Alejandro Echavarría nació en 1859 en Barbosa, Antioquia, tierra de otras figuras destacadas como Nicolás Gaviria Echavarría y Jimmy Sossa. Sin embargo, el caso de Alejandro fue muy diferente. Aunque estudió artes plásticas y carpintería, su verdadera vocación parecía ser el emprendimiento.
Se convirtió en una de las grandes figuras de Medellín, siendo uno de los principales impulsores de la industria paisa a comienzos del siglo XX.
Sus primeros pasos en el mundo empresarial se dieron en una enorme planta, la más grande del país en su momento, donde se producía mercancía al por mayor. Poco tiempo después, la muerte de su hermano lo convirtió en heredero de las casas comerciales que este había administrado. Ese sería el inicio de un gran negocio familiar que transformaría por completo la industria textil colombiana.

Este paisa, junto a su familia, fundó la Compañía Colombiana de Tejidos, más conocida como Coltejer, en 1907. Para lograrlo, Alejandro emprendió un viaje a Estados Unidos y Europa, con el fin de adquirir la maquinaria necesaria para arrancar el negocio que, años más tarde, sería un rotundo éxito.
La apertura de esta empresa dio un gran impulso a la industria textil y contribuyó significativamente al crecimiento económico del país. En sus inicios, Alejandro contaba apenas con un capital de 1.000 pesos oro, cuatro telares y doce hombres en la nómina.
La inauguración oficial de Coltejer se dio en 1909, curiosamente desde Bogotá. El encargado de poner en marcha la producción fue el general Gustavo Rojas Pinilla, quien accionó un botón y encendió la maquinaria instalada en Medellín.
Sin embargo, Coltejer no fue el único proyecto en el que Alejandro Echavarría dejó huella.
Coltejer y otros proyectos en los que estuvo involucrado Alejandro Echavarría
Aunque lo logrado con Coltejer fue significativo, Alejandro se involucró en otros proyectos que también impactaron de manera profunda a Medellín. En 1885, fue uno de los fundadores de la Compañía de Instalaciones Eléctricas, empresa que llevó por primera vez luz eléctrica a la capital antioqueña.
Además, en 1912 fundó el Banco Alemán Antioqueño, consolidando su influencia en el sector financiero. Pero su legado también alcanzó el sector salud: en 1916 fundó el Hospital San Vicente de Paúl, movido, según se cuenta, por el deseo de salvar a su esposa, quien en ese entonces enfrentaba problemas de salud.
En paralelo, Alejandro también consolidó una gran familia. Se casó con Ana Josefa Misas, con quien tuvo diez hijos. Junto a ellos, más adelante, seguiría fortaleciendo los negocios familiares.
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Sin embargo, aún faltaba uno de sus proyectos más ambiciosos: revolucionar la aviación en el país.
Junto a algunos socios, Alejandro fundó la Compañía Colombiana de Navegación Aérea. Este proyecto es considerado como el nacimiento de la aviación comercial en Colombia. La empresa arrancó operaciones en 1919 con cuatro aeronaves F-40 y un avión F-60 Goliat, aunque su primer vuelo se realizó en 1920, cubriendo la ruta Cartagena–Barranquilla.
Un verdadero hito que abrió el camino para el desarrollo del transporte aéreo en el país.
Echavarría se mantuvo como socio mayoritario de esta empresa por varios años, demostrando su incansable espíritu empresarial. Un hombre que no solo impulsó notablemente la economía de Medellín, sino también la de todo el país.
Su legado trascendió generaciones, pues varios de sus hijos se encargaron de gerenciar importantes empresas nacionales, siguiendo el camino que Alejandro trazó.
Sin duda alguna, un personaje fundamental en la historia económica y empresarial de Medellín y Colombia.
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