En aquella cabaña en Salgar la música tronaba. La noche transcurrió en medio de brindis y vallenatos en vivo. Era el 15 de octubre de 2022. Jonathan José Ospino Illera celebraba sus 21 años. Esa noche hubo dos muertos. El cumpleañero recibió seis disparos y el escolta de uno de los asistentes también murió. Este último recibió ocho tiros.
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La fiesta había empezado temprano. Había cervezas y whisky de sobra. Con los tragos en la mano, mujeres en la piscina, cuando la chispa que terminó balacera y luego en tragedia empezó. Algunos dicen que fue una discusión por una mujer. Otros comentarios que se escucharon con los días posteriores señalaban que Jonathan, el cumpleañero ofendió sin querer a un hombre de la familia equivocada, a un integrante del clan Vega Daza, una familia peligrosa de la Costa Caribe.
La rumba se transformó en gritos. Las botellas se hicieron esquirlas. Los asistentes desarmados intentaron huirle a la muerte detrás de los carros y bajo las mesas. Cuando las ráfagas se acabaron empezaron a contar los a los heridos y a los muertos. El escolta que murió, Rubén Ricardo Galea, le cuidaba la espalda a los Vega Daza.

La muerte de Jonathan José Ospino, quien resultó ser hijo adoptivo del peligroso Álvaro Luis Ospino Illera, un venezolano conocido en el mundo de criminales y narcotraficantes de la Costa Caribe como La Negra Dominga, fue la sentencia de muerte de varias generaciones de la familia Vega Daza. Cuando La Negra Dominga se enteró de la muerte de su hijo, la venganza empezó a planearse en su cabeza. Fueron 2 años de búsqueda que llegó hasta Europa. El exterminio fue una realidad.
Quiénes son los Vega Daza
Los Vega Daza eran una dinastía en el mundo del tráfico, así lo han dicho las autoridades y así los dice la historia oscura de la Costa, principalmente en Barranquilla y La Guajira. Los Vega Daza habían sobrevivido a guerras entre carteles, a traiciones internas, y la cacería por parte de las autoridades. Pero no sobrevivieron a la venganza.
La historia de esta familia, según los recortes de prensa, empezado en los años 70 con alias Gabi Daza, un hombre que entendió antes que muchos que el contrabando de drogas era el futuro. Bajo su mando, el clan tejió alianzas con el Cartel de la Costa y luego se puso al servicio de Pablo Escobar y su cartel de Medellín, así como de los hermanos Rodríguez Orejuela y el cartel de Cali y luego los enfrentó para quedarse con su poder en la Costa.
Ya en los 90, según la misma policía de Barranquilla, Gaby Daza se hizo escolta y sicario de pequeños narcos. Luego, en el 96, hizo parte de la banda de “Los Alcatraces”, liderada por, alias “Caracol”, otro peligroso hombre. También tienen el registro de que en los primeros años del nuevo milenio hizo parte de los paramilitares, para luego liderar banda de “Los 40” y los “Insignares”.
Hizo parte de los 20 delincuentes más buscados del país. Estuvo preso en la cárcel Modelo y la Picota, de donde salió por vencimiento de términos en agosto de 2010. Libertad que solo pudo disfrutar por 10 meses. Fue asesinado de ocho balazos en 2011. Por aquellos años no fue el único muerto. En total fueron ocho asesinatos.
Para esa época la siguiente generación ya caminaba sola. Y el control del clan quedó en manos de ellos. Según lo cuentan quien se hizo con el poder fue Rafael Vega Cuello, esposo de una de las integrantes de los Daza. A su lado estarían sus hijos Ronald Iván, Ray y Roberto Carlos Vega Daza.
El inicio de la mortal venganza
El 29 de junio de 2023, se ejecutó la primera parte del plan. Varios hombres con fusiles al hombro llegaron a la casa de Villa Campestre donde vivían Kike Vega Cuello y sus hijos, Ray Jesús y Ronald Iván Vega Daza. Nadie, excepto Roberto Carlos Vega Daza, el otro líder del clan, tuvo tiempo para pedir por su vida ni para huir. Las ráfagas convirtieron la sala en un escenario de masacre. Roberto Vega Daza, recibió un disparo en el hombro.
Roberto Carlos intentó desaparecer. Tomó un vuelo a España y se refugió en Valencia. Pensó que la distancia era suficiente para salvarse de la sentencia de muerte que se había firmado. No lo fue. “La Negra Dominga” tenía tentáculos largos y dinero y poder suficientes para llevarla a cabo y al parecer así lo hizo.

Alias “El Corroncho”, un antiguo socio de los Vega Daza que fue asesinado en Medellín el 21 de febrero de 2025, y quien les guardaba más rencor que lealtad, fue quien delató su escondite en España. Un día cualquiera, cuando Roberto Carlos creyó que la calma estaba de su lado, recibió un balazo en la nuca en una calle del centro de Valencia. Junto a él murieron dos socios más. Ese fue el final de los Vega Daza.
Mientras tanto, en Barranquilla, el presunto responsable de aquella exterminación, jugaba su papel. “La Negra Dominga” envió derechos de petición a los medios que hablaban de él y de su presunta venganza y de sus nexos con el crimen organizado. Pero las autoridades sabían la verdad y lo tenían fichado desde hace muchos años.
La captura de “La Negra Dominga” fue el 7 de marzo de 2025. Lo sacaron esposado de un lujoso apartamento en el edificio Torres Dilugano, en el barrio El Golf de Barranquilla. No opuso resistencia. Le encontraron varias armas y dinero en efectivo. El juego de La Negra Dominga también llegó a su final. Ahora no se sabe qué va a pasar en Barranquilla.
Las autoridades respiran un poco más tranquilas, pero nadie está en paz. Todos saben que detrás de un rey caído llega otro a ocupar su lugar. En el mundo del hampa nada está dicho, además cuando las venganzas inician, estas no tienen final. Solo cambia de manos. Y además la muerte nunca se toma vacaciones y nunca descansa.