¿Abogados, dónde dejaron sus togas?

¿Abogados, dónde dejaron sus togas?

"Qué triste es verlos en los tribunales sin el más importante símbolo de nuestra tradición. Sin ella solo son cuerpos desnudos privados de dignidad y autoridad"

Por: Martin Eduardo Botero
octubre 29, 2019
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¿Abogados, dónde dejaron sus togas?
Foto: Pixabay

Queridos lectores, recuerdo la emoción especial que sentí el día que me puse por primera vez la tradicional toga negra en el marco de una acción judicial incoada ante un tribunal italiano, el ambiente mágico que se respiraba, respetado por todas las partes, el prestigio y la gran autoridad y confianza, confianza en Dios y en el hombre, así como la confianza en la ley que, de alguna manera, es el que da sentido a todo esto, incluso cuando no lo parece. Han pasado veintitrés años y medio desde aquel día que dejó una huella imborrable en mi vida. Una emoción enorme y una vivencia única de la cual ningún abogado defensor en ninguna cultura es inmune. Magistrados y abogados comparten un mismo atractivo por la nobleza de la toga que sustenta la causa a que nos dedicamos y los beneficios que resultan para la sociedad, para la justicia, para la libertad, para la equidad, para reducir los abismos intolerables que nos separan, basados en el respeto mutuo y valores éticos. “Los abogados y los magistrados frecuentemente están en el foco de atención de los medios y su papel como garantes de la justicia también debe expresarse a través del decoro del vestido como símbolo de la dignidad de las instituciones y la garantía del cumplimiento de los códigos”. Habría que hacer hincapié en la gran riqueza y la significación histórica y cultural de la toga como símbolo del derecho de defensa y de la dignidad de los letrados. La Toga garantiza el debido respeto y cuida las formas de ejercicio de la jurisdicción, ya que fortalece el prestigio y la autoridad moral de los letrados y, por ende, proporciona la protección exigida por las normas de procedimientos en relación con los procesos judiciales y la tramitación de causas.

 La toga era y sigue siendo un valioso símbolo del derecho de defensa, de la hidalguía y serena firmeza de los profesionales del Derecho cuyas múltiples virtudes son únicas, al defender las causas más justas de la dignidad y la libertad humana. Un vestido que desde su nacimiento aporta al abogado la autoridad intelectual, moral y profesional en el mundo del derecho, que contribuye a la conservación e influencia del rango legal y nivel erudito de la abogacía. Nuestra toga —cuyo nombre está relacionado con el verbo latino tego, "cubrir"— no es solo un tipo de vestimenta especial de los letrados de la defensa, o un símbolo de prestigio incluso una formalidad o una obligación, sino también, y, sobre todo, la imagen positiva de nuestro sistema de justicia y de la visibilidad de su labor y de su importancia que guarda relación directa con una tradición milenaria que se remonta hasta el tiempo de los romanos, el buen gusto y el decoro corporal o responsabilidad social y respeto de parte de quienes están llamados a tomar decisiones que afectan la libertad y la riqueza de los ciudadanos, el estatus de ser «persona erudita», dueña de conocimientos, competencias profesionales y medios técnicos. La toga es todo un símbolo de pertenencia e independencia. Es el deber y la responsabilidad para con los demás y con la sociedad en su conjunto de modo que pueda cumplir con la función de velar por la legalidad formal y material, los derechos humanos y la equidad, y en ello el papel esencial como responsables y garantes del ordenamiento jurídico y constitucional. También garantiza que en el ejercicio de su autoridad y legitimidad el abogado y el magistrado deben respetar la dignidad humana y los derechos y libertades de las personas.

Todavía tenemos que entendernos sobre qué significado tiene el sustantivo femenino, de origen del latín tego, toga. Toga, para nosotros, significa autoridad, calidad, originalidad y profesionalidad - mayor visibilidad (permite identificar al profesional del derecho) y sentido del trabajo; toga significa la búsqueda de la verdad y de la justicia, pero también fortalecimiento de las instituciones de justicia y seguridad, y en la aplicación de la legislación pertinente; toga significa conseguir un equilibrio entre la humildad, el sentido común, la determinación, la capacidad y la pasión por defender los derechos de los demás en aras del bien común; toga significa respeto a la democracia y también a los derechos humanos; toga significa equilibrio y respeto en el procedimiento, y no miedo al conocimiento; toga significa ser objetivo —y aparecer como objetivo en su causa—garantizar una respuesta coherente y eficaz a las necesidades de los clientes y evitar todo solapamiento: destaca la necesidad de un desarrollo equilibrado de las dimensiones interior y exterior y basarse en una visión positiva a largo plazo, que combine una estrategia clara y coherente que pueda comunicarse de manera simple y eficaz en situaciones tanto rutinarias como adversas y de emergencia. Y de orgullo, porque significa calidad, confianza, compromiso e integridad, generosidad y la pasión por el derecho y el cariño por el país y por los clientes.

