Después de más de 100 años de gobiernos de las élites de la derecha, que dejaron al país con graves problemas crónicos de desigualdad, pobreza, desempleo, corrupción, inseguridad y violencia, en agosto de 2022 asumió la presidencia Gustavo Petro, primer presidente de izquierda en Colombia.
Había muchas esperanzas, no que se solucionaran estos graves problemas, sino que al menos se iniciaran cambios de fondo, pero poco a poco esta posibilidad se ve más lejana. Según el presidente Petro sus logros han sido: 1.600.000 de Colombianos salieron de la pobreza y 1.100.000 salieron de la pobreza extrema en el año 2023; crecimiento de la economía en el 2,9 %; desempleo cayó al 8,2%; inflación pasó del 13% al 5,2%, la aprobación de la reforma pensional, en donde más de 3 millones de adultos mayores podrán recibir un auxilio mensual de $ 250.000; aunque la reforma debe ser revisada por la Corte Constitucional y tiene gran número de demandas. Estos logros deben ser contrastados con los datos de los indicadores sociales y económicos del año 2024, para ver si efectivamente estos aspectos han mejorado.
Por otra parte, en otras facetas de su gobierno, Petro ha demostrado que prima más su ideología que la conveniencia del país. Veamos: suspender la exploración de gas y petróleo, pues Colombia es un contaminador muy pequeño, comparado con los grandes contaminadores, que son los países desarrollados, eso ocasiona un grave hueco fiscal y deja sin dinero para la transición a energías limpias.
Nombramiento y soporte a personas en altos cargos, que lo apoyaron mucho en su campaña, pero que no tienen las capacidades para la ejecución de los planes y programas.
Confrontación con los EE. UU., por el tema de los deportados, con las graves consecuencias que esto puede traer para Colombia. EE. UU. es nuestro principal socio comercial y ha sido un soporte importante para Colombia en la lucha contra los grupos criminales.
Esta pelea puede ocasionar más desigualdad, desempleo, pobreza y subdesarrollo. Trump es una persona radical, supremacista, impulsiva, pero Colombia, como con Venezuela, debe adoptar una política práctica (Realpolitik), por los intereses del país y no por una ideología de izquierda o de derecha.
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