petroleras; si los disturbios se generalizan en la capital del Caquetá, el problema de orden público será mayúsculo y quizás esa sea la única forma de que el gobierno nacional escuche a los campesinos y a los líderes que están trabajando en la defensa del agua y el territorio.

Sin lugar a dudas la resistencia civil contra la entrada de las petroleras tiene al Caquetá al borde del caos, si el gobierno nacional no escucha a la comunidad, si no se sienta a concertar con las gentes, con las autoridades regionales, sin jugar al engaño, buscando alternativas reales que permitan asegurar la conservación de la biodiversidad, si deja que las cosas pasen a mayores y se presenten disturbios en Florencia por ejemplo, el caos será generalizado y entonces la obsesión  de la gente de defender el agua y el territorio, se impondrá a los intereses económicos de las multinacionales que protege el gobierno que solo le importa asegurar los recursos del oro negro.

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