La toga ha actuado como un valioso escudo protector contra las injusticias y las violencias que sufren las personas. La toga es, de hecho, el emblema externo de la muy alta función social, intelectual y moral del abogado. Es la vestimenta —la toga es un vestido que cubre otro vestido— que distingue el papel muy importante de la defensa en la dialéctica del proceso y el punto de referencia para el ciudadano que confía en él cada vez que ve violados sus derechos, y en el ámbito público y privado (véase, Luisa Camboni Avvocato in Toga). En el momento en que el abogado viste la toga en el interior del tribunal y frente a la autoridad judicial se pone al servicio de los intereses del ciudadano, convirtiéndose en su medio e instrumento para la obtención de la verdad, la justicia y la reparación, conforme a la ley y los principios de justicia. Cierto no significa que, sin una toga, el abogado no esté sujeto a los mismos principios deontológicos. Por evidente que esto pueda parecer, carecemos de un concepto uniforme e integral de lo que significa la toga en el contexto de la administración de justicia, sobre el verdadero significado para los derechos de los ciudadanos. Muchos abogados aparecen en los tribunales de manera informal ... (¡si no indecente!). Para mí es un dolor y una tristeza muy grande ver cómo van vestidos nuestros letrados en traje y corbata, en una camisa de negocios o chaqueta si es una joven en una audiencia pública ante un tribunal. Esto es en la práctica un atropello de la dignidad y de la justicia, la aniquilación de la cultura y la identidad de la profesión de abogado, despojarnos de uno de nuestros símbolos más importantes y conocidos de nuestra historia, de los "frutos del espíritu" de cada letrado: amor, paciencia, generosidad, amabilidad, mansedumbre, perdón, piedad, esperanza y pureza.

Francesco Carnelutti escribió: "La toga es un traje majestuoso que magnifica no tanto a la persona pero la función y el orden social que provee la investidura [...] y subraya la separación entre los oficiantes del rito y los demás". En la imaginación colectiva, el juez representa en carne y hueso la justicia; renunciar a la ropa y cubrirse con una prenda que evoca deferencia y respeto expresa una garantía de imparcialidad. La toga se usa para expresar el significado de "vestir" al magistrado (o al abogado), quien debe deshacerse de su ropa personal y así expresar plenamente la garantía de imparcialidad, que se logra mediante la sujeción exclusiva a la ley y, por lo tanto, su conformidad". Son pocos los que tienen una noción de cuál es el verdadero y original significado espiritual de la toga y trataremos de explicar sus raíces y su pasado histórico, que le han dado al mismo tiempo y a lo largo de los siglos un encanto especial. Para abordar el verdadero significado y la trascendencia de la Toga es preciso destacar aspectos cruciales, por lo menos en la forma en que ha evolucionado y se ha integrado en el sistema ordinario de cortes y tribunales.

Sus orígenes datan de la antigua Roma

Las raíces de la toga se remontan a los más antiguos orígenes de la antigua Roma. La toga blanca era el emblema de los cargos públicos, del poder civil, de la actividad política y usada por la nobleza, simboliza la pureza de la función ejercida de quienes las llevaban con orgullo (la toga era una prenda noble y, en cualquier caso, no era usada por la plebe), ya conocida en el Medioevo (momento en que la toga cambió a negro, típico del período histórico, donde reinaban el oscurantismo y la inquisición, como vestimenta solemne para magistrados, patricios, personas de rango e incluso para médicos) y en épocas más recientes, con la cual tiene características comunes. A lo largo del tiempo, la toga experimentó profundos cambios en comparación con el modelo romano original, volviéndose la tradicional vestimenta de jueces y abogados en el marco de los procedimientos penales, así como en las ceremonias solemnes y reuniones públicas de académicos y profesores universitarios.  Después de muchos siglos, la toga reaparece en Venecia en el siglo XIV. Era el vestido de los senadores, de los nobles, de los magistrados: desde Venecia el uso se extendió entonces en toda Italia (ver).

