Apuntes sobre 'La Metamorfosis' de Kafka

Apuntes sobre 'La Metamorfosis' de Kafka

"Una alegoría cruda a la gris vida del europeo de una época de grandes convulsiones sociales previas a la revolución rusa"

Por: Leandro Felipe Solarte Nates
febrero 04, 2021
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Apuntes sobre 'La Metamorfosis' de Kafka

Desde los primeros párrafos, como narrador omnisciente, con la minuciosa descripción anatómica del insecto en el que amaneció convertido el viajante de comercio Gregorio Samsa, Kafka abre la literatura fantástica a mundos paralelos que ironizan la realidad y nos sumergen en la tragedia del hombre promedio de la sociedad moderna: que al estilo de Tiempos Modernos,  la película de Chaplin,  es convertido en una pieza más del engranaje triturándolo entre poleas con su desaforado ritmo de producción y consumo de bienes, reducido a ser un simple ensamblador de la misma pieza y operario de máquinas, remunerado para que pueda sobrevivir y ser proveedor de cosas y solo valorado por sus interesadas empresas y familias, mientras sea productivo, no se enferme, y todos los días pueda coger puntualmente el tren rumbo a su prisión a sueldo.

Gregorio Samsa y su miserable vida de rutinas de esclavo asalariado, al estilo de los depresivos hombres de las enloquecedoras ciudades industrializadas, una mañana lluviosa y gris, no quiere, y tampoco puede, levantarse a continuar, como caballo de trapiche, dándole vueltas a los días y años que pasan, enterrándose cada vez más profundamente, en la misma trinchera de maltratos y ruindades que al final será su tumba.

Gregorio no soporta más tanto agobio del mando medio del comercio de telas, que ha ido a su casa a recriminarlo, porque no ha cumplido el horario del tren, y como puede, agobiado por el peso de la caparazón de insecto con que amaneció y su incapacidad de dominar las patitas que reemplazaron sus extremidades, se incorpora a intentar abrir la puerta de su austera habitación. Trata de hablar preocupado por las recriminaciones del supervisor, pero de sus mandíbulas de insecto salen destemplados y casi inaudibles aullidos que aterran al apoderado y a su familia. Cuando al fin con sus mandíbulas  logra hacer girar la llave en la cerradura, el monstruo en que se ha transmutado, los aterra a todos y produce la atropellada huida del apoderado y la reacción del padre intentando devolverlo, empujándolo con el bastón a su habitación, sin importarle si pueda hacerle daño físico.

Puede ser una alusión literaria a un hombre sumiso, que un día se rebela ante la tiranía de sus jefes y su familia —a quienes solo les importa, si produce bienes y lleva el pan y los artefactos a la casa—, y decide no levantarse a trabajar, y cuando quieren obligarlo, los manda a la mierda, provocando airadas reacciones de sus despiadados explotadores.

La Metamorfosis es una alegoría cruda a la gris vida del europeo de una época de grandes convulsiones sociales previas a la revolución rusa, la agitación de los obreros en Alemania, la caída del imperio turco y la disolución del imperio Astro-húngaro, al que pertenecía la ciudad natal del autor: Praga y antes a la primera guerra mundial, con el ocaso del sueño romántico en la vida y la literatura y con el   promedio de hombres modernos deshumanizados por las relaciones productivas, laborales, sociales y familiares tejidas por la creciente esclavitud industrial de la sociedad patriarcal, en donde el poder representado por los dueños de las fábricas y los padres autoritarios en las familias —como lo fue el de Kafka— convierten la vida cotidiana en una tragedia dickensiana, al estilo del Londres del siglo XIX, pero con gran énfasis en la devastación sicológica de las rutinas opresivas en una sociedad aplastante que riñe con el “tiempo perdido” en el que minuciosamente se deleita Proust, y al que destierra con sus rígidas normas de la eficiencia productiva y avasallamiento del Estado que aplasta y somete al individuo,  y riñe con prejuicios anquilosados que desmenuza Kafka y desarrolla a lo largo de las historias plasmadas en La metamorfosis, Carta al padre, El Castillo y El proceso entre otras de sus grandes obras.

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