No resulta extraño en Colombia escuchar que se presentan apagones parciales por daños en subestaciones, muchos de ellos causados por el fuego durante un incendio. En septiembre de 2015, se tuvo un gran apagón en el centro histórico de Cartagena por una conflagración. En el año 2013, en la Subestación eléctrica de La Candelaria, en pleno centro de Bogotá, se presentó un grave incidente que dejó sin servicio a más de 25 mil personas por varias semanas.
El último capítulo de esta historia se escribió el pasado mes de Febrero cuando se produjo un incendio de grandes proporciones en la casa de máquinas de la central hidroeléctrica de Guatapé, evento que tuvo una duración de 12 horas, y que actualmente tiene a Colombia en alto riesgo de racionamiento eléctrico.
Vale la pena entonces preguntarnos ¿El caso de Guatapé es una situación aislada?, ¿Está nuestra infraestructura eléctrica protegida contra los incendios? Lamentablemente la respuesta para ambos interrogantes es: NO. No es un caso aislado y, no, nuestra infraestructura eléctrica no está protegida. Lo cierto es que estos casos se ven más seguido de lo que quisiéramos y de lo que pensamos.
Ante un incendio, la vulnerabilidad de nuestro sistema eléctrico es bastante alta, básicamente porque no estamos debidamente preparados, bien sea porque nuestra infraestructura no cuenta con los mecanismos de detección y extinción de incendios necesarios, o porque no se realiza el mantenimiento preventivo suficiente, o porque muchas veces el personal encargado no tiene la competencia técnica para operar adecuadamente los sistemas. Después de la tragedia ya no hay mucho que hacer, más que investigaciones forenses que ayudarán a entender lo sucedido, pero que en nada repararan los daños ocurridos (humanos o materiales).
Universalmente la Protección Contra Incendios tiene dos premisas básicas, salvaguardar la vida humana como eje fundamental y garantizar la continuidad del negocio, cuando hablamos del sistema eléctrico colombiano. La continuidad del negocio (proveer energía eléctrica para los colombianos) significa que los centros de producción, las fábricas, las industrias, el comercio, los hogares y en general todos los colombianos, tengamos la posibilidad de realizar nuestras actividades cotidianas sin que un incendio afecte nuestras vidas. En este caso, la continuidad del negocio, es sinónimo de proteger a la economía colombiana en todos sus sectores.
Hoy, ante la coyuntura que nos encontramos, la Protección Contra Incendios debe ser una prioridad de la Agenda Pública Nacional. Un apagón causado por un incendio es una realidad palpable de la cual debemos protegernos.