Cedant arma togae

No podemos no recordar la locución “Cedant arma togae”, concedat laurea laudi —famosa frase de Cicerón, De officiis, I, 77— cuya traducción literal es: "Que las armas cedan a la toga", y, junto, la corona de laurel [es decir, el triunfo militar] la fama ceda ante el mérito [es decir, a la gloria civil]. Esto significa que las armas dan paso a las magistraturas civiles, a la actividad pacífica a las leyes, a aquellos que llevaban el "paño negro"; y, es decir, que se abandonen las armas y que la solución de los casos se devuelva a la persona del abogado, profesional de la palabra. En la antigua Roma había diferentes tipos de togas: la “toga praetexta” era la vestimenta principal del ciudadano romano; la "toga virilis", o pura, era el símbolo de la mayor edad, de virilidad y ciudadanía y la "toga purpúrea" o imperial, era el privilegio del emperador.

Deberíamos intentar recuperar la esperanza de aquella época emocionante y hacer realidad una visión compartida del ejercicio de la abogacía que esté en paz consigo misma y se enfrente al futuro con confianza y determinación: no solo como un nuevo desafío de los nuevos tiempos, sino también como un redescubrimiento de un ritual de la ley antigua estructurada de acuerdo con los cánones codificados de nuestra historia y espiritualidad desde nuestros orígenes —una serie de normas y principios escritos y no escritos—. En este sentido, la búsqueda de un significado ético más profundo y esencial en su paso hacia la ciudadanía y el compromiso civil y el equilibrio, en una continua tensión entre la contemplación y la acción, entre la formación y el apostolado. Alimentar una visión y finalmente hacer realidad un sueño, desde hacía mucho tiempo acariciado, que me hace muy feliz.

La toga en el día de hoy

En Italia, las disposiciones que describen la manera de vestir de los jueces y abogados están contenidas en la ley del poder judicial aprobada con r. d. 14/12/1865 n.2641. Estas describen en detalle los requisitos: los colores —un color diferente muestra la diferente profesionalidad del ejecutor de la ley—, los materiales (lana o seda), las borlas cada una de diferente color y los cordones en diferentes colores porque las simbologías vinculadas a él son diferentes y pueden manifestar la diferencia entre togas para abogados y magistrados, por ejemplo, para los jueces de tribunales de casación son de color oro y para los jueces de tribunales ordinarios son de color plateado. La ley establece la obligación para todos los letrados, pasible de sanción disciplinaria, de usar la toga en audiencias públicas de cortes y tribunales y ante los ilustres colegios de abogados y el consejo superior forense.

Incluso en el color se determinan las diferencias: para nosotros los abogados la toga negra, su uso es más recurrente en el campo penal y menos en el civil; la toga roja es un símbolo de jurisdicción específica para áreas administrativas y contables, por lo tanto, TAR (los magistrados que pertenecen a la jurisdicción administrativa), Consejo de Estado y Tribunal de Cuentas y de los jueces de Casación, la toga negra por lo general pertenece a la jurisdicción ordinaria. Los abogados usamos la toga porque es un símbolo externo o fuero de libertad y de independencia, de legitimidad y de prestigio profesional y credibilidad. Es el aspecto externo alrededor del que se realiza no solo un ritual judicial, sino también una serie de códigos no escritos bien presentes en el poder judicial y en la profesión legal, y que consecuentemente cree más seguridad para todos: “Nosotros los abogados siempre debemos usar la toga consciente de no estar sujetos a una obligación, sino de ser admitidos a un honor y a un privilegio; honor y privilegio fuentes de gran responsabilidad” (Art. 105, de la ley de 25 marzo 1926, n.453).

El profesional del derecho garantiza y protege el derecho constitucional a la inviolabilidad de la defensa. El defensor lleva a cabo un trabajo noble, que tiene su base en la Constitución y su autoridad en la historia. Y para reforzar esta lucha, es bueno no olvidar las palabras de Calamandrei cuando afirma: "El abogado sobresaliente es el que puede hablar en audiencia con la misma simplicidad y la misma franqueza con la que hablaría al juez que se encuentra por la calle: el que, cuando viste toga, logra darle al juez la impresión de que puede confiar en él como si estuviera fuera de la audiencia”. A este respecto las palabras de la prestigiosa colega Luisa Camboni cuando asevera que “No es suficiente usar la toga, no es suficiente despotricar con libertad, independencia ... si dentro de nosotros los abogados no somos libres de conciencia, independientes en el ejercicio de la profesión, como se estipula en el art. 10 del código forense deontológico "Deber de independencia": En el ejercicio de la actividad profesional, el abogado tiene el deber de preservar su independencia y defender su libertad de las presiones o condicionamientos externos [...] ".

La toga es algo excepcionalmente bello, el símbolo de un sector fundamental de la vida de un Estado que garantiza los Derechos y la Justicia, condición fundamental de cualquier democracia verdadera, y nos auguramos que siga siendo ese símbolo de libertad y esperanza que fue en sus orígenes. Amén.

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